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Al conmemorarse el Día de los Derechos Humanos, el presidente Evo Morales se ufanó de que su gobierno los respeta a tal punto que ahora “el Estado Plurinacional pasó de los derechos individuales a los derechos colectivos”. En su criterio, se avanzó tanto que hemos pasado a otra etapa, “ahora estamos en otra batalla de los derechos de la Madre Tierra”.
Si revisamos las leyes promulgadas durante la dilatada gestión de Morales, incluida la todavía nueva Constitución Política del Estado, encontraremos que, en efecto, son muchas las normas que se han dictado en procura de la defensa de los derechos humanos. Más aún, el “Informe Sobre el Ejercicio de los Derechos Humanos en el Estado Plurinacional de Bolivia” del Defensor del Pueblo reconoce esos avances pero advierte que “en términos de normativa, se mantiene y aún se profundiza la desvinculación entre la promulgación de normas y su aplicación en la cotidianidad de la gente”.
En otras palabras, el avance en papeles es grande pero su aplicación en la vida diaria es casi nulo. La afirmación se respalda en los datos incluidos en el informe que, como cada año, sólo abarca el periodo 2012-2013.
El documento tiene 163 páginas y abarca 21 temas vinculados a los derechos humanos. Muchos son escabrosos, como la situación de los saturados recintos penitenciarios, pero, para tener una idea de cómo andamos, tomemos como muestra el informe sobre el sector más vulnerable, el de los niños.
Según el informe, “el 83% de las niñas, niños y adolescentes (bolivianos) sufren violencia en sus propios hogares o escuelas, a través de la práctica del castigo físico, mediante golpes e insultos de sus propios padres, madres, maestros y su entorno familiar” y “1.2 millones de niños, niñas o adolescentes alguna vez han sido castigados físicamente”.
Pero lo realmente alarmante es la violencia sexual: En nuestro país, “cada día 16 niñas o niños sufren vejámenes sexuales” y sólo cinco son denunciados. “A nivel mundial, en promedio el 8% de niños y niñas menores de 18 años sufre algún tipo de violencia sexual; en Bolivia el promedio es de 23%”, agrega.
Los niveles de violencia que afectan a otros sectores son igualmente alarmantes. Entre enero y octubre de este año hubo 139 asesinatos de mujeres, “el promedio de asesinatos por día subió de 7,8 a 8,5 entre las gestiones 2011 y 2012 y los casos de trata y tráfico suceden prácticamente cada día”.
Tal como señala el informe, “la violencia no solamente ha crecido, sino que se ha intensificado y extendido”. ¿Cuáles son las causas? El informe menciona algunas y una de ellas es la impunidad. Detallar las razones de esa impunidad ocuparía más páginas que las que tiene el informe defensorial pero quizás una de ellas se manifestó ante nuestros ojos en estos días, cuando el presidente increpó a la Defensoría por sus acciones en contra de la violencia contra los cuarteles. Según el jefe de Estado, las quejas mermaron el rendimiento deportivo de los soldados.
Y es que los cuarteles siguen siendo lugares donde se violan los derechos humanos. Este año hubo 12 muertos, en circunstancias aún no aclaradas, y hay 177 denuncias contra militares.
La vida humana no tiene precio pero el presidente se preocupa por un supuesto bajón en el rendimiento deportivo de los soldados. ¿Así podemos hablar de respeto a los derechos humanos?
(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.
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