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El hallazgo de un tapado de monedas de oro en Colquechaca, capital de la provincia Chayanta de Potosí, no solo sorprendió al país sino que hizo surgir dudas respecto al pasado de Bolivia y, de paso, de Argentina.
Las dudas se justifican debido a que nadie está obligado a conocer la historia en detalle. Incluso el presidente Evo Morales se confundió al ver símbolos que hoy son considerados argentinos y, por ello, llamó “monedas argentinas” a las piezas recuperadas por la Gobernación de Potosí.
Para empezar, es preciso decir que la palabra “tapado” aparece como “tesoro enterrado” en la novena acepción de esa palabra en el Diccionario de la Real Academia Española. El detalle es que tiene ese significado solo en tres países, Argentina, Bolivia y Perú.
Se incluyó ese significado debido a que, durante la Guerra de la Independencia, Potosí era el principal lugar de saqueo de los ejércitos, tanto realistas como patriotas. Tropas que ingresaban a la ciudad se dedicaban a saquear las casas en busca de los tesoros de los potosinos así que estos optaron por enterrarlos en sus patios o emparedarlos tras los gruesos muros de sus viviendas. Muchas familias optaron por huir de la Villa Imperial y, al hacerlo, enterraron sus fortunas en las afueras con la esperanza de volver después. Algunos nunca más lo hicieron y es por eso que no se descarta la existencia de tapados en las afueras de Potosí.
Las monedas de Colquechaca estaban enterradas por otras razones. Existe constancia de que los ejércitos de Manuel Belgrano y Juan José Rondeau, que llegaron hasta la Villa Imperial, mandaron a acuñar monedas de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1813 y 1815, respectivamente. Cuando los españoles recuperaron Potosí, ordenaron que esas monedas sean entregadas para volver a fundirlas con símbolos realistas pero muchos optaron por ocultarlas, enterrarlas… taparlas… Es lógico suponer que por eso se enterró una fortuna en monedas de plata en Colquechaca.
Las monedas recuperadas tienen la leyenda “Provincias del Río de la Plata”, un sol y otros símbolos patrios de Argentina pero también llevan los sellos de la Casa de Moneda de Potosí porque allí es donde fueron acuñadas. La explicación para eso es sencilla: entre 1810 y 1816 existió un Estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata que abarcó a los actuales países de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Durante ese tiempo, estos cuatro países fueron uno solo pero no se utilizó el nombre del primero.
El nombre Argentina está vinculado a Potosí. Alejo García, sobreviviente de la expedición de Juan Díaz de Solís, supo que más al norte de donde llegó existía un lugar con abundante plata y marchó hacia allá. Así arribó hasta Potosí de donde se llevó muestras del codiciado metal pero, al volver al sur, fue muerto por los indios payaguás. Los sobrevivientes contaron lo que habían visto y así surgió la leyenda de la Sierra de Plata. Por ella, el Río de la Plata recibió ese nombre y Argentina empezó a llamarse así, primero poéticamente, y oficialmente mucho después.
Cuando el Virreinato del Río de la Plata declaró su independencia, el 25 de Mayo de 1810, la primera Junta de Gobierno, presidida por el potosino Cornelio Saavedra, le dio al territorio el nombre de Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1816, el Congreso de Tucumán cambió el nombre a Provincias Unidas en Sudamérica.
Aunque antiguo, el nombre de Argentina comenzó a utilizarse oficialmente recién a partir de 1860 así que es incorrecto decir que las monedas halladas en Colquechaca eran argentinas. Podemos llamarlas rioplatenses o, mejor, monedas potosinas.
(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.
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