Opinion

TERCER FORO ANDINO AMAZÓNICO ¿VIVIR BIEN SIN TERRITORIO, ALIMENTOS, NI DERECHOS?
Soberanía Alimentaria
Katherine Fernández
Jueves, 10 Septiembre, 2015 - 19:45

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En estos momentos de tanta tensión para organizaciones no gubernamentales que se dedican a la investigación, hablar sobre el vivir bien de territorios rurales donde se violan los derechos y se acelera el extractivismo, es como hacer una marcha en dictadura sin testamento bajo el brazo.

El 23 y 24 de septiembre se llevará a cabo en La Paz, el tercer Foro Andino Amazónico, con la participación de Brasil, Perú, Colombia, Paraguay, Argentina y Bolivia. El programadel evento recupera los puntos neurálgicos del debate sobre el tipo de desarrollo que precisamos, ya que la extracción de materias primas no renovables está llegando al colapso de la insostenibilidad.  Ya llevamos varios años preguntándonos sobre los mecanismos para aplicar soluciones y transformar las políticas nacionales hacia el bienestar de todos,pero hasta ahora solo hemos logrado incluir en la discusión a la Madre Tierra que debate con su propio lenguaje de eventos climáticos extremos provocados por la acción humana.

Ya sabemos que el desarrollo insostenible es el problema y necesitamos aplicar soluciones inmediatas. El foro aportará con experiencias y testimonios, pero además con el espacio mismo como oportunidad para organizarnos y actuar.

Durante la  última década la región amazónica ha intentado confeccionar herramientas de lucha a partir de una estructura constitucional que permita legislar la protección de los recursos naturales para que no se acaben, tal es el caso de Ecuador y Bolivia que han incorporado el vivir y los derechos de la Madre Tierra en su cosmovisión normativa, pero que no ha podido ser implementada en la realidad,se ha quedado en el articulado tanto como en unas cuantas oficinas púbicas que no influyen en las decisiones gubernamentales.  Pensábamos que redactar una nueva Carta Magna inclusiva era una victoria para los pueblos, pero cada acción anticonstitucional que facilita los negocios de extracción de materias primas en nuestros países, encuentra justificación y legalidad en la práctica, sea a través del chantaje o de la fuerza pública.

El elevado costo social directo por la imposición del extractivismo lo pagan los indígenas y campesinos con sus vidas ygrandes extensiones de los territorios a los que pertenecen. El despojo directo, la compra forzada, el desplazamiento y la migración escalada son monedas de cambio entre lo rural y lo urbano, donde las ciudades latinoamericanas cargan con los cinturones de pobreza y los desbordes de la informalidad, mientras que las zonas rurales de recursos estratégicos quedan a merced del capital extranjero que controla la extracción sin siquiera estar presente para rendir cuentas.

La región andinoamazónica asiste hoy a un concierto de movilizaciones sociales que tiene la tendencia a convertirse en el elemento paralelo que forma parte del capitalismo y va creandoinsensibilidaden la ciudad, donde cada día nace una nueva autoridad que toma las peores decisiones.

Cada vez que se ha explorado modelos alternativos a la ejemonía de mercado, se han encontrado mecanismos y metodologías locales con las que distintos sectores sociales logran sobrevivir en el campo y en la ciudad, en la medida en que su capacidad organizativa se lo permite y atiende necesidades constantes. Grupos de mujeres, familias agricultoras, sindicatos o cooperativas e incluso las víctimas de las distintas violencias clasificadas, se están agrupando para defenderse.Lo que nos hace falta es dimensionar estos modelos locales para ajustarlos a niveles nacional y regional, que nos permitan romper con la dependencia económica y la cadena de poder que en verdad nos teme más que nosotros a él.

El foro es una vitrinay amplificación de las denuncias rurales, de las experiencias concretas, de las estrategias populares y del trabajo intelectual de investigación que nos explique por qué nos pasa lo mismo en todos los países y por qué todos juntos tenemos elmismos miedo y aletargamiento.Luego nuestra pregunta una vez más será: ¿Y ahora qué hacemos? La respuesta es que no pasará nada beneficioso si no asumimos responsabilidades políticas cada uno de nosotros mismos.