Opinion

Prosperando
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Miércoles, 4 Octubre, 2017 - 09:57

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En todos los municipios del país se ven obras de toda índole; pero si se observan con detalle se advierten que las mismas no van en beneficio directo de la mayoría de los habitantes, no existe el tan publicitado desarrollo solidario y sustentable que permita mejorar las condiciones de vida de los más pobres o necesitados de atención.

Pese a la prédica del gobierno actual de luchar por reducir las desigualdades y asimetrías sociales, éstas se mantienen intactas, los beneficiados siguen siendo un reducido grupo, generalmente afín al poder local. Por ejemplo, desde hace años son las mismas familias o clanes consanguíneos que detentan el dominio económico y político en las comunidades. Sus mayores eran militantes activos de los partidos tradicionales en la línea neoliberal, acostumbrados a mandar, a someter al pueblo; es decir, a los más débiles. Disponían de haciendas y vidas.

Cuando el MAS-IPSP asciende al poder, los cotidianos politiqueros, o se pasan a la nueva alianza política o logran que sus hijos o descendientes levanten en alto la bandera masista, enarbolen la wiphala sin saber siquiera su origen; pero alcanzan la bendición de Evo Morales para que sean candidatos a las alcaldías, gobernaciones u otros puestos para seguir ejerciendo dominio sobre el pueblo.

El discurso es elocuente cuando el municipio es visitado por el Presidente. El mandatario pide proyectos a diseño final y el financiamiento llega, aparecen las obras; tinglados, canchas de césped sintético, campos feriales, hipódromos, proyectos lácteos, semillas, mi agua, mi riego y muchos otros, según sea la “vocación productiva” de la región.

¿Se ha mejorado la vida del verdadero campesino? ¿Sus productos llegan fácilmente al mercado? ¿Se les paga como debe ser por su ganado que ha costado producir? ¿Su jornal es lo que realmente corresponde? ¿La educación de sus hijos es de calidad? ¿Cuántos bachilleres egresados en el campo logran ingresar a la Universidad? ¿No son estos grupos de poder que también son docentes a la vez o sus esposas e hijas? ¿Dónde está eso de impulsar el desarrollo industrial-científico tecnológico del municipio?

El poder local se mantiene intacto a tal extremo que las obras se adjudican también a quienes están en el entorno del clan, hasta el abastecimiento de materiales, la atención de la pensión a los trabajadores mientras dura la obra también es entre familiares, la señora del mercado que también cocina no se beneficia, la cuestión es llevar todo el agua a un mismo molino. ¿Es exageración todo cuanto se dice líneas arriba?

Hay obras que no son pertinentes. No se puede concebir canchas de fútbol con césped sintético en municipios donde las temperaturas llegan hasta los 40 grados porque cuando se sufre una caída al jugar el nylon quema, se levantan ampollas en el cuerpo. Pero de éstas obras existen en muchas alcaldías y que costaron varios millones de bolivianos. ¿Inversión productiva? ¿Beneficia a la gente de pueblo? ¿Qué tiempo durará? ¿Y los hipódromos? ¿Le servirá a la gente de monte adentro?

La participación efectiva de la ciudadanía en la toma de decisiones es simple prédica. Las organizaciones sociales o están copados por los mismos de siempre o sus líderes han sido embolsillados por los poderosos a cambio de migajas; pero al que se opone u observa el abuso, la prepotencia se le da un escarmiento hasta que tiene que dejar el municipio para resguardar su integridad y su familia.

Estas son cuestiones de fondo que no se ha tocado en el Estado Plurinacional, excepciones no sobresalen; pero para el observador se hace patente. ¿Se advierte que en el futuro tendrá cambios para mejor? ¿Volver al pago, al pueblo, se hace atractivo?

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S-031017