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Nuestra educación no será una tasa de leche pero hoy tenemos igual o mayor número de niñas que varones en las escuelas y colegios; en las Universidades sucede lo mismo, inclusive en carreras que hasta hace poco era exclusiva para varones hoy suman las damas.
En otras partes del mundo sólo la intención de una mujer educada, es pecado, sino veamos, con criterio, el secuestro de doscientas niñas en Nigeria a manos de un grupo extremista islamista identificada como “congregación del pueblo de la tradición para el proselitismo y la Yihad”, Boko Haram que traducido es: “la educación occidental es un pecado”.
En este país del África las mujeres ven como una salvación el acceder a la escuela, la escolarización femenina es un privilegio, se ve con ilusión alcanzar una profesionalización para migrar a otros países donde hay oportunidades de realización como persona; mientras que en Nigeria sólo son vistas como instrumentos de procreación, la esclavitud o ser casadas desde los nueve años.
No hay duda de que en Bolivia hemos avanzado mucho en el acceso a la educación, no ha sido fácil pero las oportunidades se presentan más que en otras partes del mundo, sin considerar religión, estatus social, procedencia u otras taras que nos hicieron mucho daño.
No siempre fue así. No debemos olvidar que durante la colonización los españoles tenían un sistema educativo elitista, prohibido para los nativos en general; en la República igualmente el privilegio era para los hijos de los hacendados, los de la rosca, la falsa “clase social” de alcurnia, se creía que el sistema de producción minero feudal no requería de una población educada, menos de las mujeres.
No se puede dejar de lado la mentalidad machista de las familias en el campo que restringía el acceso a la educación de las niñas. “Basta con que sepa leer y escribir”, era el pensamiento, sólo el varón podía seguir estudios hasta el bachillerato o la Universidad, la mujer: a las tareas domésticas, el pastoreo de los rebaños o la casa.
En Bolivia, gracias a la Democracia y la lucha del pueblo, han sido mujeres que presidieron el país: Lidia Guiler y Rebeca Montaño, sea por corto tiempo, pero allí estuvieron. Fue una mujer que presidió la última Asamblea Constituyente, dirigieron en el parlamento hoy Asamblea Plurinacional, encabezan Ministerios y no pocas están en la responsabilidad de conducir instituciones importantes en el escenario político, económico y social, hoy una mujer asume la responsabilidad de Rectora de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca.
¿No es verdad que estamos mejor? ¿Qué sería de la televisión sin las presentadoras? ¿No son más las maestras en escuelas y colegios? ¿No tenemos mujeres con grado de general en la Policía y las FF.AA? ¿En las familias monoparentales cuántas son las jefas? ¿No tenemos algún familiar mujer que se destaca en el mundo profesional? ¿Concebiríamos un pecado que la mujer hoy se eduque? ¿No sería más bien pecado no permitir que una niña vaya a la escuela?
La situación de las niñas en Nigeria, en varias partes del África, ha llamado la atención del mundo, no se puede concebir que sean obligadas al matrimonio desde los nueve años, ser esclavas, amenazadas de ser subastadas en el mercado al precio de doce dólares, que la educación sea un pecado, que las niñas sean sometidas a las peores vejaciones sexuales, amenazas, inseguridad y tantas cosas.
En Bolivia estamos bien, pero podemos estar mejor si evitamos tener la “imillita” en casa, si las autoridades abren los ojos ante las famosas “fiestas de cholitas” de los fines de semana, que los padres, (ya pocos por cierto) crean que la niña debe ir a la ciudad “para aprender cosas domésticas” y que todavía haya gente que las reciba en esa condición, que la “nocturna” es para ellas, la amenaza y el mercado de la trata y el tráfico de personas, más en mujeres que hombres que hoy es noticia cotidiana.
Lo bueno es que en nuestro país casi todos, de 15 años para arriba, sabemos leer y escribir, el 97,49% de hombre y el 92,54% en mujeres según el CPV de 2012. No sólo es cuestión del alfabeto, ahora es cuestión de derechos.
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