Opinion

ENTENDER A VENEZUELA
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Martes, 25 Febrero, 2014 - 12:42

Valorar: 
sin votos aún

Tuve el privilegio de compartir el trabajo de alfabetización “Yo, sí Puedo” con voluntarios venezolanos y cubanos, todos ellos entusiastas, alegría que siempre irradiaba esfuerzo para cumplir bien la tarea, sean el lugar en que se esté. “El Comandante Chávez”, eran palabras bien sentidas y de convicción por parte de los jóvenes venezolanos.
“Somos soldados de la revolución Bolivariana” decían, “estaremos donde se nos necesite para ayudar a la gente”.

Igualmente estaban en lugares fríos, templados o valles de los departamentos de Potosí y Chuquisaca. Cartilla y marcador en mano abrían la mente de muchos hombres y no pocas mujeres bolivianas que no habían tenido el acceso al alfabeto. No necesitaban viáticos para pasajes para llegar al lugar de trabajo, caminaban no importa cuánto, mochila a la espalda y siempre la alegría era la característica.

Cuando se referían a su patria, lo hacían con fuerza, convicción, esperanza de que la Revolución cambiara la realidad de pobreza, abandono, discriminación. “Venezuela será lo que Bolívar quiso, libre”, pregonaban, además que esa libertad se irradie por toda América.

A casi cinco años del paso por Bolivia de los voluntarios alfabetizadores venezolanos, se reciben noticias alarmantes de lo que pasa en esa país: muertos, marchas, enfrentamientos entre jóvenes y la policía, hambre por la escasez de alimentos, dicen que no hay ni papel para el baño.

¿Qué es lo que realmente pasa al interior de la Revolución Bolivariana? ¿No se supone que se disminuyó los índices de pobreza y marginación? ¿No se han construido miles de viviendas para los más desposeídos? ¿No se erradicó el analfabetismo hace ya años? ¿No se distribuye la riqueza en todos los sectores, especialmente en el pueblo? ¿No se controla las ganancias millonarias de los poderosos a costa de las necesidades del pueblo? ¿Qué pasa con la juventud que se supone está con la Revolución? ¿Se deja de lado el internacionalismo? ¿Qué pasa realmente al interior de Venezuela?

De acuerdo a los informes de entendidos en economía, la de Venezuela es mucho más fuerte y consolidada que de Bolivia, tiene tradición de exportador petrolero, realmente una potencia en hidrocarburos, un referente mundial, pero también en agricultura, varios rubros de la industria y se supone, un pueblo educado, culto y mucha juventud, más de la mitad de su población.

En boca de los voluntarios venezolanos que llegaron a Bolivia, se hablaba con entusiasmo sobre salud, vivienda y educación para todos y en todas partes, esa convicción además se quería llevar a otras partes del mundo, “queremos compartir no lo que nos sobra, sino lo que tenemos” decían, Cuba fue el referente en esa visión internacionalista.

La Patria de Bolívar ahora está atravesando una situación difícil, sería bueno entender lo que realmente sucede. Aquí se juegan grandes intereses, millonarios y sobrevivencia política. Por un lado el capitalismo que en Venezuela se consolidó en el colonialismo, cometió genocidios espantosos igual en otras partes del mundo, saqueando los recursos naturales,  inventó guerras entre países hermanos (Ej. Paraguay-Bolivia) sólo en el afán de apoderarse de sus riquezas naturales. En Venezuela traficó con los negros esclavizados traídos como animales desde África para colocarlos en las plantaciones de algodón, sustentó a muchos gobiernos de terror dictatoriales, para continuar con el saqueo y la depredación del medio ambiente, impuso la economía neoliberal, producto de ellos tenemos consecuencias dramáticas del clima y los desastres naturales del que somos testigos.

Frente a esta realidad creció una voluntad de cambiar ese escenario de amos y esclavos, de libertad e igualdad, de considerar que todos somos ciudadanos del mundo y no sólo motivo de sobre-explotación. Esta corriente ideológica, no por las armas sino en el juego de los votos en las urnas llegó al poder en varios países de América, incluido Venezuela, seguramente con muchos errores porque no se tiene experiencia de manejar el poder, a veces hasta el ensoberbecimiento de sus líderes; pero corregible por voluntad del mismo pueblo.

Lo cierto es que una vez más la historia nos demuestra que nada es permanente, nada es eterno, la historia de la humanidad avanza en cíclico, pero debe ser para bien de la humanidad, no para su destrucción y enfrentamiento entre hermanos.