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Una actitud que hace grande al ser humano es que reconozca los errores, más todavía el enmendarlos. Si los gobernantes actuales mostraran esta cualidad, luego de los resultados de las elecciones generales, con seguridad que el voto emitido jamás sería motivo de arrepentimiento.
En la cultura ancestral de los pueblos andinos, cuando una autoridad era elegida no era motivo de ponderación, fiesta o felicitaciones. Este homenaje se hacía a quien dejaba el cargo, es decir, a la personalidad que cumplía el mandato, reconocido y ungido de respeto si su entrega en beneficio del pueblo era manifiesta. El voto recibido en las urnas por Evo Morales Ayma, debe ser interpretado como un premio a su labor que concluye en enero próximo y comenzará otro mandato por los próximos cinco años.
Es de valientes reconocer que en la forma de conducción del sistema educativo, estamos aplazados. El Presidente no ha demostrado mucho interés en considerar cómo se conduce o administra este pilar que tiene que ver con el desarrollo de un país.
Se trata de ver la forma, no el fondo. Éste último está en construcción, pronto sabremos si concebir a la educación como modelo sociocomunitario y productivo nos llevará al sitial que esperamos, necesariamente en estos próximos cinco años de gobierno habrá un Congreso Educativo en el Estado Plurinacional para evaluar lo que estamos haciendo.
La administración del sistema educativo no ha sido diferente a lo que ocurría en los pasados regímenes de gobierno, incluido a los dictadores. Se consideraba a la educación como un botín político partidario, los puestos jerárquicos en el Ministerio hasta las direcciones de unidades educativas eran repartidos a semejanza de los buitres frente a la presa abandonada: méritos, profesionalidad, preparación y otros atributos jamás eran reconocidos, inclusive se llegaba al extremo de la prebenda y la compra de cargos.
¿Esta realidad ha cambiado? ¿Están los mejores hombres y mujeres en la administración educativa? ¿No existen clanes, hasta familiares, encumbrados en controlar la educación? ¿No se ha marginado por cualquier motivo a quienes realmente saben de educación? ¿Cuántos ex asesores pedagógicos, tan criticados en el pasado, ahora fungen como autoridades? ¿No se reparten cargos sólo entre los afines político-partidarios, aunque estén lejos de cumplir los requisitos y lo que exige el Reglamento del Escalafón? ¿Sabe de estas cosas, reales y ciertas, el presidente Evo? ¿Se sorprendería si escuchara la voz de los verdaderos maestros al conocer sus inquietudes? ¿O quizá sabe y sólo deja hacer y pasar?
Unas pequeñas muestras. La Educación Superior de Formación Profesional Técnica y Tecnológica depende del Ministerio de Educación, son los Institutos superiores diseminados ahora en todo el país. Jamás se llegó a institucionalizar los cargos docentes porque llana y sencillamente es un botín político partidario. En los últimos cinco años se han nombrado docentes sin cumplir los requisitos, sin ni siquiera haber ejercido cátedra ni de un día en el sistema cuando la norma señala otra muy diferente.
Ni qué decir de las autoridades, es decir de los rectores, directores académicos y directores administrativos. Quiénes pedían institucionalización simplemente se aplazaron en los exámenes, pues, fuera de toda norma de evaluación en el país, se pidió nota de aprobación de 70 puntos sobre cien, luego de 60 sobre cien, como las pruebas eran elaboradas por genios, sencillamente hubo una pléyade de reprobados. Resultado: nombrar o ratificar a los favoritos del gobierno, a tal punto de convocar a jubilados para cubrir estos cargos denominados jerárquicos. ¡Vaya suerte! ¿La nota de aprobación en un examen en este país no es de 51 sobre cien?
Otra, deben reconocer quienes dirigen la educación que en el famoso PROFOCOM se hizo la licenciatura a la carrera y no carrera de licenciatura. ¿Estuvieron y están los mejores profesionales para esta formación? ¿No hubo designaciones a dedo? ¿Debe seguir siendo así a partir de enero próximo? ¿Todas las observaciones que se hacen con fundamento irán a saco roto?
Concluimos en que la concepción de fondo del sistema educativo está en construcción, la corresponsabilidad debe ser asumida por todos; pero la forma de administrar invita a cambiar de conducta.
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