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En ocasión del sorteo de los partidos para los VI Juegos Estudiantiles Plurinacionales Tarija 205, el presidente Evo dijo que estaba molesto porque los profesores son “unos chanchulleros”, adulteran la edad de sus estudiantes para que sigan jugando en diferentes disciplinas deportivas que se disputarán entre los estudiantes de secundaria del país.
El “chanchullo” en el lenguaje popular se entiende como fraude, engaño, maniobra, manipulación, componenda con el objetivo de lograr algo a favor, es un ilícito, es decir, malo porque generalmente se logra un objetivo sin los merecimientos respectivos. ¿Cuánta gente habrá recurrido al chanchullo para ubicarse donde está hoy?
Según dejó entender el Presidente, hay maestros que meten chanchullo en la edad de sus estudiantes para habilitarlos a los Plurinacionales, por supuesto que esto es malo porque perjudica a otros jóvenes y desluce todo el campeonato que desde hace cinco años despierta expectativa en el país, aunque no se ven resultados o no se hace seguimiento de los campeones. Hoy los triunfadores del primer Plurinacional oscilan entre los 21 y 22 años, promedio. ¿Dónde están? ¿No deberían estar en un centro de alto rendimiento? ¿No deberían estar en alguna selección nacional? ¿Cuánta plata se gasta en organizar este evento anualmente? ¿Y todavía con chanchullo”
El presidente Evo fue duro con los maestros que hacen fraude; pero parece que no sabe que en su gobierno también hay chanchulleros, alientan el ilícito en varios campos pero más en educación.
Por ejemplo, es chanchullo el lanzar convocatorias desde el Ministerio de Educación cuando ya saben quiénes serán los ganadores, es decir, es un fraude y los que se presentan con méritos propios y sin “padrino” en el gobierno, no son más que tontos útiles para justificar una supuesta institucionalización. ¿Sabrá de esto el presidente Evo?
Es chanchullo cuando se distribuyen certificados de cursos, avales, puntos con respaldo documental como sucedió en el programa de alfabetización “Yo Si Puedo” cuando los allegados al gobierno actual jamás conocieron un centro de alfabetización, ni siquiera la cartilla; pero ostentan Certificados de haber enseñado a leer y escribir. El ministro del ramo bien sabe de esto, ¿le habrá informado de su trabajo al Presidente?
Es chanchullo avalar autoridades en educación que, sueltos de cuerpo, tienen en sus pies de firma “licenciado” o “licenciada” cuando sólo pasaron alguna vez por la acera de una Universidad, jamás cursaron una carrera al interior de ella y la concluyeron.
Los ejemplos sobran y suman, por ejemplo, es chanchullo eliminar a los postulantes no escogidos en convocatorias de institucionalización pidiéndoles, expresamente, memorándumes de designación a Direcciones de Unidades Educativas, cuando bien se puede verificar este asunto a través del CAS (Calificación de Años de Servicio) otorgado por la Contraloría donde se certifica los cargos ejercidos durante la carrera docente.
Es pues chanchullo cuando ya hay una lista de los postulantes ganadores para diferentes cargos en educación, desde facilitadores del PROFOCOM, la actual maestría que se facilitará a través de la Universidad Pedagógica, Direcciones de Unidades Educativas y Distritales y muchos otros; es fraude cuando un certificado se valora con menos puntos a los no elegidos y se pondera con más puntaje a los allegados que están en la lista del ministerio, aunque sus documentos estén escaneados. Esto sucede hasta en las “compulsas” para un ítem docente. ¿No es chanchullo actuar así, señor Presidente?
La Ley 070 ASEP exige un cambio de mentalidad de todos sus miembros, es decir, los docentes, administrativos, estudiantes; pero más de sus autoridades, de quiénes dirigen el sistema educativo. La escuela existe porque su razón de ser es formar para la ciudadanía, por lo tanto, debe ser ejemplo de transparencia, democracia, respetar y valorar a los mejores con veracidad, evidencia y no alentando el chanchullo.
La educación socio comunitaria y productiva tiene que ver con el “ser”; pero con el chanchullo se ahonda la crisis de valores, es más bien una forma de expresión del neoliberalismo, el fraude alienta la moral del tener y no la moral del ser, entonces ¿qué hombre y mujer formamos si prevale el chanchullo?
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