Opinion

UNA VISIÓN SOBRE HAITI
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Jueves, 2 Enero, 2014 - 11:37

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En la escuela los profesores decían que Haití era el país más pobre de América Latina y que luego para nuestro consuelo, después estaba Bolivia. Escuché bastante sobre Haití cuando participaba de la Asamblea de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) como Director del Centro de Producción Radiofónica (CEPRA) en los años ochenta.

La presencia de haitianos en ALER hacían referencia a Radio Soleil, una radio popular cuya programación asumía el creole (criollo) como idioma oficial, acompañando la jornada de cada día para lograr la concientización del poblador haitiano que vivió una época larga de la dictadura de Francois Duvalier “Papa Doc” a partir de 1957 y el hijo Jean Claude Duvalier “Baby Doc” hasta 1986, este último obligado a renunciar por una protesta popular.

Con la recuperación de la democracia en Haití el presidente de la República Jean Bertrand Aristide asumió el poder por elecciones en el año1990  y cuya esperanza de los haitianos estaba centrada en este ex sacerdote que tuvo la valentía de asumir la transición de largos años de dictadura hacia la democracia y que fue depuesto por un golpe militar.

Aristide en Cochabamba me concedió una entrevista exclusiva en el Hotel Portales y que fue posible conocer que la transición democrática no era un proceso fácil por los resabios que había dejado la estructura política del clan de los dictadores Papa Doc y Baby Doc Duvalier. De hecho ganó dos elecciones democráticas y no fue posible dar continuidad a su gobierno, por la inestabilidad política de su país.

Otro momento de mi interés por Haití sobrevino repentinamente cuando ocurrió el terremoto un 12 de enero de 2010 donde 200 mil haitianos murieron en Puerto Príncipe y Jacmel, unos aplastados bajo los escombros de los edificios y otros que sobrevivieron pero fueron abandonados a su suerte, debido a que la reconstrucción no fue muy fácil para la cantidad de habitantes que tiene Haití (342.694 habitantes) para una superficie de 166 kilómetros cuadrados con una densidad de 2071 habitantes por kilómetro cuadrado.

Mi interés por Haití se profundiza más cuando mi hija decide postularse como voluntaria a una institución denominada América Solidaria con sede en Santiago de Chile para trabajar en una fundación entonces socia de la primera denominada TECHO, de origen también chileno cuyo enfoque es el desarrollo comunitario en las comunidades más desfavorecidas de Puerto Príncipe.

Me costó aceptar que mi hija había decidido dejar las comodidades de la casa para irse precisamente al país más pobre de América Latina. Al inicio estaba decepcionado, pero después comprendí que esa decisión había que respetarla.

Ha transcurrido un año y dos meses de su estadía en Puerto Príncipe y para esta vacación de fin de año decidí viajar a Haití y pasar la Navidad y el Año Nuevo en el país más pobre de América Latina junto a mi esposa y mis dos hijas.

La pobreza se evidencia cuando se cruza la frontera de Santo Domingo hacia Haití, se acaba la carretera asfaltada y empieza la de tierra, la vegetación desaparece de pronto para ver una planicie descolorida.

En Puerto Príncipe el alumbrado eléctrico en las calles es insuficiente y en el domicilio racionado a partir de las 20:00 horas hasta las 06:00 de la mañana, el transporte predominante se hace en motocicleta y el taptap, servicio de transporte público adaptado en camionetas con asientos y cubierta de metal.

Así como Haití es pobre, es posible también destacar su riqueza turística de la que no se dice nada como Jacmel y Cabo Haitiano con playas a la rivera del mar, pinturas y arte haitiano que bien motivan para decir: “Esto continuará”.

El autor es periodista y docente universitario