Opinion

SIN PATRIA POR NEGROS
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Viernes, 4 Octubre, 2013 - 16:34

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“Miles de dominicanos de origen haitiano temen expatriación”, “Desnacionalizan a hijos de haitianos”, “República Dominicana dejará sin nacionalidad a miles de descendientes de haitianos”, “Sentencia contra hijos de extranjeros en dominicana causa malestar”, “Temen crisis humanitaria por desnacionalización”, son algunos titulares publicados por la prensa, a raíz de la decisión del Tribunal Constitucional dominicano, de quitar la nacionalidad a los hijos de padres haitianos nacidos en República Dominicana a partir de 1929.

Resulta que miles de haitianos inmigrantes fueron llevados a República Dominicana para realizar trabajos agrícolas en las plantaciones de caña de azúcar de capital norteamericano, lo que dio origen a lo que se conoce como batey, es decir, pequeños pueblos dentro de los cañaverales donde viven los migrantes haitianos junto a sus descendientes, sin disponer de servicios básicos como luz, agua, alcantarillado.

Los hijos de los haitianos nacieron, crecieron y vivieron en República Dominicana, por tanto, no conocen Haití —país de procedencia de sus padres—, no hablan creole ni francés, aprendieron el castellano, idioma oficial del país en el que nacieron. Por otra parte, nunca han ido a Haití, país que “supuestamente es el suyo”.

Los niños y jóvenes que han vivido toda su vida en República Dominicana se sienten discriminados y temen que en cualquier momento puedan ser detenidos por los militares que patrullan las calles a la captura dehaitianos inmigrantes e ilegales y deportarlos a un país donde no tienen a ningún familiar ni conocido alguno.

Los peor es que la sentencia deja a los hijos de los haitianos en una indefensión total. Se encuentran indocumentados, puesto que la Junta Central Electoral, encargada de administrar el Registro Civil, se niega a entregar las Cédulas de Identidad y duplicados de las actas de nacimiento, hecho que perjudica y limita el acceso a la escuela, la universidad, el trabajo y el beneficio de otros servicios al que tiene cualquier ciudadano, por tanto, sufren de racismo y de discriminación de parte de los dominicanos.

Por su parte, las autoridades de la República Dominicana tienen el temor del “ennegrecimiento” de su país por la presencia de los haitianos que en su mayoría son negros y los políticos sienten que son mestizos, es decir, una mezcla de nativos con españoles, pero olvidan que en su país también tienen población negra, fruto del traslado de esclavos en la época de la colonia.

Según el Tribunal Constitucional dominicano, los inmigrantes haitianos son ilegales y extranjeros “en tránsito” y sus hijos no pueden ser acreedores de la nacionalidad dominicana, dice, por el simple hecho de haber nacido en República Dominicana. Si bien la norma se aplica a los padres haitianos que llegaron a ese país, sus hijos nacidos en esta patria deben ser reconocidos como dominicanos, porque han vivido toda su existencia en ese país que, mal que bien, acogió a sus padres para contribuir en el desarrollo económico de la industria cañera.

Aunque el Tribunal Constitucional señaló que la sentencia es inapelable, en respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas, independientemente de su condición de raza y color, está en la obligación de revisar su decisión para no cometer una injusticia inhumana en contra de la población de procedencia haitiana que ha contribuido en la producción agrícola y la generación de plusvalía que deben ser reconocidas por las autoridades políticas de ese país.

La comunidad latinoamericana debería pronunciarse en ese sentido. Lo contrario mostraría complicidad con una acción netamente racista y discriminatoria.

El autor es periodista y docente universitario