Opinion

RUMBO A LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Viernes, 28 Febrero, 2014 - 11:43

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Todo indica que Evo Morales será elegido otra vez como Presidente del ahora Estado Plurinacional de Bolivia, pero que no será de modo tan contundente como la elección del 2009, en la que alcanzó el 64 por ciento de apoyo electoral, logrando más de los dos tercios de voto en el Parlamento.

La encuesta aplicada por la empresa Tal Cual Comunicación Estratégica  a 2.250 personas, entre varones y mujeres en las zonas urbanas y ciudades intermedias de nueve regiones bolivianas, señala que Evo Morales logrará el 45.7% de apoyo electoral y que todavía queda el 19,4% de electores que no saben por quién votarían en las elecciones y que a la hora de asistir al recinto electoral podrían inclinar su voto a favor de uno y otro partido político. Al respecto, Morales dijo que pondrá atención a esos indecisos para atraer su voto por el MAS.

Hay un claro indicador para la oposición en las elecciones a realizarse en octubre de 2014.: la dispersión del voto, según esa encuesta, va del 0,1% hasta el 13,4%. Si se suma los votos de los opositores, alcanzaría a un 34.9% y si además capitalizaran el voto de los indecisos del 19.4%, podrían alcanzar el 54.3%, pero resulta ser lo más difícil.

Ahora está claro que el voto militante por el MAS se encuentra principalmente en el área rural del país y con preferencia en el trópico de Cochabamba, donde los cocaleros son su principal bastión. Además, siendo el presidente Evo Morales dirigente de la Federación de Cocaleros, goza de apoyo y confianza de sus bases, que incluso han señalado que contribuirán con coca para apoyar la campaña electoral.

No ocurre lo mismo en las ciudades del país, donde sectores de la clase media —que antes votaron por Evo Morales— hoy no volverían a depositar su voto por el MAS, porque la clase media parece haber sido la más perjudicada con las políticas gubernamentales y que se expresará en una especie de “voto castigo” para manifestar su descontento.

Precisamente porque el Presidente advierte ese “descontento de la clase media”, busca formas de atraer al electorado para volcar el voto a su favor: doble aguinaldo, entrega de canchas con césped sintético, visita a las fábricas y empresas productivas, partidos de fulbito, viajes por aquí y por allá. Aplica una estrategia de persuasión y convencimiento, cuyos resultados serán un buen parámetro en el recuento de los datos finales de la elección presidencial.

Por la otra vertiente,  la “oposición”, si no hace causa común para organizar un frente de unidad fragmentará el voto. Y, por cierto, los candidatos no van con la intención de ganar las elecciones, solo buscan espacios de poder en el Parlamento contrapesar en las decisiones que se asuman en la agenda gubernamental. En el fondo, se busca evitar que el MAS logre los dos tercios que ahora sustenta en el poder legislativo.

Asimismo, encontramos una ausencia clara de liderazgo en la oposición. Los candidatos que se vuelven a presentar en la contienda electoral tienen una imagen deteriorada y una falta de criterio para aglutinar fuerzas, porque interesa más la persona, el partido y no el interés por el país que requiere de nuevas figuras políticas en las que pueda confiar el electorado.

Aun quedan ocho meses para asistir a las elecciones presidenciales y depositar el voto por un partido político que contribuya a solucionar las necesidades más básicas de la población,  sin ambiciones, sin triunfalismos y solo pensando en el bien común y el bienestar de la sociedad boliviana.

Constantino Rojas Burgos es periodista y docente universitario