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En las autoridades de Gobierno se percibe cierto nerviosismo y desesperación por mantenerse en el poder, poniendo en riesgo la Constitución Política del Estado (CPE) aprobada a su medida y que ahora, se busca vulnerar en complicidad con los movimientos sociales y otros grupos afines al “proceso de cambio”, para re postular al Presidente y Vicepresidente en las Elecciones del 2019.
El nerviosismo y desesperación se expresa en las declaraciones que dan a los medios de comunicación generando malestar en la opinión pública que reclama, censura, usa la burla y la ironía en las redes sociales, porque no tienen coherencia entre lo que dicen y las acciones que se llevan a cabo en la vida política que vive el país.
Decir que el 21 de febrero las clases medias salieron a las calles para respaldar al Gobierno y apoyar la re postulación de sus candidatos, no es más que una percepción subjetiva del ministro de Gobierno Carlos Romero que no tiene la mínima idea que la clase media radicada en las ciudades, salieron a las calles a repudiar el intento de perpetuarse en el poder y de pedir respeto a los resultados del referéndum del 21 de febrero.
El mismo Ministro en Viena señaló que 7 de cada 10 bolivianos consumen hoja de coca para justificar ante la comunidad internacional la aprobación de la Ley de la Coca que incrementa la producción de 12 mil a 22 mil hectáreas, favoreciendo a los cocaleros del Chapare, pese al cuestionamiento de intelectuales y de la misma sociedad civil que cuestionan sobre el destino de la coca dirigida al narcotráfico, desvirtuando las bondades de la coca de los Yungas considerada como tradicional.
Por su parte, el presidente Morales en el afán de justificar esta medida política señaló que “Bolivia buscará ampliar el consumo de la coca en el mundo”, “La coca del Chapare es para los pobres”, “La hoja de la coca se ha impuesto frente al imperio norteamericano”, “La coca garantiza la vida de los bolivianos”. Siendo el máximo representante de las seis Federaciones de Cocaleros del Trópico, además que asume el rol de ser juez y parte para favorecer a sus correligionarios y provocar enfrentamientos verbales con los cocaleros de los Yungas.
Otras declaraciones que denotan nerviosismo y desesperación son las expresadas por el viceministro de Descolonización Félix Cárdenas, que en la Ch’alla en el Palacio de Gobierno afirmó que el MAS está dispuesto a quedarse en la Plaza Murillo por 500 años. La excusa es siempre la oposición, el imperio, los vende patrias.
Por lo tanto, si el MAS respeta la CPE, la democracia y la decisión que asume el soberano en las elecciones, pueden quedarse incluso mil años en el gobierno, pero sabiendo que la alternancia es el principio que rige las reglas del juego y que deberán ganar todas las elecciones habidas y por haber para cumplir su sueño, en coherencia con las normas que rigen en el país.
Estas declaraciones que se expresan en los medios de comunicación son una muestra de la falta de crítica y de autocrítica al interior del Gobierno y que hace falta para reorientar la gestión gubernamental “para gobernar escuchando al pueblo” como había señalado el Presidente cuando asumió el poder el año 2006. Ahora lo que menos se hace es precisamente escuchar al pueblo y más bien dar rienda suelta a diversas interpretaciones a falta de datos concretos y mostrar desesperación a través de sus declaraciones que provocan malestar en gran parte de la sociedad boliviana.
El autor es periodista y docente universitario
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