Opinion

LOS ADULADORES DEL PODER
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Jueves, 27 Abril, 2017 - 15:44

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En cualquier gobierno, sea este dictatorial, neoliberal o incluso democrático, siempre han estado presentes los “llunk’us”, muy cercanos al poder para adular al Presidente, Vicepresidente, ministros, senadores y diputados; al jefe, al gerente, en una actitud servil, engañosa y manipuladora, con el propósito de sacar ventaja y favorecerse a nivel personal.

Los llunk’us, a lo largo de su vida, han desarrollado habilidades y destrezas para estar vigentes en cualquier gobierno de turno. No hace falta una ideología o pertenencia a un partido político (a veces, mejor si es así), hace mucho la sagacidad y la oportunidad que les ofrece la coyuntura para estar próximos a quienes detentan el poder, pero siempre en beneficio propio.

Llunk’u es una palabra en idioma quechua, muy bien caracterizado en el Diccionario Enciclopédico Qhishwa – español del profesor Eliseo Grajeda Espinoza, quien señala que llunk’u significa adulador, servil, lisonjero, que se humilla hasta lo criticable para sacar alguna ventaja. Su sinónimo es k’askaku, es decir, el que se apega fácilmente por interés, un adulón, un oportunista.

Grajeda también se refiere a la palabra quechua k’uski, es decir, un buscavidas, una persona inteligente y comedida en buscarse cómo sobrevivir, es un vividor. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española se refiere como sinónimo de adulador, a lisonjero, halagador, servil, mentiroso, elogioso, rastrero y despreciable.

En el mundo andino, prevalecía la trilogía “ama suwa, ama qhella, ama llulla” (No seas ladrón, flojo ni mentiroso) como principio máximo que regulaba el funcionamiento de la sociedad incaica donde prevalecían esos valores en sus relaciones sociales. Por eso mismo, esta trilogía ha sido incorporada en la Constitución Política del Estado Plurinacional en el Capítulo Segundo, Principios, Valores y Fines del Estado, Artículo 8, párrafo 1, en el ánimo de recuperar esos valores en la gestión gubernamental como principio constitucional, pero que solo quedó en la norma, porque en la práctica se hace todo lo contrario.

El sacerdote jesuita Xavier Albó, cuando fue condecorado con el galardón del Cóndor de Los Andes, máximo reconocimiento que otorga el Gobierno a personalidades notables en el país, recomendaba al presidente Evo Morales incorporar un nuevo principio: el “ama llunk’u” (no seas adulador), para que las personas inescrupulosas dejen de adular y mentir a las autoridades, y ocasionen que estas hagan una lectura equivocada y sesgada de la coyuntura política que vive la patria.

La vida de todos los días nos enseña a caracterizar a los llunk’us como mentirosos, los que distorsionan la realidad, manipulan datos y hacen conocer solo lo que conviene al contexto o al partido político. No dicen toda la verdad, ocultan al Presidente que luego sale diciendo que “no sabía”, “no puedo entender”, porque se fía de esos aduladores que le dejan mal parado en cuanto a imagen y credibilidad de sus afirmaciones en los medios de comunicación.

El mismo presidente Evo Morales admitió, en una reunión del gabinete ampliado en la zona sur de la ciudad de La Paz el 1° de febrero pasado, que “algunos de sus ministros no quieren informar la verdad, nos informan mal, en base a eso decidimos mal y se profundizan el conflicto social”, por tanto, sus ministros contribuyen a crear incertidumbre perjudicando la gestión gubernamental y dejando que la Máxima Autoridad Ejecutiva cometa errores y hasta imprecisiones en sus declaraciones.

Los llunk’us, sin embargo, están en todas partes, no solo en el gobierno. Están en las instituciones públicas, las organizaciones sociales, en el deporte, y existen llunk’us de toda “laya” para beneficiarse de su cercanía al poder de turno.

El autor es periodista y docente universitario