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Un paro cardiaco segó la vida de José Oropeza de los Llanos, operador, libretista, locutor, periodista, intérprete de música en el trío Los Pepes. Además, fue uno de los socios propietarios de Radio Centro, hasta que fundó Radio FM Oro y se dedicó a impulsar un emprendimiento propio. Nació en Mizque el 9 de diciembre de 1938 y murió a los 78 años, el 2 de enero de 2017, dejando un vacío en la radiodifusión cochabambina.
En una entrevista televisiva, José Oropeza contaba que su trabajo en la radio se inició en Radio Cultura —la primera radio en Cochabamba, antes Radio Rural—, cuando aún iba al colegio. José Maldonado Martínez, “El Gato”, propietario de Radio Cultura, le dio la oportunidad de iniciarse como operador. Recordaba que por las noches iba a la radio a ver por el vidrio a Hugo Modie y Raúl Cardona, según él, la pareja informativa que lograba gran sintonía en la ciudad. “Puedes aprender a operar, pero debes venir a las seis de la mañana”, le habría dicho Maldonado.
Como resultado de esainicial afición, se le ocurrió fundar una radio y tuvo la ocasión de conocer a Hugo Maldonado Justiniano, gerente de una Compañía de Seguros a quien le propuso apoyar esa iniciativa. La primera reacción fue no hay plata, pero de tanto insistir “quedó impresionado y aceptó”, recuerda Oropeza. Con el apoyo económico de Hugo Maldonado, junto a Ramiro Méndez, Antonio Torrico y Víctor Aguilar Dorado terminarían implementando Radio Centro “con muchas dificultades”, a partir del 5 de febrero de 1964.
Después de un año de trabajo, José Oropeza rememoraba que la Radio fue clausurada por el Gobierno, “dicen que éramos muy revoltosos”. Ante este hecho,junto a José Nogales Nogales, jefe de prensa, hizo una huelga de hambre en los mismos estudios de la radio pidiendo la devolución de la licencia. Recordaba la visita del general René Barrientos Ortuño que pedía suspender la huelga de hambre. “Si no lo hacen, voy a poner al frente cinco anticucheras y con el olor van a tener que suspender su huelga”,contaba como anécdota y fue el propio Barrientos que en su condición de vicepresidente de la República autorizó la reapertura de la radio.
La pasión por la radio le obligó a dejar su formación académica en la Universidad Mayor de San Simón, en el último año de Bioquímica y Farmacia, “mientras hacíamos análisis en el laboratorio yo estaba escribiendo mis libretos de radio”. “Hice un acto personal, mi mamá tenía una farmacia, era hijo único, mi mamá preguntaba a quién voy a dejar la farmacia, mi decisión de abandonar la universidad provocó llanto en mi mamá, pero después se dio cuenta que yo tenía la razón, porque hacía lo que me gustaba y en eso estoy satisfecho, no seré rico, pero hago lo que más me gusta”, rememoraba Oropeza.
“Yo digo que la radio de antes era radio, la de ahora es tocadisco nomás”,asegurabaal comparar la radio de antes y la radio de hoy. “En la radio de antes había informativos y periodistas, incluso gente que escribía libretos. Para cada programa había un libretista, locutores desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche”, con música, información, entretenimiento, recuerda con cierta añoranza, al destacar que en sus buenas épocas (años 60, 70) Radio Centro tenía 40 personas trabajando, creando y todos eran asalariados. “Definitivamente la radio de hoy ha desmejorado mucho, ya no es como antes”, señaló José Oropeza.
Sobre el tema de la comunicación, “Pilincho” Oropeza, como se lo conocía en el ámbito de la radio, expresaba que en su época era una “comunicación hecha a mano, una comunicación sin escuela, pero que había grandes talentos que han podido ser estrellas y brillar con luz propia. No había dónde estudiar comunicación, pero nosotros nos hemos formado indagando, creando, descubriendo, probando, por eso mismo aconsejo al joveninteresado en la comunicación que trabaje de operador, grabador, productor, libretista, periodista, locutor para tener una base fundamental de práctica”.
José Oropeza recordaba con cariño a periodistas como Adolfo Mier Rivas, Henry Mendoza, José Nogales, Milivoy Eterovich, Ramiro Méndez, Carlos Gonzales, con quienes colocaron a Radio Centro en el primer lugar de sintonía del público. Rememoraba programas como “Habla Juan”, la “Bronca”, un programa de 15 minutos en el que reflejaba los problemas diarios de personas que iban a las instituciones públicas en busca de atención: Alcaldía, Transito, Policía. Etc., y recibían maltrato y terminaban diciendo que era la “Bronca de cada día”, programa que ocasionaba crisis con las autoridades que insistían en despedir a los periodistas.
Rememorando programas dramatizados, Oropeza recuerda que “La familia dislocada”, del cual era libretista y actuaba en el papel de la suegra, se inspiraba en una familia real,un locutor y una locutora que trabajaban en la radio —nos reservamos los nombres—, habían contraído matrimonio y su vidatranscurría en constantes conflictos. Pilincho se enteraba de los problemas de la pareja, lo que le daba pie para escribir libretos apelando a la exageración y al humor, y de paso ambos locutores participaban de la grabación del programa. Personajes como Gacela, el Jefe de Familia, la Suegra y el Ch’iti lograban captar audiencia y estar al aire durante muchos años con éxito.
Sobre Radio FM Oro, José Oropeza vendió las acciones que tenía en Radio Centro para fundar su propia emisora. Hizo trámites para obtener la licencia y tuvo que esperar cinco años sin resultados. Era la época de Jaime Paz Zamora.Pilincho estaba en una recepción en el Hotel Portales, se le acercó el Edecán y le dijo que el presidente quería hablar con él y fueron a una sala privada. Para su sorpresa, Paz Zamora le dijo “yo en persona le estoy trayendo su licencia” y se la entregó. “Yo no lo esperaba y no podía creer ese gesto”, señaló Oropeza. Tenía la licencia pero no tenía la Radio, de modo que tuvo que hacer esfuerzos económicos, otra vez con el apoyo de otra persona benevolente que le financió la compra de equipos y permitió que Radio FM Oro alcance un nivel de audiencia considerable frente a la competencia de radios en frecuencia modulada.
Aún quedan pendientes otras facetas de José Oropeza de los Llanos en el tintero, fruto de una entrevista en el programa televisivo “Memorias que perduran”. Sin duda, Oropeza de los Llanos fue un maestro de la radiodifusión cochabambina, porque abrió las puertas a estudiantes y titulados de las carreras de comunicación y les dio la oportunidad de practicar y aprender la pasión por la radio,en los mismos estudios en interacción con locutores, operadores, periodistas, pero sobre todo, darles la oportunidad de aprender de su ejemplo. Un adiós a un coloso de la radiodifusión cochabambina que deja huellas en la memoria del público, que valora su aporte y contribución al desarrollo de la región.
El autor es periodista y docente universitario
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