- 2817 lecturas
La Arquidiócesis de Cochabamba pareciera que no tiene un arzobispo que se dirija a la feligresía desde la perspectiva del Evangelio, que guíe y oriente sobre los diferentes problemas que son de preocupación de la sociedad civil.
Seguramente, el arzobispo Monseñor Oscar Aparicio desarrolla tareas importantes al interior de la organización eclesiástica, coordinando para que las comisiones desarrollen su trabajo en el marco de las exigencias pastorales. No dudamos de su buena relación con las vicarías, parroquias, congregaciones, sacerdotes y religiosas, pero hay una extraña ausencia del Arzobispo en los medios de comunicación social. La feligresía esperaría que el pastor se haga presente en la vida cotidiana de los cochabambinos.
Está claro que la acción pastoral, por tradición, se desarrolla en el templo y la parroquia, pero también su acción debería extenderse a los medios de comunicación social, que ahora, con las tecnologías de información y comunicación, facilitan la tarea de la evangelización a través de medios ágiles y que se encuentran al alcance de los ciudadanos y que podría ser el medio más adecuado para que el Arzobispo diga su palabra a la feligresía.
La Iglesia Católica es una de las instituciones que más textos ha escrito sobre el rol de los medios de comunicación: cine, radio, televisión, impresos, redes sociales, internet y es curioso que las líneas de acción expresadas en cada uno de sus documentos no sean aplicados por la jerarquía eclesiástica cochabambina.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero es inevitable no referirme a Monseñor Tito Solari. Con un carisma y espíritu de comunicador salesiano, propiciaba diferentes acciones para estar presente en los medios de comunicación: organizaba conferencias de prensa, declaraciones a solicitud de los reporteros, cenas y encuentros con periodistas, declaraciones donde el Arzobispo asumía una posición crítica desde el evangelio.
No está de más recordar que luego de su visita pastoral al trópico de Cochabamba, Solari hizo una denuncia a los medios de comunicación señalando que los niños estaban involucrados en la actividad del narcotráfico, hecho que ocasionó que los cocaleros le declaren persona no grata y le inviten a dejar el país seguido de insultos en el intento de presionar para que se retracte y pida disculpas. El tiempo le dio la razón.
Cuántas veces Monseñor Solari participó de intermediador en conflictos entre gobierno y cocaleros que bloqueaban las carreteras. Su presencia en la guerra del agua fue fundamental para respaldar el pedido de una movilización popular de los cochabambinos en contra de la privatización del agua.
Actualmente, la jerarquía de la Arquidiócesis de Cochabamba no tiene mayor presencia en los medios de comunicación laicos, que están siempre dispuestos a dar cobertura a las acciones que desarrolla el Arzobispo. Lástima que su equipo de comunicación no promueva el cambio de actitud de Monseñor Aparicio, quien parece estar ausente, dejando una especie de vacío de autoridad en su rol orientador y reflexivo sobre los problemas que preocupan a nuestra sociedad.
El Arzobispo, desde el magisterio de la Iglesia Católica, está obligado a utilizar sus propios medios de comunicación, pero también, como señala Puebla, usar los medios privados que se constituyen en sus principales aliados. En un contexto en el que la mayoría de la población profesa la fe católica, se esperaría mayor presencia de Monseñor Aparicio en los medios de comunicación local.
Ya lo dijo el Papa Juan Pablo II en la XXXV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, “Proclamar desde los tejados: el evangelio en la era de la Comunicación Global”. La Iglesia no puede dejar de estar cada vez más profundamente comprometida con el efervescente mundo de las comunicaciones”.
El autor es periodista y docente universitario
- 2817 lecturas