- 5062 lecturas
Desde el 2006, Bolivia y los bolivianos, vivimos un proceso de cambio que apunta a la construcción de un nuevo Estado plural e incluyente.
Desde esa fecha la Asamblea Plurinacional inició un desenfrenado proceso de elaboración y aprobación de leyes que se concretan de manera rápida levantando la mano. En este nuevo Estado hay un evidente cambio de actores y rostros, también hay una remoción total de símbolos y simbología entre los que se cuenta la mano izquierda levantada, terminando en puño. El nuevo Estado busca recrear un nuevo estado borrando el pasado y también a sus actores.
El nuevo Estado plurinacional empieza a escribir su historia, en ausencia de la clase media, que como es minoritaria, al final es casi una resta, para ser prácticos.
El Gobierno del cambio fomenta el caudillismo y las designaciones a dedo de sus colaboradores. Borró de un plumazo la carrera diplomática boliviana e improvisa con personajes nefastos como Reynaldo Cuadros, ex embajador de Bolivia en la OEA, y agresor de mujeres en la gobernación de Cochabamba.
Este nuevo Estado es mediático, no sólo por la cantidad de medios que controla, sino por la cantidad de medias verdades que posiciona a través de la repetición y reiteración de los mensajes. Es ingenioso y capaz de defenestrar con imágenes y acusaciones a sus eventuales adversarios.
Este nuevo Estado es la forma extrema del gobierno personal y personalísimo de su Excelencia, no hay nada que no lleve o sea bautizado con el nombre de Evo Morales. Su Excelencia hace y piensa en todo, por ello las autoridades que lo acompañaban pierden su propia identidad para hablar de él y en nombre de él, además de interpretar y analizar sus declaraciones, siempre controversiales y contrastantes.
La Evolatría de sus colaboradores más cercanos, supera los sentidos: inefable, providencial, nos devolvió el orgullo perdido de la Patria, y casi un salvador para sus seguidores y movimientos sociales organizados.
En el nuevo Estado se aplica la frase Hitleriana: “Al que no tiene la fuerza, el derecho en sí no le sirve de nada”
Y mientras pongo punto final a la columna, la plantación de cocales y la producción de droga se incrementa, al igual que los casos de corrupción, por ello repito en voz baja: “Todo tiene que cambiar, para que todo siga igual”.
Email de contacto: surlopez @yahoo.com
- 5062 lecturas