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Un alcalde cruceño alérgico a la cultura, cuyo nombre prefiero ignorar, decidió reducir gastos en el municipio de Santa Cruz y como el nombre de Gladys Moreno no le parecía familiar, eliminó de un plumazo la pensión vitalicia otorgada como notable a Gladys Moreno, la embajadora de la canción boliviana, por su valioso aporte a la cultura.
La artista, enterada de esta arbitrariedad, en cama y aquejada por la diabetes, tuvo que abandonar su lecho para dirigirse a la alcaldía a reclamar el derecho que la asistía. La diva de la canción, ingresó al Concejo Municipal cantando la celebre canción “Viva Santa Cruz”, ante la perpleja mirada de los concejeros, que no entendían lo sucedido.
Culminada la canción y cuando aún la melodía retumbaba en el salón , Gladys Moreno planteó su queja, el Concejo de inmediato dispuso la reposición de la pensión vitalicia, además de pedir disculpas por semejante atropello.
Este nefasto suceso, muestra que el Estado no reconoce, como debiera, el aporte intelectual y creativo de compositores, cantaautores, cineastas, literatos, creadores y demás, que contribuyen con su trabajo a difundir la cultura del país.
Una situación similar ocurre con los beneméritos de la Guerra del Chaco, que siendo héroes del país, perciben una insultante pensión vitalicia, mientras el Estado Plurinacional, irónicamente, invierte millonarias sumas de dinero en la construcción de plantas procesadoras y difunde publicidad simplista y ofensiva sobre el horror de la guerra, donde nuestros héroes murieron de hambre, inanición y con los uniformes convertidos en harapos.
Valdría la pena que esa defensa del petróleo beneficie de verdad a sus defensores y que otra buena parte de esos recursos se destinen a reconocer el trabajo creativo de nuestros artistas. Ojalá así sea.
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