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Cada 11 de octubre se recuerda el “Día de la mujer boliviana”, sólo por 24 horas las mujeres son mimadas, queridas, admiradas y destacadas. Culminada la celebración, la violencia y el machismo regresan a los hogares como por arte de magia. La cifra oficial confirma que 12.245 mujeres bolivianas, son víctimas de violencia.
A manera de descargo habrá que decir que hay suficientes normas en favor de las mujeres, lo lamentable es que no se cumplen y las instituciones llamadas a dar vida a esas herramientas legales - como la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia - no cuenten con infraestructura, ni recursos para poner en marcha estas sensacionales normas jurídicas.
Sólo por una cuestión de género, los varones son fuertes, valientes, triunfadores y competitivos. En honor a la verdad habrá que decir que las mujeres también poseen las mismas características, quizá más acentuadas.
La periodista Hanali Huaycho fue valiente al denunciar a las autoridades violencia intrafamiliar, la ayuda llegó tarde y terminó en feminicidio. El exteniente Jorge Clavijo, poco valiente, le acestó 15 puñaladas a sangre fría.
Hace poco, una valiente cabo de la Policía, logró desbaratar una banda delincuencial que operaba en El Alto, al amparo de altos jefes de la policía y abogados. Los culpables fueron aprendidos y llevados a la cárcel.
La valentía de las mujeres esta demostrada. ONU Mujeres acaba de lanzar una interesante campaña bajo el sugestivo nombre:“El valiente no es violento”, que requiere el concurso del Estado, falta invertir e inyectar recursos frescos para lograr que las leyes se apliquen y tengan efectos positivos en la sociedad.
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