Opinion

PLANEANDO MI VIAJE A LA LUNA
Di-sentimientos
Judith Apaza
Martes, 21 Mayo, 2013 - 10:46

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Yo quiero conocer la Luna, es mi deseo más preciado: el poder observar desde un terreno desconocido la magnificencia del pequeño planeta llamado Tierra, donde los mayores problemas que soluciona el hombre, son los que él mismo crea.

Cuando planteé mi deseo de ir a la Luna a mi familia, me dijeron: “que bien hijita”, claro, yo tenía 5 o 6 años y no lo tomaban muy en serio. Si se los planteo ahora, probablemente definan que estoy loca, o “en la Luna”; en el mejor de los casos, tal vez me apoyen. De no ser así, yo les diría: “si alguien está en desacuerdo, que hable ahora o que calle para siempre” al mejor estilo de una boda de novela.

En esta situación, ¿por qué habría de oponerse alguien? Es un derecho legítimo la forma en la que gastaré mi dinero y mi tiempo.

Sin embargo, en mi interior siento que este objetivo no está correctamente planteado, para realizar un objetivo, uno debe analizar su ubicación en el tiempo y los recursos requeridos, entonces mejor lo redefino: el viaje será cuando me jubile, por 2 semanas, y los recursos con los que se financiará el viaje serán mis ahorros personales más mis fondos de jubilación. Problema resuelto.

¿Y los fondos de mi jubilación serán suficientes? claro está que no me voy a jubilar ahora; sin embargo, a raíz del conflicto actual, creo que es necesario analizar el tema de la jubilación, no sólo por mi viaje (que es mi deseo más preciado) sino por las connotaciones sociales y políticas que este tema conlleva.

Es tentadora la idea de jubilarse al 100%, me emociona pensar que puede ser realizable, que tal si vamos a las cifras: Supongamos que mi salario es de Bs2.000 durante toda mi vida, y que trabajo 30 años, si al jubilarme mi esperanza de vida fuera de 15 años, eso querría decir que necesitaría Bs360.000 desde mi jubilación hasta el momento de decir adiós a este mundo.

Pero, ¿no hay una incongruencia aquí? Lo que ganaría en toda mi vida de trabajadora activa alcanza Bs720.000, y lo que necesito tener ahorrado son Bs360.000, si los fondos fueran administrados por mí misma, eso implicaría ahorrar el 50% de mi salario cada mes, o hacer muy buenas inversiones con mis ahorros. Sin embargo, observando las planillas y la papeleta de pago, el descuento para jubilación llega al 10%... entonces ¿cómo llego a cubrir el otro 40%? De acuerdo a las cifras gubernamentales, aparentemente no es posible financiar esta brecha en su totalidad.

Quizás algún fondeo de recursos podría incrementar el fondo social o ¿tal vez sea necesaria alguna medida creativa para financiarlo?Eso se lo dejo a los economistas.

Ahora bien ¿el fondo social es un fondo de libre disponibilidad? De acuerdo a las enseñanzas de los clasificadores presupuestarios y la normativa vigente, podemos visualizar que tanto empleadores como empleados aportamos a este fondo; cada asegurado, por lo general, aporta un 0,5%, entonces ¿cuál es el impacto a nivel individual? En 2012, se recaudó Bs831 millones por este concepto, haciendo números, mi aporte no representa ni el 0,00004%, ello me otorga un poder de decisión sobre el total de los fondos? no lo sé…

Hay quien sostiene que los derechos de uno terminan donde comienzan los de los demás y que los objetivos dejan de ser realizables cuando afectas intereses de terceros, porque es posible que te impidan llevar tu objetivo a la realidad. En el caso de mi viaje a la Luna, es posible que no exista opinión en contrario pues no afecto los intereses ajenos, no perjudico a nadie (espero) con  mi viaje.

Pero ¿y con el dinero de la jubilación? ¿Puedo anteponer los intereses del resto para financiar una renta digna a los que menos ganan, sobre mi deseo más preciado? ¿Hasta qué punto puede llegar mi “solidaridad”?, ¿Quiénes financian este fondo solidario? ¿Somos los empleados, o son los empleadores? Analizando el rendimiento de los aportes, ¿Puedo decir que los intereses que generan las AFPs son los más adecuados? ¿Qué restricciones normativas impiden la diversificación de inversiones de las AFPs? Y lo más importante… ¿Podré viajar?

Espero que la definición del destino de los recursos de la jubilación se tome pronto y de la manera más equitativa posible, no quisiera que de aquí a diez años me digan que el dinero de mi jubilación sólo podrá cubrir un día de paseo al Valle de la Luna.

En todo caso, tal vez tendré que buscar otra forma de financiar mi tan esperado viaje o tal vez ya esté en la Luna y todas estas preguntas no tengan sentido.

Judith Apaza es Auditora Financiera