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¿Cuándo se acaba una democracia? Excepto que ello ocurra a través de un golpe de Estado, ¿existe un momento preciso en el que se puede decir que un país ya no vive bajo un régimen plenamente democrático? ¿O ello ocurre tan lentamente que, de repente, la sociedad despierta y se da cuenta que la democracia es cosa del pasado?
¿Y en Bolivia, cómo estamos? Pienso que sí, que todavía vivimos en democracia y uno de las pruebas es que esta columna pueda ser publicada libremente. ¿Pero esa democracia goza de buena salud? ¿Y en qué grado de “mala salud”, puede decirse que ya no es tal?
En 2025, cuando el gobierno de Evo Morales esté ingresando a su año número 20 ¿qué democracia tendremos? Para entonces habrá escasos medios independientes, si acaso quede alguno, no habrá fundaciones y ONG críticas, el Defensor del Pueblo será un militante probado del MAS, los partidos opositores estarán destruidos y no existirán sindicatos al margen de los del oficialismo (ya ahora están cooptados o fueron divididos cuando presentaron resistencia).
¿Puede haber democracia si un candidato-presidente tiene 6.000 millones de dólares en inversión pública para hacer obras e inaugurarlas a un ritmo de tres por día mientras los otros están al margen? ¿Cómo se entiende la democracia si el candidato-presidente tiene a disposición un lujoso avión para hacer campaña, guardias de seguridad que le amarran los guatos, viáticos para él y todo su equipo, medios de comunicación para transmitir sus discursos en directo, grupos de choque para hacer el coro y organismos internacionales que le hacen claque, mientras los demás solo pueden mirar de palco?
¿Qué sentido tiene la democracia si los alcaldes y gobernadores no pueden emitir un criterio sobre los referendos autonómicos? ¿Si el Tribunal Constitucional está bajo control directo de la Vicepresidencia? ¿Si los jueces responden al Ministerio de la Presidencia y están atemorizados de emitir fallos contrarios al oficialismo? ¿Si las FFAA son un partido político aliado al oficialismo? ¿Si los empresarios prefieren callar antes de que Impuestos Nacionales les quite un buen trozo de sus utilidades?
La democracia tiene a la participación, y dentro de ella, al voto, como requisito central. Pero no es el único. A parte de sufragar, también se necesita que exista un Estado de Derecho, que se refleja en una justicia independiente, el hecho de que todos estén bajo el mandato de la ley y que se asegure la alternancia en el poder a través de darle a todos los actores igualdad de condiciones. En ese sentido, Bolivia es cada vez menos democrática, porque la justicia es controlada por el oficialismo a su antojo, no hay igualdad de condiciones y se viola con toda tranquilidad a la propia Constitución (por ejemplo declarando “irregulares” a las ONG disidentes, lo que afecta el derecho de libre asociación). Metieron preso a Carmelo Lens, el más reciente de la lista, solo ante la denuncia de un corrupto exfuncionario, y no pasó nada. Sigue ahí, a la sombra, soportando esta muestra de abuso de poder del MAS en el Beni. Cada vez habrá más Carmelos Lens, y en cada ocasión, nadie protestará.
¿Puede haber una democracia si no hay nadie que le diga al Presidente que no debe hacer un reactor nuclear, que es estúpido construir estadios que alberguen a tantos espectadores como la publicación total de la localidad, que necesitamos eludir el extractivismo para generar un verdadero desarrollo, que en vez de construir canchas debe invertir en hospitales? (“Pero, en ese caso, ¿dónde voy a jugar fútbol?”, debe preguntarse el Presidente. “¿En el pabellón de pediatría?”).
La alternancia en el poder es sabia porque tiende a evitar la corrupción (como un determinado político sabe que se irá, entonces se inhibe de robar ante posibles represalias de los que lleguen al poder después de él); genera ideas frescas y renovadoras (por ejemplo no hacer reactores nucleares o inundar el Madidi con una represa); activa la competencia política y así los electores tienen más donde escoger; evita la concentración de poder y, en ese caso, se respetan los derechos humanos y garantías básicas (en los gobiernos antes de Evo hubiera sido una locura cerrar ONG o meter presos indefinidamente a los opositores).
¿Y cuándo Evo cumpla 25 años en el gobierno, en 2030, qué país tendremos? ¿Estaremos como Zimbabue, que tiene a su eterno Mugabe, que lleva 27? ¿O como Guinea Ecuatorial, en el que Obiang gobierna ya por 36 años? ¿O como Uganda, en el que Museveni está en el poder 29? ¿O como Camerún, que tiene a Biya en el gobierno desde hace 33 años? Advertencia: todos ellos ganan elecciones cada cuatro o cinco años y se vuelven a postular “a pedido del pueblo”. Advertencia número 2: todos esos países están sumidos en la pobreza, la corrupción y la violación de derechos. / Raúl Peñaranda es periodista
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