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En el programa Esta casa no es hotel, del que el vicepresidente Álvaro García Linera es “habitué”, éste dijo que el Gobierno debe enfrentar “la batalla ideológica” en las redes sociales, de las que afirmó han sido “abandonadas” por el oficialismo. Anunció que abrirá una cuenta de Twitter para enviar sus mensajes, que imagino preclaros, los que, explicó, estarán “basados en la verdad”.
Estos podrían ser algunos de los tuits del Vicepresidente: “Todos los opositores son tontos y pinochos”; “Les mandaré cuadernos a los periodistas para que escriban mil veces ‘no debo mentir’”; “La Luna y el Sol se irán de Bolivia si gana el No”; “Si vuelve la derecha les quitarán sus casas”; etc.
Esas son las “verdades” que el Vicepresidente propala todos los días en sus largos y letárgicos discursos. Por eso está errado si piensa que él, después de abrir su cuenta de Twitter, “cambiará la correlación de fuerzas”. No. Las redes no son el mensaje, son solo la vía. Como dijo alguien en un tuit, querer evitar la propalación de ideas contra el Gobierno a través de las redes es como intentar cortar las líneas telefónicas. Las redes no son sino unas tecnologías que permiten el intercambio y la generación de información y opiniones. Los mensajes que se transmiten son otra cosa. Y allí depende de lo que cada usuario piensa y cree para opinar y reproducir, o no, lo que le venga en gana.
Las redes sociales aumentaron su importancia en los últimos años debido a que, como establecí en mi libro Control Remoto, la mayoría de los medios de comunicación han sido cooptados, comprados o acallados por el Gobierno. El ciudadano, ante esa realidad, se volcó a las redes para encontrar allí información y opinión distintas a las que esos marrulleros medios dan, entre ellos la red ATB, que el Vice controla y que por ello puede ir una o dos veces por mes a ser “entrevistado”.
O sea que existe una relación inversamente proporcional entre el poder de las redes y la debilidad de los medios.
Desde ese punto de vista, fallará la idea de García Linera de que los “mensajes” que él distribuirá en su futura cuenta de Twitter, lograrán vencer esta “lucha ideológica”. No, porque ese discurso oficialista ya está en todos los rincones del firmamento mediático, presentados a través de los inacabables discursos que él mismo lanza, al igual que el Presidente y otros ministros, muy especialmente el de la Presidencia. Y esos mensajes están también presentes en miles de spots televisivos y cuñas radiales, en los “espacios solicitados” que compra el Ejecutivo con dineros de la gente, en las regaladas entrevistas que los programas nocturnos de TV les hacen a las autoridades, y en los innumerables actos que el Gobierno inventa para intentar que su retórica llegue a la gente, desde encuentros con científicos (en los que Evo habló de su experiencia en el cuartel), hasta “hallazgos” de nuevos campos de gas natural.
Y es justamente porque millones de ciudadanos están hastiados de ese agotador discurso, divulgados por esos medios, es que éstos se refugian en las redes, en las que circula la información de manera más libre y más oportuna. En las redes no valen los chantajes de la publicad estatal ni las amenazas de Impuestos Nacionales. La información que circula no siempre es correcta ni verificable, pero por lo menos es valiente y muchas veces posee inteligencia y humor. Mencionaré aquí un solo meme: un personaje de Los Simpson está frente a un bobo organigrama realizado por la Policía de Springfield. Ese meme desmoronó, con su carácter satírico, los 30 minutos de complicada explicación que García Linera acababa de ofrecer, intentando establecer, con su propio ridículo organigrama, que Gabriela Zapata, la exnovia de Morales, encabezaba una red de tráfico de influencias que incluía también a jefes opositores. El organigrama del Vice colocaba también a un chofer como pieza clave del entuerto… igualito a Los Simpson.
¿Por qué es meme tuvo éxito? Porque, a tiempo de carecer de agresividad, fue oportuno e inteligente.
En otra cosa que García Linera, y todos los voceros del Gobierno, están equivocados, es que las redes “han sido abandonadas” por el oficialismo. Falso. Decenas, o quizás centenas, de personas trabajan contratadas por el Gobierno para tener cuentas anónimas de Twitter o Facebook y, con ellas, atacar a los opositores, amedrentar a quienes critican al Gobierno, burlarse de las opiniones disidentes, insultar a los tuiteros más audaces, etc. Esos falsos personajillos tratan además de difundir las “originales” obras que el Gobierno impulsa, como la inauguración de canchas de césped sintético o las “tareas de lucha antiimperialista” del Presidente, como la denuncia de que el corresponsal de la red CNN es un “narcotraficante”. Obviamente que ello no tiene efecto ninguno porque son las mismas zonceras que la gente está harta de escuchar en los espacios noticiosos de los medios, que ha abandonado justamente por ello. No le den más sopa a los que ya no les gusta la sopa. Me temo que los tuits del Vice serán caldo concentrado. / Raúl Peñaranda U. es periodista / Twitter: RaulPenaranda1
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