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Los adultos mayores no cambiaron el rubro de su ocupación desde que eran jóvenes. El 70 por ciento de los adultos mayores en Bolivia trabaja en actividades terciarias, el 42,6 por ciento en comercio y el 27,1 por ciento en servicios personales diversos y servicios sociales. Situación que confirma un rasgo estructural del país en el que la demanda de trabajo es de puestos o tareas de baja calificación, señala el estudio “Los adultos mayores en el mundo del trabajo urbano”, elaborado por HelpAge y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral (CEDLA).
Por actividades terciarias se entiende el comercio, servicios personales, sociales y financieros, transporte público; por las actividades secundarias o productivas a la industria manufacturera, la construcción, la industria eléctrica, de gas, agua, minería y agricultura.
El tránsito hacia el trabajo independiente se intensifica a partir de los 60 años, cuando ocho de cada 10 mujeres y seis de cada 10 hombres dependen de sus propias iniciativas para seguir trabajando. Solamente un reducido porcentaje de las personas que tenía una ocupación asalariada de gerente, profesional o técnico, logra permanecer en la misma posición en la edad avanzada, señaló la investigadora del CEDLA, Silvia Escóbar.
En un contexto caracterizado por el avance de la precariedad laboral en todos los sectores del mercado de trabajo, sólo un reducido núcleo de los trabajadores asalariados. Escóbar se pregunta ¿se debe indagar si su permanencia en el trabajo asalariado se desarrolla en condiciones laborales adecuadas o si, por el contrario, sólo es posible a expensas de una mayor explotación?
Como efecto del desplazamiento hacia el trabajo independiente, solamente un tercio de los adultos mayores continúa en un establecimiento destinado exclusivamente al trabajo, el 21,4 por ciento utiliza su propia vivienda como espacio productivo y el 42,8 por ciento opera en las vías públicas (transportistas, comerciantes, prestadores de servicios a domicilio, etc.) y en otros espacios que también conllevan riesgos para la salud, como las obras de construcción.
Mayor vejez mayor trabajo
Según el documento, a medida que avanza la edad, el trabajo en jornadas extensas afecta a los adultos mayores. Se observa una tendencia a que trabajen jornadas de tiempo completo: más de 5 días a la semana y en promedio 47 horas, por encima del promedio general y sin diferencias entre los asalariados y los independientes. La norma nacional establece un máximo de 48 para varones y 40 para mujeres.
Este comportamiento se debe a la disminución de los ingresos que obtienen las personas a medida que envejecen, que las obliga a extender las jornadas, con efectos negativos sobre su salud y su calidad de vida en general. (AC)
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