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“No teníamos qué comer y vivíamos sin dinero”, relató este sábado Alan Quino de 19 años, poco después de enterrar a su hermana Eva, la niña de 12 años que murió el jueves en un pequeño cuarto, rodeada de sus padres también enfermos y sus hermanos menores, quienes no se dieron cuenta que Eva no dormía, sino le decía adiós a la vida, vìctima de la epilepsia.
Alan no dio mayores detalles de la situación de los padres, pero afirmó que él se puso a trabajar como ayudante de albañil, pero el dinero no era suficiente, además que su por temprana edad, sus eventuales empleadores le ponían un sello de desconfianza y lo despedían del trabajo eventual.
Relató que la hermana sufría convulsiones dos a tres veces al día sin que nadie lo atendiera y dormía hasta recuperar conciencia y sin posibilidad de comer, porque además de no existir dinero, no había quién haga los alimentos.
El hermano confirmó que vivían de alquiler en una casa que fue vendida por el dueño y el nuevo propietario los desalojó porque el inmueble comprado iba a ser reconstruido.
De ahí se trasladaron a otro lote ubicado en la Urbanización Juntuma del Distrito 8 y que también pertenece al primer dueño de casa.
Dijo que a consecuencia de la falta de dinero, todos sus hermanos Antonio (13), Serafina (7), Andrés (8) dejaron de ir a la escuela, pero su hermana Paola (3) se quedaba en casa con los padres.
“Ninguno de mis hermanos va a clases por falta de dinero. Yo he salido bachiller. Mi hermano que me sigue estaba en el colegio y lo dejó. Quisiera que terminen como yo”, declaró a los medios que asistieron al sepelio de Eva Quino.
Explicó que su deseo era estudiar Ingeniería de Sistemas, pero siente frustración porque se ve obligado a buscar trabajo para generar dinero y llevar alimento necesario para sus hermanos.
COBERTURA EL ALTO: EDWIN APAZA
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