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Durante doce años de Gobierno, los operadores políticos del MAS lograron dividir al menos cinco grandes confederaciones, cuatro centrales entre obreras regionales y departamentales, utilizando gente afín, según una evaluación de tres dirigentes que dicen haber sido víctimas de los sindicatos paralelos que debilitaron esas estructuras.
El exlíder campesino Felipe Quispe Huanca, el exdirigente Rafael Quispe y el regional alteño Roberto de la Cruz, coincidieron en identificar a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos (Csutcb); Confederación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa; Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia(Cidob), Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) y la Confederación de Fabriles de Bolivia, como las entidades bajo control gubernamental.
Señalan que el MAS dividió también a las centrales obreras departamentales de La Paz, Santa Cruz, Oruro y la Regional de El Alto, que fueron blanco de la política de cooptación a cambio de la entrega de recursos económicos, bienes muebles e inmuebles, que De la Cruz, prefiere llamar “dirigentes pagados”.
Los actuales líderes de la Conamaq, Cidob, Csutcb, Bartolinas dejaron atrás la línea de la independencia sindical y se aliaron al Gobierno al conformar -en el caso del Conamaq, Csutcb y Bartolinas - la llamada Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), compuesta luego por más de 47 dirigentes afines, entre ellos la Federación de Petroleros.
“¿Acaso no nos viene a la memoria? que en sus tiempos de sindicatero-cocalero, fue un perfecto Maquiavelo “serruchador y destructor de los opositores? Le gusta y le fascina el paralelismo sindical”, manifestó Felipe Quispe al asegurar que algunas organizaciones sindicales afines, actúan decididamente en la cola de las ONGs.
Advierte que actualmente desde el Estado, el MAS ha metido las “manos sucias a la gloriosa Central Obrera Boliviana (COB), a la que pretende convertirla en un “moderno pongo-político, avasallando su soberanía política y el centralismo democrático, para ponerles un bozal, a fin de que no protesten; y sean eunucos, mansos y cómplices. Cómo los del Conalcam”.
De la Cruz asegura que el MAS después de ser un Gobierno popular, se ha convertido en un Gobierno fascista que compra dirigentes de las diferentes organizaciones sindicales, para evitar cuestionamientos al manejo del Estado, como el caso de la Federación Túpac Katari de La Paz, donde también creó un ente sindical paralelo.
Por su lado, el exlíder del Conamaq Rafael Quispe denunció que el objetivo es tener el control de todas las organizaciones que supuestamente representan al movimiento indígena-campesino, y ahora intentan tomar la COB por haber asumido el rol de cuestionar las políticas de Gobierno.
Quispe sostiene que una clara señal fue la "invasión" de mineros oficialistas que torpedearon el último ampliado de la COB convocado en La Paz, y el accionar de un grupo de dirigentes que desconocieron al líder sindical Guido Mitma, que asumió un rol de independencia sindical y una posición crítica a la gestión de Evo Morales por estar “rifando el proceso de cambio”.
Parte de la coacción política hacia la COB fue entendida la determinación del Ministerio de Trabajo, de rechazar la recepción de un comunicado administrativo de Guido Mitma indicando que el congreso ordinario para elegir al nuevo comité ejecutivo, fue programado para el mes de abril. La sospecha es que el Ministerio validará una supuesta auto convocatoria de los dirigentes afines para armar un escenario propicio y elegir al nuevo ejecutivo de la COB, de una lista de dirigentes mineros seguidores del MAS.
El capítulo sobre la política de copar espacios sindicales aún no está cerrado y se verá cuando se realice el congreso de la COB, cuya sede debe ser fijada por el actual ejecutivo por estar dentgro sus facultades, aunque sea desconocido por los sindicatos paraleros, que acusa a Mitma de actuar junto al reciente Conade que pidió la abrogación del Código Penal, respeto al 21F y a la Constitución, actitud que erizó a los afines a Evo Morales.
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