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El Tribunal Supremo de Estados Unidos respaldó este lunes el uso de la inyección letal para ejecutar a condenados a muerte. El caso afecta únicamente a las ejecuciones realizadas con el fármaco midazolam y que fue empleado en tres ejecuciones en las que los presos mostraron signos de dolor y tardaron más tiempo del esperado en morir.
Una mayoría de cinco jueces a cuatro ha decidido sin embargo que los demandantes no habían logrado demostrar que la dosis empleada de midazolam “conlleva un riesgo importante de dolor severo” para el preso, según dicta la sentencia redactada por el juez Samuel Alito. El magistrado también alega que los presos que rechazan el uso de esta droga tampoco aportaron “un método alternativo con menor riesgo de dolor”.
El juez Stephen Breyer redactó una de las opiniones de la minoría en este caso y aseguró que es “altamente probable” que la pena de muerte constituya una violación de la Constitución, al no proteger al reo de un castigo cruel e inusual. “Como mínimo, este Tribunal debería convocar una sesión específica sobre la cuestión fundamental”, en referencia a la pena capital.
Los jueces se han pronunciado sobre la demanda planteada por varios condenados a muerte en Oklahoma y que denunciaron que el uso de midazolam había resultado en varias ejecuciones en las que el sufrimiento del reo representaba una violación de la Constitución estadounidense, que prohíbe el castigo cruel. La sesión oral del juicio se celebró el pasado mes de abril, justo un año después de que la ejecución de un preso durara más de media hora en la que se le escuchó retorciéndose y quejándose en la camilla.
La muerte de aquel reo desató un debate sobre la pena de muerte y el uso de fármacos como el midazolam, de uso más reciente. Oklahoma es uno de los estados afectados por la falta de abastecimiento de medicamentos por parte de laboratorios europeos contrarios a que se usen sus productos en la ejecución de presos estadounidenses.
El midazolam ha sido protagonista de tres ejecuciones, incluida la de Oklahoma, en las que los reos han tardado más tiempo del previsto en quedar sedados y por tanto protegidos del efecto de las otras dos inyecciones que paran la respiración y el corazón. En Arizona, otro reo tardó casi dos horas en morir, mientras que en Ohio un condenado mostró signos de ahogamiento durante media hora. (Información tomada de www.infobae.com)
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