Internacional
Asunción de María, fiesta nacional surcoreana
Papa invita a dejar ‘modelos económicos inhumanos’

Viernes, 15 Agosto, 2014 - 10:03

En una misa que celebraba tanto la Asunción de María como la fiesta nacional surcoreana, el Papa Francisco invitó a los católicos de Asia a «rechazar los modelos económicos inhumanos que crean nuevas formas de pobreza y marginan a los trabajadores». El Santo Padre abordó también otro problema de este país rico y supertecnológico: «la desesperación que crece como un cáncer» y lleva a muchas personas al suicidio. El Papa no se anda por las ramas.

Como la intensa bruma matinal le impidió realizar el desplazamiento en helicóptero, el Papa y sus acompañantes tomaron un tren rápido hasta Daejeon, en el centro del país, donde le estaban esperando cincuenta mil católicos en el espléndido estadio construido para el Mundial de Fútbol del 2002.

La recepción fue entusiasta: un mar de pañuelos blancos y gritos rítmicos de «¡Viva Papa!», coreados al unísono en un clima de fiesta. Francisco utilizó como «papamóvil» un vehículo blanco al que le habían quitado la capota. A la seguridad del Vaticano se añadieron unos guardaespaldas coreanos, también de traje oscuro pero fáciles de distinguir porque llevaban gafas de sol en un día nublado.

Antes de iniciar la misa, el Papa se reunió con un grupo de diez supervivientes y familiares de víctimas del ferry «Sewol», en cuyo naufragio, el pasado mes de abril, perecieron más de trescientos escolares jóvenes que iban de vacaciones a la isla de Jeju. El dolor de una tragedia por negligencia sigue atenazando no sólo a las familias sino también al país, y el Papa escogió como marco para este encuentro precisamente la misa en el día de la fiesta nacional, que conmemora la liberación del Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial el 15 de agosto de 1945.

En su homilía, el Papa invitó a los coreanos a «combatir el señuelo del materialismo que sofoca los valores espirituales y culturales» y a hacer frente al «espíritu de competencia desenfrenada que genera egoísmo y conflictos».

Con todo vigor, el Santo Padre exhortó a «rechazar los modelos económicos inhumanos que crean nuevas formas de pobreza y marginan a los trabajadores», y a rechazar también «la cultura de la muerte que devalúa la imagen de Dios, el Dios de la vida» en cada persona humana.

El Papa abordó uno de los problemas de la acelerada prosperidad, concretamente, «el espíritu de desesperación que crece como un cáncer en una sociedad exteriormente rica pero que interiormente sufre amargura y vacío». También se refirió, de modo implícito pero muy claro, al elevado número de suicidios «de tantos jóvenes a los que esa desesperación ha hecho pagar su tributo».

Aunque afrontaba los problemas con toda claridad, el mensaje del Papa era positivo, pues les exhortaba a poner la esperanza en Dios y a esforzarse en un servicio a los demás que tiene, como premio inmediato, olvidar los propios miedos y disfrutar la alegría del Evangelio.

En el rezo del Ángelus, el Papa tuvo palabras de consuelo y afecto para los afectados por la tragedia del «Sewol», y felicitó a los coreanos por la fiesta de la liberación, que coincide con la Asunción de la Virgen. (ABC.es)

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