Internacional
Para paliar aguda escasez
Maduro delega a 18 jefes militares control de alimentos
Fuerte control militar en Venezuela a la distribución de alimentos. Foto/El Paìs

Domingo, 11 Septiembre, 2016 - 17:36

La producción y distribución de los principales alimentos e insumos básicos en Venezuela ha sido confiada a 18 altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Se trata del más reciente esfuerzo del Gobierno de Nicolás Maduro por intentar paliar la aguda escasez y el desabastecimiento crónicos de la nación sudamericana.

A través del general en jefe Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa y jefe de la denominada Gran Misión Abastecimiento Soberano, el régimen chavista intenta reforzar los controles manu militari. Está convencido de que hay una confabulación en su contra para evitar que los productos lleguen a los anaqueles, y cree que los militares pondrán a funcionar toda la cadena de producción y distribución de los productos que componen la dieta de los venezolanos.

Horas después del anuncio de Padrino López comenzaron las bromas en las redes sociales. La letra de una vieja guaracha de la legendaria orquesta Billo's Caracas Boys, llamada Los Cadetes, fue modificada para incluir en el estribillo las alusiones a las nuevas funciones del generalato de las fuerzas armadas venezolanas. "La marina tiene carne, la aviación tiene el arroz, los cadetes venden pollo y la guardia, papelón".

A lo largo de toda la era bolivariana, que comenzó en febrero de 1999, el Gobierno siempre ha achacado a las cadenas de distribución el elevado precio de los bienes o la desaparición de éstos de las estanterías debido a los controles de precios establecidos desde los tiempos del difunto Hugo Chávez. Después de declararse socialista en 2007, el régimen decidió incrementar la participación estatal en la economía e intervenir en el proceso de distribución.

En 2008 crearon las guías de distribución, un documento que entrega la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria, para controlar la entrega de la materia prima a las fábricas y luego el traslado del producto final desde los almacenes hasta los supermercados públicos y privados.

La reducción de la producción nacional por las condiciones impuestas al sector privado, expresadas en controles de precios y márgenes máximos de ganancia en una economía inflacionaria, además de las expropiaciones de miles de hectáreas, terminó fomentando un gran mercado negro alrededor de productos escasos. Los productos no terminan en los supermercados, sino que son desviados a redes clandestinas que los comercializan mediante la mensajería instantánea de los teléfonos inteligentes.

Tras declararse socialista Venezuela se convirtió en una gran economía de puertos. Las cifras del Banco Central de Venezuela indican que las importaciones públicas no petroleras se incrementaron desde 5.565 millones de dólares en 2007 hasta 12.614 millones de dólares en 2014, último año con cifras disponibles. Mientras el precio del petróleo era elevado el Gobierno pudo financiar el consumo y suplir todo aquello que el sector privado no estaba produciendo.

TEXTO: EL PAIS

 

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