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Un juez sobreseyó este jueves a 17 indígenas acusados de haber matado por venganza en 2013 a un número indeterminado de aborígenes en aislamiento voluntario de la Amazonía, informó la fiscalía.
Los indígenas huaroni estaban acusados inicialmente de genocidio a raíz de la muerte, en lo profundo de la selva, de varios taromenane en marzo de 2013, pero la fiscalía resolvió imputarlos luego por homicidio atendiendo un fallo constitucional.
Las autoridades nunca hallaron los cadáveres, pero emplearon como evidencia declaraciones de testigos y fotografías que se tomaron los implicados con los cuerpos de sus víctimas.
Sin embargo, el juez de garantías penales Álvaro Guerrero desestimó los argumentos de la fiscalía justamente por no haber sido recuperados los cadáveres.
De los 17 acusados, apenas cinco comparecieron en el proceso, aunque siguen en libertad, mientras que los otros 12 siguen prófugos.
"La Fiscalía apelará está decisión del juez luego de que se conozca por escrito la resolución", dijo el organismo en un comunicado.
Según las autoridades, el ataque contra los taromenane fue producto de una vengaza. Los huaorani presuntamente tomaron represalias por la muerte de dos ancianos de su comunidad en una alejada zona del Parque Nacional Yasuní, una reserva ecológica de un millón de hectáreas ubicada al este de Quito.
Tras perpetrar la matanza, los indígenas raptaron a dos niñas taromenane de siete y tres años. Una de ellas fue liberada por la policía, mientras que la más pequeña continúa en poder de los huaorani.
El sacerdote español Miguel Angel Cabodevilla, quien trabaja con las comunidades del lugar y escribió un libro sobre la sangrienta venganza, dijo en su momento a la AFP que unos 20 taromenanes pudieron morir a manos de los huaoranis.
Los taromenane y tagaeri son pueblos nómadas en aislamiento voluntario que se mueven en una amplia zona del Yasuní. Se desconoce cuántos viven y las únicas huellas de su existencia son fotografías, lanzas y utensilios. (AFP)
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