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"Macas vuelve a la tranquilidad", escribió hoy en su cuenta de Twitter el ministro ecuatoriano del Interior, José Serrano, al informar sobre el resultado de un diálogo sostenido con manifestantes y autoridades de esa zona amazónica, donde en los últimos días se registraron duras protestas.
No obstante, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que desde la semana pasada convocó a un "levantamiento" o protesta de comunidades, reiteró que mantendrá la medida de hecho hasta que el Gobierno archive unas enmiendas constitucionales que incluyen la reelección presidencial indefinida.
En Macas los indígenas exigen la construcción de una carretera de acceso a la localidad de Taisha, una comunidad hasta la que, por ahora, sólo se puede llegar por vía aérea.
La construcción de esa carretera está suspendida por la falta de una licencia ambiental aunque, tras el diálogo de hoy, la ministra de Ambiente, Lorena Tapia, abrió la posibilidad de emitir un nuevo permiso.
"Hemos considerado la posibilidad de otorgar una nueva licencia ambiental", señaló Tapia a periodistas en Macas, aunque recordó que el anterior permiso había sido retirado por detectar "contaminación de fuentes de agua, tala indiscriminada de bosques y el mal manejo de desechos" por parte de las autoridades locales que se habían comprometido a cumplir esas recomendaciones.
Marcelino Chumpi, prefecto de la provincia amazónica de Morona Santiago, cuya capital es Macas, remarcó que este acuerdo permitirá a los habitantes de Taisha contar con una carretera.
Tras los diálogos, el ministro del Interior, en su cuenta de Twitter, aseguró que esa capital provincial "vuelve a la tranquilidad" tras los hechos violentos registrados la víspera, cuando se informó de ocho policías heridos durante las protestas.
Y aunque en esa zona de la Amazonía el diálogo parece haber surtido efecto, en otros sectores del país se mantienen las acciones de fuerza por parte de indígenas y otros grupos sociales.
En la localidad de Ambatillo, en la provincia andina de Tungurahua (centro), se informó de que la comunidad retuvo por varias horas a un par de soldados.
Según un informe del diario El Comercio en su web, los militares retenidos se dirigían al sector de Pilishurco, donde se ubican antenas de transmisión de radio y televisión, para protegerlas de eventuales ataques por parte de los manifestantes.
Ello porque algunas protestas, que desde la semana pasada se mantienen en varias zonas de la sierra andina y de la Amazonía ecuatoriana, se han tornado violentas.
El Gobierno informó ayer, miércoles de al menos 104 policías heridos y 102 manifestantes detenidos.
El presidente de la Conaie, Jorge Herrera, en declaraciones a periodistas aseguró que el "levantamiento" continuará hasta que el Gobierno del mandatario Rafael Correa archive las enmiendas constitucionales.
"No podemos dar pie atrás, vamos a continuar con esta medida de hecho", afirmó Herrera, quien permanece por noveno día consecutivo junto a un grupo de dirigentes de la Conaie y otros sectores sociales, en el parque El Arbolito, en el centro de Quito, como parte de la protesta.
Por su parte, Pablo Serrano, dirigente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), conminó al presidente Correa a que "archive ese paquete de enmiendas" y que llame a una consulta popular para que sea la ciudadanía la que defina si se aprueban o no.
También anunció que este viernes se efectuará una nueva marcha en Quito.
Ante esa situación, la influyente iglesia católica ecuatoriana hizo hoy un llamamiento para que cese la violencia en las manifestaciones y a encontrar caminos de diálogo.
El Episcopado, en un comunicado, se pronunció "en favor de una paz sólida" y precisó que "las manifestaciones de violencia física o verbal, vengan de donde vengan, siempre serán la vía incorrecta para conseguir el verdadero diálogo, muchas veces no deseado por todos".
"El que dialoga busca llegar a un acuerdo y está dispuesto a tomar lo positivo de quien piensa distinto para hacer las correcciones necesarias, siempre en aras de los intereses más altos de la estabilidad y la convivencia social", sostuvo el Episcopado. (La Vanguardia)
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