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Hoy cumple años Pelé. 75. ¿Y? Que nada, que uno mide la edad propia con la de las ídolos. Si él tiene 75, uno tiene...Y entonces se activan recuerdos, sensaciones, certezas, incertidumbres de la vida propia generadas por ese espejo lejano.
Para los niñitos que juegan a la Play con el Barsa, Pelé es tiene los años de sus abuelos y lo conocen porque alguna vez su padre lo ha mentado. ¿Pelé?, ¿Que tiene que hacer Pelé al lado de Messi, de Cristiano? Probablemente mucho.
Hay una obligación moral en la transmisión oral y hacerles entender a las nuevas generaciones que si bien es falso (o relativo) que "todo tiempo pasado fue mejor", en el tiempo pasado también había otros Messi u otros Maradona.
Y Pelé era el Leo, el Diego o el CR7 de los mayores. Abuelito dime tú, ¿cómo jugaba Pelé? Jugaba como los Dioses, Nene. La rompía, la descosía, hacía goles con la derecha, con la zurda, era un formidable cabeceador, manejaba todos los tiempos, todos los secretos, los silencios y las voces, las desmesuras, el antes y el después, el quizá, el no, el sí. Todo.
Ahora anda por ahí, con la próstata maltrecha, operado varias veces, rentabilizando su justificada condición de leyenda viviente. ¿Fue mejor que Diego?, ¿que Messi?...No conviene contestar preguntas que no tienen respuestas.
Pelé fue enorme, el más grande su tiempo, bandera del Brasil campeón del 58, postergado por lesión en el título del 62 cuando Garrincha tomó el liderazgo, molido a golpes por los portugueses en el 66 cuando Los Beatles inauguraban una nueva cultura, genio absoluto en el el Mundial de México 70.
Fue, acaso también, el primero que acercó fronteras entre deporte y espectáculo: pionero del soccer en aquel Cosmos de vida fugaz, inventor del marketing con los "mil goles", voz autorizada del juego y, en su decadencia, arrogante juez de los otros. Ningunea a Messi, acusó de drogón a Diego pero como Diego es Diego siempre le recuerda que "debutó con un pibe".
Pelé es más que eso, es más, incluso que su fútbol maravilloso, aquella metáfora del arte flotando en el aire con una pelota cercana. Pelé, cuanto más extraordinario se convertía, menos se pertenecía. Pelé está socializado en la memoria de millones de hombres para quien fue el Messi, el Diego o el Cristiano de su niñez y su juventud. Pelé es el recuerdo de nosotros mismos. Y desearle un feliz cumpleaños, es festejar nuestra propia vida.
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