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El Atlético de Madrid sigue firme en su lucha por conquistar la Liga. Los de Simeone sumaron tres puntos más en Vallecas ante un Rayo que sigue con su estilo de fútbol abierto, atractivo, pero que comete muchos fallos defensivos que le están condenando casi en cada partido. El Atlético, con Sosa por la derecha, y con Koke en el equipo inicial por Tiago, lesionado en el calentamiento, comenzó mandando y no tardó en marcar. Fue en el minuto nueve cuando el propio Villa presionó a Raúl Baena hasta quitarle el balón que se lo pasó a Diego Costa que acaba devolviéndoselo a Villa para que marcara a placer.
El Atlético dominaba sin problemas y parecía que tenía la victoria encarrilada, pero todo pudo cambiar en el minuto 11 cuando Manquillo cometió penalti sobre Bueno. Viera lanzó la pena máxima, pero Courtois la paró evitando el empate. Los colchoneros, superado ese susto, seguían mandando en el partido ante un Rayo que quería pero no podía superar a un Atleti al que sólo le faltaba plasmar esa superioridad en el marcador. Eso lo solucionó Arda Turan en el minuto 30 al marcar el 0-2 tras una buena jugada del ataque rojiblanca que acabó con un pase de Sosa a Arda que marcó a placer. El partido era claramente rojiblanco, aunque el Rayo despertó y Viera ponía el 1-2 en el minuto 40, gol al que el Rayo se quería aferrar para remontar y fue a por ello. Sin embargo, el Atlético no le dejó. Saque de esquina y Arda Turan, en el segundo palo marcó sin oposición el 1-3. Así, se llegó al descanso de un partido que parecía sentenciado para el Atlético que, por cierto, vivió un momento de susto con Diego Costa cojeando por un golpe en la rodilla que, al final, se quedó en eso, en un susto porque el delantero siguió jugando sin problemas.
La segunda mitad hizo buenos los pronósticos y el Atlético era el amo y señor del partido. El Rayo buscaba volver a entrar en el partido, pero los del Cholo se mostraban muy seguros atrás y siempre peligrosos arriba. Todo eran buenas noticias para los intereses rojiblancos hasta que llegó el minuto 64 cuando Óliver Torres, que había entrado en el 60', se fue del campo en camilla y llorando porque se le había dislocado el hombro. Una mala noticia para el canterano que había vuelto al equipo, pero la mala suerte se cebó en él.
El partido transcurría sin muchas novedades hasta que llegó el minuto 74. Fueron aproximadamente 60 segundos en los que el partido se volvió loco. Saúl Ñíguez marcaba en propia puerta el 1-4 tras un remate de Diego Costa y casi en la jugada siguiente, Larrivey cabeceaba a gol el 2-4. Fue un minuto de locura que acabó ahí, aunque el Rayo buscó que siguiera ese ritmo frenético jugando un fútbol más directo. El Atlético pudo y supo frenar esas ansias del equipo local que buscó hasta el último segundo el milagro de la remontada ante un equipo rojiblanco que seguía llegando con mucho peligro a la contra. Al final, el marcador no se movió y el Atleti sumó tres puntos más en su carrera por la Liga.
(Tomado de mundodeportivo.com)
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