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El cuadro rojiblanco venció por 2-0
El Atlético de Madrid vuelve a ser el verdugo de Barcelona
ATLÉTICO DE MADRID SE CONVIERTE OTRA VEZ EN EL VERDUGO DE BARCELONA
El festejo del francés Antonie Griezmann.

Miércoles, 13 Abril, 2016 - 17:33

El Atlético de Madrid agrandó su historia en la Liga de Campeones con un ejercicio efectivo primero y de resistencia, pasión y sufrimiento después contra el Barcelona, al que eliminó en los cuartos de final en el Vicente Calderón con dos goles del francés Antoine Griezmann entre el éxtasis de la afición.

Una hazaña más del conjunto rojiblanco, un bloque de una tremenda competitividad, que supo aprovechar su momento en el primer tiempo con el 1-0, después contener el arrebato ofensivo del Barcelona en la última media hora y luego, allá por el minuto 87, sentenciar con un tanto de penalti del internacional galo, el definitivo 2-0.

No estará el Barcelona en las semifinales, como hace dos años, porque en su camino se cruzó de nuevo el Atlético, a dos partidos de la final de la máxima competición europea por segunda vez en los últimos tres cursos, con su primera victoria contra el equipo azulgrana de Luis Enrique, anulado durante una hora del encuentro.

Tampoco asumió ni un solo riesgo el conjunto azulgrana desde su puesta en escena, fiel a esa predisposición invariable de manejar el juego desde el balón, a esa posesión, hoy por momentos incluso cansina en su propio terreno, pero sin profundidad, como si las vías ofensivas fueran a abrirse sólo por inercia ante el repliegue rival.

Todo calculado al milímetro, desde una calma tensa, desde tanta preocupación por cualquier concesión al contrario que el encuentro resultó anodino en todo el comienzo del duelo. Medido el Atlético y conformista el Barcelona, que mareó la pelota sin destino aparente. Nada más hacerla suya. Si la tenía él, no la tenía su adversario. Y si no la tenía su adversario no había contraataques ni sobresaltos.

No le importó al Atlético, que desde la paciencia y su fría gestión emocional aprovechó su momento, en el minuto 35, en un mal despeje, al centro, de Jordi Alba. Lo recogió Gabi. Después, un envío estupendo de Saúl Ñíguez con el exterior de la zurda y un cabezazo impecable, sin oposición rival, de Griezmann. Gol. 1-0.

Barcelona con la necesidad de un gol, con todo lo que eso conlleva en cuanto a la responsabilidad y cuando enfrente tienes al Atlético, una roca defensiva, pero sin renunciar al ataque, al segundo tanto, mucho más cerca del Atlético que del Barcelona, como demostró un cabezazo en parábola de Saúl Ñíguez que rechazó el larguero.

 

Arrinconado, entonces sí, por la posesión del Barcelona, que entonces sí se acercó a ese conjunto azulgrana ambicioso, temible en torno al área contraria, con dos ocasiones de Luis Suárez, paradas por Oblak, pero delante estaba el Atlético, enorme, como la jugada de Filipe Luis en el minuto 87 hasta el área contraria, hasta el penalti por mano de Iniesta, hasta el 2-0 de Griezmann, hasta la clasificación para las semifinales del equipo rojiblanco.

(Tomado de EFE)

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