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Pocos se extrañarían de ver a Arjen Robben pasar los dos próximos días rumiando recuerdos dolorosos. Al fin y al cabo, la última imagen de la Copa Mundial de la FIFA™ que el extremo neerlandés guarda en su memoria es la de su rival de este viernes, España, levantando el trofeo que él tanto anhelaba.
Pero fue otro recuerdo —el de su fallido uno contra uno frente a Íker Casillas a mediados de la segunda mitad— lo que atormentó a Robben durante los días y meses que siguieron a aquella cumbre. “Pienso mucho en esa jugada”, confesó en el epílogo del torneo. “Duele fallar una ocasión así”.
No obstante, Robben se mostró optimista más que pesimista durante su conversación con FIFA.com de cara al reencuentro con la Roja en Salvador de Bahía. Mucho del porte animoso y sereno del delantero de 30 años es atribuible a su afortunada trayectoria personal desde aquella aciaga noche en Johannesburgo. En ese sentido cabe destacar su conquista de Europa y del mundo con el Bayern de Múnich, y su gol definitivo en la final de la Liga de Campeones de la UEFA de 2013, en la que fue nombrado mejor jugador del partido.
Savia nueva
Su felicidad parece deberse en igual medida a los jóvenes jugadores holandeses que han viajado con él a Brasil, al sistema de juego que han adoptado y, sobre todo, al hombre responsable del nuevo proyecto de la Oranje. Tal era su buen humor que incluso le dio para reflexionar sobre el certamen de 2010 con pundonor más que con remordimiento, y para calificarlo como su Mundial favorito.
“Me siento muy bien en estos momentos, tanto física como mentalmente”, afirma con énfasis. “Un Mundial siempre es algo especial, y estoy muy contento de estar en Brasil para jugar éste. Guardo recuerdos particulares de cada Mundial que he visto o jugado, pero el de Sudáfrica fue un gran torneo para mí. Obviamente fue una gran decepción que perdiéramos la final, pero yo sigo estando muy orgulloso de lo que conseguimos juntos en aquel campeonato”.
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