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La actuación de los árbitros en el torneo de la Liga, que lleva apenas cuatro fechas disputadas, ha puesto nuevamente en el tapete de las discusiones la cuestión arbitral.
Muchas son las quejas en torno a la tarea de los jueces; sin embargo, los árbitros nacionales aseguran que nadie se pone en sus zapatos.
Que los colegiados tienen que estar preparados para todo, lo dice la anécdota que se cuenta en el ambiente referil, que remarca que los jueces deben estar dispuestos a escuchar los peores insultos, sobre todo los referidos al 27 de mayo.
Juan Carlos Lugones, en su momento árbitro FIFA, asegura que los colegiados deben estar preparados para todo tipo de presiones que van desde: la hinchada, jugadores, jueces, dirigentes y periodistas.
“Para eso estudian”, remarca quien conduce el programa Análisis Arbitral por canal siete.
A la pregunta de qué siente un árbitro cuando le mencionan a la madre, Lugones dice que hay momentos en los cuales se debe mantener una tranquilidad a prueba de presiones.
“No es lo único que se escucha en la cancha, pero evidentemente es lo más grave y merece una sanción porque eso no se puede permitir”, manifiesta.
Lugones cuenta que por estos días circula otra anécdota y es aquella de buscar un disfraz para el día del partido.
“Desde que ocurrió el acuchillamiento de un juez de línea en Sucre, que por cierto hasta ahora no se investigó, los árbitros deben salir de la cancha disfrazados, a ese extremo de inseguridad están sometidos los jueces”, afirma el exinternacional. En relación con este tema, otro exárbitro, Jorge Antequera, dijo que los jueces están sometidos a fuertes presiones, desde que llegan al aeropuerto de una ciudad hasta que la abandonan.
En relación con la remuneración que perciben, Lugones asegura que es otra de las cosas que marcan la injusticia de este deporte, ya que los jugadores cobran mucho y en dólares y ellos poco y en bolivianos.
“Además el árbitro boliviano es el peor pagado, en el mejor de los casos, apenas mil quinientos bolivianos”, reflexiona.
Los árbitros, en muchos casos, son aquellas personas que en su momento quisieron ser jugadores, pero el talento mayor estaba en la dirección de un cotejo.
En el fútbol nacional se ha hecho habitual las recusaciones, las ácidas críticas y el reproche constante, sobre todo cuando se pierde un partido.
“Al juez lo han elevado a la categoría divinal, ya que no admiten que como ser humano se equivoque, pero nadie dice nada cuando un jugador falla un gol y actúan mal”, comenta Lugones.
“Esto es cuestión de vocación, no otra cosa”, afirma el exárbitro finalmente.
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