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En el Tercer Encuentro Latinoamericano de Teatro del Oprimido, en el taller denominado: “Dramaturgia del teatro fórum”, a cargo de Julián Boal, hijo del reconocido dramaturgo, director y pedagogo teatral brasileño, Augusto Boal. Al evento asistieron varias personas provenientes de distintos países.
“El teatro del oprimido viene del colapso de las democracias y de la izquierda, en una reflexión crítica sobre lo que significa una dictadura o sobre lo que son los partidos centralizados y a las que intenta dar una respuesta por la forma. Los partidos centralizados ven el futuro como una línea recta, el Teatro del oprimido dice que hoy se puede inventar, que hoy hay soluciones posibles, se puede romper con la rutina, con la línea recta del progreso que no es más que un retroceso para los pueblos”, argumentó Julián Boal.
Boal argumentó que la dinámica del Teatro Fórum radica en la creación de una función donde los actores muestran una opresión de las que son víctimas en el cotidiano vivir. Estas problemáticas son representadas por una o un protagonista que intenta plantear soluciones pero que falla irremediablemente en su intento.
“Cuando falla este protagonista será reemplazado por los miembros del público que levantan la mano, gritan ‘stop’, se van a escena e intentan otras alternativas para seguir luchando contra esa opresión”, manifestó Boal.
Lo que intenta lograr el Teatro Fórum –aclaró Boal- es que la opresión que se da no responsabilice a los personajes de modo individual, sino que exista una responsabilidad más colectiva; de esa manera, uno de los personajes de la obra intentaría crear un grupo para tratar de cambiar esas estructuras o sistemas de opresión.
“Muchas veces, el error frecuente del la metodología del ‘Teatro Fórum’, es individualizar muy a fondo a los personajes para que luchen o peleen. De hecho, si esto fuera así se tendrían consecuencias muy graves; no es sólo una cuestión de coraje y violencia, sino que hay la posibilidad de ejercer ese coraje, y convertirlo en otra convicción para luchar contra las opresiones”, indicó Boal.
Finalizado el taller, Boal resaltó el dinamismo que muestra cada una de las actividades de los que fue parte, ya que notó el compromiso y la activa participación de los asistentes en los diferentes eventos.
“Yo venía de la experiencia de Guatemala, que fue muy buena pero que mostraba mucho un teatro foro individualista o personalista. Hasta ahora, me encanto ver que las obras no se hicieron a gusto de unos solos, sino se vieron funciones más elaboradas y no solo hablo de lo estético, de lo bello o la música, sino hablo de la posibilidad de presentar políticamente y teatralmente una opresión. Ahí hubo el salto desde el último encuentro”, finalizó Boal.
Entre los diferentes asistentes del taller estuvo a Maximiliano Glorioso, o “Maxi” como lo conocen sus allegados, un activista argentino que vino especialmente desde su país para ser parte de este encuentro intercultural.
“Soy miembro del Movimiento Popular “La Dignidad”, que es un grupo social de la Argentina. Nosotros comenzamos siendo un grupo piquetero, cortábamos las calles y las rutas, y luego cambiamos el nombre al actual, y nuestra labor es construir poder popular en las bases, con escuelas, jardines, radio, televisión y cooperativas de trabajo”, contó Maxi.
Maxi, considera que la revolución se da en base a una revolución cultural que nace en el acontecer social de un país, y que “El teatro del oprimido” busca precisamente, ese relacionamiento con el ámbito cultural y artístico. Pues, se trataría de una herramienta para la liberación del hombre y la mujer
“En los barrios se armaron grupos de teatro y estos van de la mano con el movimiento, escenificando problemas que viven al interior de su realidad social. Bolivia un hermoso país al que amamos y fuimos recorriendo diferentes eventos y obras, tomando talleres, discutiendo papel del teatro del oprimido en la proyección del futuro y muchas otras cosas más”, argumentó.
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