Opinion

EL “SHOW” DEL LEGISLATIVO Y LA MUERTE DE LA DEFENSORÍA
Cara o Cruz
Raúl Peñaranda U.
Miércoles, 20 Abril, 2016 - 12:39

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El Gobierno ya sabe quién será el próximo Defensor del Pueblo. Me imagino que es una persona que no tiene título profesional y que habla un idioma nativo. El Ejecutivo utiliza a su apéndice, llamado Asamblea Legislativa, para lanzar convocatorias a su conveniencia para llenar distintos cargos públicos. De paso, logra que decenas de sus acólitos hagan fila y presenten sus papeles para dar muestras de un supuesto pluralismo, que en realidad no existe.
Los diputados que están a cargo de la morosa clasificación de las candidaturas (trabajo que deberían cumplir los funcionarios administrativos en el momento de recibir la documentación) informaron que algunos postulantes llevaron sólo dos o tres de los 13 requisitos solicitados. Uno es un sastre. Otro es futbolista. Varios están desempleados. Ellos mismos saben que no tienen chances y por eso mismo ni siquiera llevan todos sus documentos. No, son puro relleno, para que el oficialismo pueda decir que el proceso de designación fue abierto y pluralista.
Al final, con sus dos tercios de votos en el Legislativo, el Gobierno (nótese que no digo que es el Parlamento el que designa, sino el Ejecutivo) definirá cuál será el nuevo Defensor. Los parlamentarios oficialistas, que saben que reciben órdenes de Palacio, hacen lo que se les ordena. Están contentos así. Lo raro es que también legisladores opositores se presten a este juego y, durante horas, organicen carpetas, revisen certificados, clasifiquen currículos, firmen actas, cuando todo ello es parte de un circo destinado a entretener a los ya cada vez menos incautos bolivianos. Los periodistas somos los que más alentamos esta bufonada.
En 2010 el presidente Evo Morales ordenó que se eligiera a Rolando Villena como Defensor, según lo admitió después. El mismo Morales dijo que se “había equivocado” con esa decisión puesto que Villena, que apoyaba originalmente al “proceso de cambio”, realizó una gestión independiente y autónoma y pudo resistir las presiones y amenazas que se vertieron contra él. Y pese a haber recibido el apoyo de la bancada del MAS, Villena se condujo siguiendo lo que manda la ley y su propia escala de valores, no las órdenes que lanzan desde Palacio de Gobierno a todos los funcionarios estatales de alto nivel. Villena simplemente no les contestó el teléfono.
Por eso ahora el Gobierno no se equivocará. No puede designar a nadie que tenga ni un 1% de recato. No está en capacidad de sufrir nuevamente el riesgo de lo que le ocurrió al elegir a Villena. Y con ello la designación del futuro Defensor implicará la muerte de esa institución como la conocemos desde la elección de su primera encargada, Ana María Romero, de espléndido desempeño.
Es por esa razón que la bancada opositora yerra al hacerle el juego al oficialismo. Los diputados y senadores opositores no deberían ni aparecerse por la comisión que, con tanta diligencia, ordena y clasifica fotocopias legalizadas, libretas militares y certificados.
Último apunte: para elegir como Defensor o Defensora a esa persona sin título, que habla idioma nativo y que no tiene ni 1% de recato, y que el Gobierno ya ha identificado, su bancada-apéndice tuvo que aprobar una convocatoria de candidatos que incluyó como requisito el hablar una lengua nativa boliviana. Y allí el oficialismo se metió en un nuevo lío: los parlamentarios que inhabilitaron a los candidatos por no hablar uno de esos idiomas, ellos mismos no lo hablan. Tampoco lo hace el presidente Evo Morales, el Vicepresidente Álvaro García Linera y el 90% de ministros, viceministros y otros altos funcionarios. Es una muestra más de la hipocresía reinante y de la manera doble como se hacen las cosas. Apuesto que para elegir el próximo Contralor General, también haciendo gran show en el Legislativo, el MAS eliminará este requisito. / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1