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El canciller David Choquehuanca dijo este jueves que para ejercer soberanía sobre las aguas del Silala, Bolivia necesita un blindaje legal y el acompañamiento de la comunidad internacional, en el marco de una estrategia jurídica que será estudiada por la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar).
Esa afirmación la realizó durante una conferencia de prensa efectuada en la Cancillería, cuando fue consultado por qué Bolivia, si es propietaria de las aguas, no logra cortar el fluido de las aguas que nacen de 96 ojos de aguas en los bofedales del sur de Potosí.
Choquehuanca recordó que el presidente Morales cuando era diputado ha planteado que Bolivia pueda ejercer soberanía sobre las aguas del Silala y “se habló de cortar en ese entonces y se generó un debate”.
Sin embargo considera que antes de “cortar” se debe visitar el lugar para acercarse más a la realidad, tomando en cuenta la geografía de la zona, además que como país necesitaría de otros “elementos adicionales”.
“Para ejercer nuestra soberanía también necesitamos el acompañamiento de la comunidad internacional, tenemos que estar bien blindados por decir así, tanto por la legislación internacional como la legislación nacional, no es sólo es voluntad. Pero también tenemos que ser realistas, en qué medida podemos nosotros, a ver cómo cortamos. Para eso va a venir los hidrólogos”, dijo al indicar que todas las alternativas serán presentadas por la Diremar.
Consultado si el posible corte no iría en contra un reconocimiento de la ONU que a pedido de Bolivia, declaró el acceso al agua como un derecho fundamental tal en 2010, el canciller manifestó que esa declaración está inscrita en la Constitución boliviana que dispone defender los recursos naturales, peor en el caso de las aguas, además que en el caso del Silala, “los chilenos utilizan las aguas para comercio e industria”.
Por otra parte, dijo que no le preocupa el anuncio de la contrademanda anunciada por su homólogo chileno Heraldo Muñoz por las aguas del Silala y la sugerencia de parlamentarios chilenos de abandonar el Pacto de Bogotá. Choquehuanca atribuyó ambas posturas al estado de nerviosismo de la diplomacia de Santiago.
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