Solo el 1.8% de los colombianos son indígenas

La historia, como materia de estudio del pasado, ha sido relegada en casi todos los establecimientos educativos del país. Hace más de 25 años fue sacada del pénsum académico y reemplazada por la asignatura de ciencias sociales, o democracia. De manera que está en manos del maestro dedicarle tiempo a la historia, pero no es una obligación de los contenidos académicos. Por eso, los jóvenes no saben muy bien porque razón hoy lunes es fiesta. Sin duda, una de las más importantes del año.

Un día como hoy, en 1492, un grupo de hombres, casi todos españoles, que navegaban el océano Atlántico en tres carabelas en busca de Las Indias, llegaron a una pequeña isla en el mar Caribe, llamada por los indígenas Guanahaní, hoy conocida como Bahamas. Un marinero, Rodrigo de Triana, avistó la tierra, después de más de dos meses de navegación al mando de un italiano, Cristóbal Colón. El hecho se conocería mucho más tarde por los historiadores como el Descubrimiento de América.

Muchos países celebran esta fecha como una de las más importantes del año. En Colombia se conoció inicialmente como el día del descubrimiento de América, luego el Día de la Raza, como se le denominó también a comienzos del siglo XX en España.  En este último país celebran el día de la Hispanidad, que es el día nacional de España, por el inicio, en esa fecha de 1492, de su proyección lingüística y cultural por fuera de Europa. En Argentina, la celebración cambió de sentido y allí se hace la fiesta del respeto a la diversidad cultural; en cambio, en Bolivia y Venezuela se habla del día de la Resistencia Indígena.

En Colombia seguimos hablando del día de la Raza. ¿Un homenaje a quién? A las distintas razas que conviven en el país, dirán muchos. Pero, no hay que olvidar por lo menos dos cosas importantes. La primera, que razas puras prácticamente no existen en Colombia, excepto algunas colonias de indígenas y descendientes directos de africanos. El 74% del país es mestizo, una mezcla que inicialmente fue entre español e indígena, pero que se popularizó para todas las razas. El 24.2% de la población es afrodescendiente, que no significa que sea una raza pura, sino también mezclada con indígenas y españoles. Y un 1.8% sigue siendo indígena. Pero, lo importante es que el término de razas ha ido desapareciendo, dentro de la modernidad de los derechos humanos, la tolerancia y el respeto por el ser humano. El ser humano es uno solo, no importa su color de piel ni su condición social, política o económica.

Esta fecha debería de celebrarse con mayor ímpetu. En Armenia lo hacemos, de alguna manera, porque coincide con la conmemoración de la fundación de la ciudad. Y ahora se nota mucho más por el denominado Desfile Cuyabro, que recoge en estéticas parodias pasajes del Quindío del siglo XIX y sus características sociales, políticas, económicas, religiosas y de sus recursos naturales.

Las celebraciones de fechas como la de hoy, y las festividades de los pueblos como las que realizamos durante este fin de semana en Armenia deben de servir como un recurso para la memoria histórica. Para recordar, a través de diferentes recreaciones vivenciales, lo que somos, y cómo se ha construido nuestro ser social a través de los años.

Esta fecha debería de recordarse con desfiles que incluyan la población indígena de verdad, los primeros dueños de este territorio que habitamos. Es necesario que los reconozcamos más, como una cultura trascendental, a pesar de que solo sean el 1.8% de la población. Pero también de los afrodescendientes, para que no olviden su origen, aquel continente de donde surgió el hombre para poblar la Tierra. Y, claro, también los blancos y los mestizos, y su historia, desde la España del siglo XIV, aquella de los caballeros andantes que ridiculizó don Miguel de Cervantes, como las circunstancias que hicieron posible la mezcla que creo el mestizaje.

Hay que recordarlo hoy, somos un país biodiverso, ambientalmente rico, pero, también, diverso humanamente. En cada uno de nosotros suenan guitarras españolas, flautas indígenas, tambores africanos, y agitados laúdes árabes, que conjugan, sin duda, un hombre que solo puede ser colombiano. (La Crónica del Quindio)