- 5503 lecturas
Steven Eugene Washington, un muchacho autista, estaba desarmado en el barrio coreano de Los Ángeles, California, en 2010. Dos policías de raza blanca pensaron que tenía un objeto sospechoso en el cinturón y le dispararon dos tiros en la cabeza. Los policías no fueron acusados criminalmente.
En 2011, en Denver, Colorado, Alonzo Ashley tuvo una discusión con varios policías de raza blanca sobre el uso de un bebedero en un zoológico. Estaba desarmado. Para reducirlo, los policías usaron aparatos de choques eléctricos con tanta insistencia, que lo mataron. Ninguno de los oficiales fue sancionado.
En 2011, en Fulton, Georgia, Ariston Waiters, de 19 años y que estaba desarmado, fue considerado sospechoso de un robo y un policía le disparó dos veces por la espalda. Nunca se encontró algo que Waiters pudo haber robado. El policía no fue sancionado.
En 2012 Ramarley Graham, de 19 años, salió de un bar en el Bronx, Nueva York, y agentes antinarcóticos lo siguieron. Una cámara de seguridad mostró que Graham ingresó en su casa y que, minutos después, varios agentes de raza blanca rompieron las puertas delantera y trasera, sin una orden judicial, irrumpieron en la vivienda, lo encontraron en el baño donde se había ocultado y lo mataron. Estaba desarmado. Ninguno de los agentes fue sancionado.
En 2012 la joven Renisha McBride chocó su auto, en estado de ebriedad, en un barrio acomodado de Detroit, Michigan. Salió del vehículo y buscó ayuda en las casas circundantes en la madrugada. Uno de los vecinos, un hombre blanco, le disparó en el rostro desde dentro de su casa a través de un orificio en la puerta y la mató. Ahora enfrenta un juicio criminal.
En 2012, la Policía de Pasadena, California, fue informada de un robo. Dos agentes llegaron a las cercanías del lugar, vieron a Kendrec McDade, de 19 años, y le dispararon siete veces. Después se supo que nunca hubo el supuesto robo. McDade estaba desarmado cuando murió. Los policías solamente fueron suspendidos temporalmente con goce de haberes.
En 2012, Ervin Jefferson salió de su casa a defender a su hermano en una pelea callejera. Dos guardias privados, de raza blanca, de un edificio cercano se acercaron a ver lo que sucedía. Uno le disparó en el pecho y el otro lo embistió con su vehículo. Jefferson estaba desarmado. Los guardias fueron acusados de actuar ilegalmente como policías pero no fueron sancionados.
En 2012, en Sanford, Florida, Trayvon Martin aprovechó el medio tiempo de un partido que estaba viendo en la televisión junto a su padre para ir a comprar refresco a una tienda. Cuando regresaba a su casa el guardia civil voluntario George Zimmerman lo persiguió en su vehículo y le disparó. Zimmerman fue declarado inocente por un jurado cuyos integrantes eran mayoritariamente blancos.
En 2013 la novia de Lamar Robertson, quien tuvo un pre-coma diabético, llamó al 911 para pedir ayuda médica. La Policía de Waycross, Georgia, llegó a la casa, y pensando que Robertson estaba poniendo en riesgo a la vida de su novia, le disparó dentro de su casa. Estaba desarmado. Los policías, de raza blanca, solamente fueron suspendidos temporalmente con goce de haberes.
En 2014, en Ferguson, Misuri, un policía de raza blanca le disparó seis veces a Michael Brown, matándolo a plena luz del día. Brown estaba desarmado en el momento de los hechos. Su muerte ha ocasionado una oleada de violencia en su localidad.
Todos los asesinados, lo sabe usted estimado lector, eran de raza negra. Más de 300 eventos como estos se producen cada año en ese país.
En EEUU, según un estudio realizado por las universidades de Chicago, Harvard y Pensilvania, una persona de raza negra sufre penas de cárcel 18% más extensas que las personas de raza blanca por delitos similares. Un reporte de la Unión de Libertades Civiles de EEUU señala que una persona de raza negra tiene 3,8 veces más posibilidades de ser detenida que una de raza blanca por sospechas de delitos similares.
El racismo, que está acompañado casi siempre de clasismo, es uno de los temas pendientes más serios que EEUU debe enfrentar y resolver. Esta trágica situación de la comunidad afroamericana dura ya 500 años.
Raúl Peñaranda U. es periodista
- 5503 lecturas