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La mañana en el Club Bolívar comenzó con la habitual conferencia de prensa, en la cual un periodista de Católica Televisión y Juan Carlos Arce se enfrascaron en una “amable discusión” acerca de cómo se había jugado en Oruro.
“¿ Por qué Bolívar jugó mal ? fue la pregunta.
“¿Viste todo el partido? la respuesta.
La réplica de parte del comunicador expresaba que vio un resumen en la televisión.
La dúplica de parte del jugador, que la Academia había sido superior a San José, para agregar un “perdóname que te lo diga”.
Minutos más tarde, prosiguió con una extensa charla del entrenador Xabier Azkargorta con los jugadores, a quienes pidió hicieran un círculo en el medio de la cancha. Uno por uno habló el entrenador con los futbolistas, a quienes hizo un segundo pedido: acercase mucho más, porque tenía algo importante que decirles.
Acto seguido comenzó una intensa labor de tipo físico, como pocas veces se había puntualizado en el curso de las semanas pasadas.
Transcurridos algunos minutos de la sesión, el relacionista de Bolívar salió a pedir a los periodistas que por favor dejaran las instalaciones del estadio, debido a que el equipo, a pedido del entrenador, comenzaría a trabajar a puertas cerradas.
Voces de protesta se escucharon por parte de algunos reporteros, pero al final todos salieron del estadio.
No fue un día común y corriente en Bolívar, que terminó con una declaración de parte de Rómel Quiñónez, en sentido de que prefiere jugar en el estadio de Oruro, “que tiene la mejor cancha del país”, antes que hacerlo en el estadio de Tembladerani.
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