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Julián Boal, principal exponente del Teatro del Oprimido (TDO) en Latinoamérica, en el encuentro del sector, señaló que todos pueden hacer teatro, pero hay que saber emplear las herramientas.
“Hay mucha gente que hace TDO de maneras muy diferentes y muy interesantes. Es gente que no tiene relación con filósofos pero eso no quiere decir que su TDO sea malo (…) sino hay que ver que se puede hacer el TDO utilizando herramientas y conceptos marxistas”, sostuvo.
Según Boal, existe un dialogo entre TDO y el marxismo, a partir del manejo de un concepto que fundamentó su padre: la desmecanización, un sinónimo equivalente a lo que Marx identificaría como la división social del trabajo.
“Para Marx, lo peor que la explotación, que la pobreza o el gran escándalo del capitalismo es crear la división del trabajo ya que esta es el origen de todas las alienaciones; el asesinato de un pueblo. La división del trabajo es la obligación de tener que escoger una profesión y, a través de ésta, tener que escoger un número limitado de conceptos, acciones, actividades, como el modo principal de relación con la realidad.”, argumentó.
Ejemplificó la idea anterior con el hecho de que una persona visita a un médico, dicho profesional sólo se encarga de recetar y colmar al paciente de medicamentos sin que le interese las situaciones que propiciaran la enfermedad en cuestión.
“Yo creo que mi padre está dialogando con Marx cuando dice que toda la gente puede hacer teatro, incluso los actores. Toda la gente puede hacer teatro incluso los profesionales del teatro. Mi padre dialoga con la frase de Marx que está en la ideología alemana y que dice: ‘en una sociedad comunista no habrán pintores, solamente hombres que entre otras cosas harán pinturas’”, acotó.
Desde la perspectiva de Boal, existe otro tema a tratarse y que esta inmerso en las temáticas del TDO: el fetichismo. Según el concepto de Marx -explica Boal-, se asemeja al concepto de Freud: en que un hombre tendrá tanto interés sexual por un zapato, como para una mujer entera. Por tanto, sería tomar la parte por el todo. Esta situación está proyectado en muchas cosas como cuando se habla del arte, como una cosa separada del resto de la sociedad, o cuando se dice que la política es individual y está separada de la sociedad. De ese modo se estarían creando fetiches.
“Cuando Marx era joven, la gran agenda política de los intelectuales de izquierda era contra la religión. Para esos intelectuales, el obstáculo mayor de la libertad estaba en la mente de los hombres, en sus propias supersticiones. Para Marx era diferente, él escribe una carta a su padre donde le dice que la divinidad antes estaba en el cielo, pero que actualmente habría penetrado en las cosas. Para Marx esa divinidad se llama: el valor. El valor no está en las cosas sino proyectado en ellas, es una convención social. Cuando esa divinidad y valor entra en las cosas uno intenta comprar algo de comer, pero al no poseer el dinero, a uno se le niega el derecho de aquel alimento”, explicó Boal.
Según la explicación, para Marx, las convenciones sociales podrían doblegar ciertas situaciones sociales. Por tanto, el fetichismo estaría considerado como una abstracción y al mismo tiempo como algo concreto; una idea que va juntamente con la práctica, una realidad que construye un discurso, o un subjetivo que también es objetivo.
“Todo esto se relaciona con el TDO por dos cosas: primero, muchas veces vemos funciones del TDO o del teatro fórum, donde el problema es únicamente subjetivo, donde se pueden sacar esos problemas pero que no es tan sencillo, ya que estos problemas no pueden ser naturales pero pueden condicionar nuestra existencia. Y segundo, encontramos sistemas de opresión y estos son tan enormes o tan omnipotentes que de hecho no hay nada que hacer. Lo que dice Marx es que eso es una convención social, fue hecha o desecha por hombres y mujeres. Esto nos ayuda a encontrar un dramaturgia donde se proyecte a los reales oprimidos, donde estos no sean víctimas de una máquina absolutamente gigantesca que nos aplaste, ni estúpidos que consumen demasiadas producciones de Hollywood. Es necesario encontrar un punto entre los dos”, puntualizó Boal.
Boal también resalta una gran utilidad de las ideas anteriormente mencionadas sobre el fetichismo, ya que se trataría de una gran lección de humildad para los intelectuales, profesores artistas, etc., que tendrían la tendencia de pensar que bastaría con encontrar un buen libro, bastaría en pronunciar un buen discurso para que la realidad cambie, o que solamente es un problema de ideas.
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