PUEBLOS INDIGENAS

Indígenas
El presidente de la Asamblea Departamental de Cochabamba, Juan Carlos Noé, denunció que ninguna empresa privada quiere adjudicarse las obras de reconstrucción y rehabilitación de caminos de los pueblos indígenas.

CONAMAQ EN LA MIRA DEL MAS

Omar Qamasa Guzman Boutier

Podría considerarse el asalto a las oficinas del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) en la ciudad de La Paz, por parte de adherentes al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), como una más de las muestras de autoritarismo masista, pero el hecho esconde todavía algunas consideraciones que vale la pena recordar. Se entiende que una de las razones para tal asalto, fue la oposición de CONAMAQ a la farsa que la impostura de Evo Morales representa, ante los ojos del mundo indígena boliviano. Sin embargo, al margen de esa evidencia, el asalto revela también las ansias, por parte del gobierno, de cobrarse lo que ellos seguramente consideran, viejas deudas.

En efecto, la crítica del CONAMAQ al MAS y en particular a Evo Morales, viene de lejos. Incluso puede decirse que viene desde la fundación misma del Pacto de Unidad, allá por el 2004. La propia fundación del Pacto supuso, entonces, un esfuerzo para superar las distancias entre la lógica sindical campesinista de Morales y su partido y la lógica comunitaria de los pueblos indígenas. Con todo, estaba claro, cuando fundamos el Pacto de Unidad, que aquél hecho expresaba en ciernes, la posibilidad de la hegemonía de un discurso indígena, en el ámbito rural, en menos cabo del sindicalismo campesino. Lo estaba para nosotros, pero también para los enemigos del movimiento indígena, es decir para Morales y su partido. El motivo radicaba en que, a diferencia de lo que tantísimos investigadores sostienen, movimiento campesino y el movimiento indígena no son sinónimos; al contrario, expresan conformaciones sociales distintas y aún contradictorias.

El problema de fondo para el asalto a la sede de CONAMAQ, entonces, expresa esa vieja certeza y temor masistas. Recordemos que aún antes de las elecciones nacionales de diciembre del 2005, cuando los jerarcas del MAS borraron de un plumazo la lista para parlamentarios que las genuinas organizaciones sociales habían propuesto y las reemplazaron por personas sumisas, sin personalidad y con sólo la virtud de levantar la mano en el parlamento, ante cada orden del Poder Ejecutivo. Así, la oposición del CONAMAQ se hizo más evidente y derivó, en un primer momento, a fines del 2005, en la quema de las banderas del MAS, en la plaza Murillo. Por supuesto que esta oposición continúo y se expresó en las deliberaciones de la Asamblea Constituyente. En esa oportunidad y a pesar del gran despliegue del gobierno, en cuanto a asesores, informantes, ONG’s articuladas en su entorno y  dirigentes sindicales y una que otra autoridad originaria asimiladas por medio de prebendas al MAS, la oposición de los indígenas de tierras altas fue tal que derivó nuevamente en actos públicos. Una segunda queda de las banderas del partido de Morales y la actuación independiente en las principales comisiones de trabajado, dejaron una profunda huella de desprecio en Morales y sus muchachos, porque estaba claro que, efectivamente, no podía corromper a los indígenas de las tierras altas.

La cadena de acciones del CONAMAQ que indispusieron al gobierno, por supuesto, se mantuvo y fue uno de los primeros sectores (concretamente los ayllus de la provincia Bustillos, en el norte de Potosí) en manifestar en las calles su desacuerdo por el denominado “gazonalinazo” decretado por el gobierno de Morales, en diciembre del 2010. Posteriormente se sumó el apoyo a los indígenas de tierras bajas, agrupados en torno a la CIDOB y el enjuiciamiento a Evo Morales y su ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, por la represión a la marcha indígena, en Chaparina, en septiembre del 2011. Como se observa, la lista de motivos que tiene el gobierno del MAS, para acallar al CONAMAQ, es larga y se asienta en el propio momento crucial de la presente coyuntura.

Por ello es válido decir que la debilidad del gobierno radica en que ha perdido, desde los momentos fundacionales, el apoyo de los indígenas; sector supuestamente representado por este gobierno. Es una debilidad grande, si recordamos que el primer momento donde decae una hegemonía, es en el momento ideológico. La crítica de CONAMAQ, desde entonces, al gobierno de Morales, supone pues una crítica ideológica principalmente y desnuda la debilidad del MAS: tratar de organizar una estructura estatal, a espaldas del pensamiento indígena, al igual que todos los representantes del colonialismo interno lo hicieron siempre. En este orden, nuevamente queda claro que en lo profundo del anti-indigenismo, Evo Morales es indiferenciable de Sánchez de Lozada, de Banzer o de Manfred Reyes Villa, digamos.

A la vez, pero, la crítica del CONAMAQ al gobierno, ha tenido la virtud de desnudar el carácter falsamente indígena de Evo Morales y su gobierno. La impostura masista, únicamente ha servido para utilizar al movimiento indígena y al propio movimiento campesino, como escalera, en el acceso al poder político. El ensayo liberal del MAS, es tan abierto, que desde muy temprano el movimiento indígena boliviana ha logrado identificarlo y denunciarlo. Con ello, claro,  la postura “indígena” de Morales solamente sirve a uno que otro turista, a uno que otro periodista desinformado y a uno que otro diplomático. Es poco probable que la mentira masista, tenga todavía alguna utilidad en la política interna del país. Es todavía menos probable, que en torno a esa farsa, el actual gobierno pudiera desarrollar una exitosa convocatoria al electorado.

En tal sentido, el asalto a las oficinas del CONAMAQ, por adherentes masistas, huele más a manotazos de ahogado. Efectivamente, es la  desesperación extrema, la que conduce a los “estrategas políticos” del MAS (por llamar de alguna manera a lo que parece un club de oligofrénicos) a pretender revertir el curso de las inclinaciones políticas, en la base misma de la sociedad, particularmente indígena. En el mejor de los casos, puede pensarse que son motivaciones electorales las que han llevado a estos “estrategas” a  ese traspié, pero incluso en este campo, las cosas son algo más complejas. En primer lugar, dado la acumulación histórica en el movimiento indígena, el efecto a corto plazo, es decir el efecto electoral, no podrá expresarse en la votación misma (que es algo de segunda importancia, para el propio MAS). Los plazos, para borrar de un plumazo toda la orientación anti-indígena de Morales y su gobierno, son simplemente muy cortos. Por ello es válido decir que, con esa intervención a la sede del CONAMAQ, a lo sumo le puede interesar al partido de gobierno, a mostrar una careta indígena que -se espera- le podrían proporcionar los masistas asaltantes de la sede. Desde este punto de vista, importaría el símbolo, antes que la efectividad del voto.

Claro que puede también sacarse conclusiones referidas al largo plazo, de este asalto y de la “estrategia” del MAS. Lo que queda incuestionablemente demostrado, es el fracaso del intento liberal, en base a un supuesto indígena en el gobierno. Si algo bueno ha salido de todo este periodo de traición e impostura, es precisamente la demostración histórica del fracaso de tal intento, a pesar del esfuerzo que mestizos y campesinos cocaleros han puesto para desestructurar el pensamiento indígena, desde el gobierno mismo y con el apoyo de los centros económicos de poder mundial.

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Indígenas
Al menos 10 de las 22 Áreas Protegidas (AP) de categoría nacional están comprometidas para la exploración y explotación de los hidrocarburos a cargo de siete petroleras, afirmó el ambientalista e investigador, Jorge Campanini.
Cultura
“El THOA tiene un germen muy particular y se dio en un contexto social, económico y político muy interesante. Allá por los años 80 después del período de gobierno de (Hugo) Banzer, éramos un grupo de estudiantes de sociología de la (UMSA)”, relató Vitaliano Soria.
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El antropólogo Marcelo Lara señaló que el pueblo de los Urus del Lago Poopó, en el departamento de Oruro, no figura en el reporte censal, a pesar de que sus habitantes protagonizaron una marcha hacia la sede de gobierno.
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En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, los originarios recordaron que sólo fueron usados por el gobierno para apoyar al MAS y ahora con dos tercios en el Legislativo impone a los pueblos sus leyes.
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El Decenio Internacional fue renovado con otro que va del 2005 al 2015 y tiene como tema “Un decenio para la acción y la dignidad”, quiere decir la acción coordinada y mancomunada de la comunidad internacional para re establecer, defender y fortalecer la dignidad indígena, teniendo como base sus derechos fundamentales.
Indígenas
Somos una nación, no importa cuánto seamos de población, pero con una identidad propia, con una cosmovisión propia, con un territorio, con un sistema de gobernarnos, dijo Humberto Guarayo.

ANTI INDIGENISMO MASISTA

Omar Qamasa Guzman Boutier

El alejamiento de Benancio Quispe del cargo de viceministro de Educación Superior y la denuncia del afectado, por presunta discriminación promovido por el sector k’ ara encontrar de los sectores indígenas, incomodaron en gran medida al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS). La inicial respuesta del ministro de Educación, calificando la denuncia como una malcriadez no hizo sino validar en cierta medida, el contenido de la denuncia de Quispe.

Posteriormente, algunos militantes serviles a las estructuras dirigenciales dentro de ese partido, se apresuraron en salir en defensa del ministro, adelantando que Quispe sería remitido a la comisión de ética. Lo importante de todo esto parecido a una pantomima, fue que en el MAS, a raíz del hecho, se expresó una gran incomodidad, porque el incidente revelaba una vieja verdad: la impostura indígena de este partido. Como se sabe, esta impostura llegó al extremo de afirmar que Evo Morales sería nada menos que el primer presidente indígena y últimamente, en el colmo del delirio, que en tanto presidente indígena habría sido secuestrado en Europa, en ocasión del incidente con el avión presidencial.

Lo cierto es que el anti-indigenismo del MAS y del propio Evo Morales, viene de lejos. En verdad, Morales actuó siempre como punta de lanza en contra de los movimientos indígenas y sirvióa los sectores k’aras del país y de su partido (para seguir con el denominativo de Quispe) para frenar cualquier avance político institucional de los pueblos indígenas. Sin retroceder demasiado en el tiempo, recordemos que lo hizo durante la Asamblea Constituyente (AC).

Como se recordará, uno de las reivindicaciones centrales que planteamos, fue la representación directa de los pueblos indígenas, en los cargos electivos, particularmente en el Poder Legislativo. Aunque el entonces Pacto de Unidad (estamos en el 2007), reunido a fines de abril en ampliado nacional en Santa Cruz aprobó tal propuesta, Evo Morales, constituyentes anti-indígenas, dirigentes sindicales serviles al gobierno y muchas ONG’s, cerraron simplemente el paso, en sendas reuniones en la casa presidencial, a tal reivindicación.

Una segunda muestra del anti-indigenismo masista se pudo observar en ocasión del deslinde jurisdiccional, entre justicia ordinaria y justicia comunitaria. A raíz del lamentable caso de Uncía, con la muerte de cuatro policías en el 2010, acusados de extorsionar a la población, quedó claro para los ayllus del norte de Potosí, que la tan mentada pluralidad jurídica, no era sino otra más de las mentiras del gobierno del MAS. En efecto, la facultad de la denominada justicia comunitaria para considerar el hecho fue desconocida, debido a que el caso fue tratado por la justicia ordinaria. La burla posterior, que supuso la elección de autoridades del Poder Judicial, no logró engañar a los pueblos indígenas al punto tal que hoy en día, nadie puede sostener con seriedad que en el país el gobierno de Morales respeta la justicia comunitaria. La elección, en esa ocasión, de uno que otro personaje vestido de poncho o eventualmente, en el caso de las mujeres, de pollera, no cambió en nada el desconocimiento de facto, del sistema jurídico indígena. A lo sumo aquellas presencias sirvieron para dar un poco de color folklórico (tan de moda en estos tiempo de impostura) a un Poder venido muy a menos en la valoración de la ciudadanía. Como se sabe, aquellas representaciones poco menos que teatrales, tampoco sirvieron de mucho para levantar el prestigio del muy desprestigiado sistema jurídico boliviano y hoy, con ponchos o sin ponchos, con polleras o sin polleras, lo que queda claro es que tal sistema realmente representa una de las mayores vergüenzas para el país.

Finalmente tenemos el ejemplo del TIPNIS, para ilustrar la orientación en contra de los pueblos indígenas de Morales y su gente. La opinión pública boliviana sabe cómo se han manejado las cosas, en este caso. Si algo le envidian Gonzalo Sánchez de Lozada, Paz Zamora o los residuos del banzerismo a Evo Morales y su gobierno, debe ser seguramente aquella constancia en la represión al movimiento indígena, particularmente de las tierras bajas. El MAS ha intentado todo para doblegar la resistencia indígena a la construcción de una carretera que dividirá el territorio indígena y servirá, en lo principal, para la ampliación de la frontera cocalera del Chapare cochabambino. Intentó ignorar a la protesta, luego ensayó desprestigiarla fingiendo el secuestro del canciller, Choquehuanca, trató de hallar alguna suerte en la represión abierta a los indígenas, impuso una supuesta consulta, fabricó de lacayos,  dirigentes indígenas truchos y por último, ahora, pretende enjuiciar a los dirigentes indígenas legítimos del TIPNIS.

Por ello, pues, causó tanta incomodidad en filas del MAS aquella denuncia. Por supuesto que en este hecho, no estamos ante malvados k’aras que discriminarían a inocentes (supuestos) indígenas. Ambos, en el fondo no han utilizado sino instrumentalmente a lo indígena, porque aquellos supuestos indígenas del MAS (Patzi, Choquehuanca, Benancio Quispe y muchos otros más) no son sino mestizos arribistas, encaramados en instancias de poder gracias a la lucha, en este caso de los pueblos indígenas, a quienes utilizaron una vez más como escalera.

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