POEMAS

Cultura
“En mi juventud fui como la hija de Yolanda Bedregal, ella me enseñó, cobijo y defendió en mi revolución”, exclama Consuelo.

VIDA

Ubaldo Padilla Pérez

El otro día la vida,
Me atropelló con preguntas
Y me exigió que responda
Una por una y de prisa.

Que harás con la nueva cuenta?
Y que con el cuento nuevo?
Que harás con los galardones?
Y que con los tres idiomas que hablas?
Que harás con la casa quinta?
Y que con el quinto traje?
Y que harás con la vida entera
Cuando la vida se escape?

El otro día la vida
Me preguntó seriamente:
Que harás cuando llegue el día
De devolver los riñones,
Los ojos y la cabeza?,
Donde pondrás los anteojos?
Donde las zapatillas?
Los pies y hasta las costillas?

El otro día la vida
Se me acercó despacito
Mientras guardaba dinero;
Me susurró al oído,
Me dijo,
Me estás perdiendo
Por preferir a ese falso;
Después me andarás buscando
Gastando lo que has ganado
Mientras me ibas perdiendo.

El otro día la vida
Me atropelló con preguntas
Y la verdad que no supe,
No supe que responderle.

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ESTAMOS DE PASO

Ubaldo Padilla Pérez

Se cubrió de nubes
De repente el cielo;
Los vaqueros ladran
Como si fantasmas
Anduvieran cerca;
Y en el rancho sólo,
Rodeau de tristezas,
Sentau en dos tablas caladas
Que hacen, de sillón chaqueño,
Se encuentra el abuelo
Recordando tiempos
Que lejos quedaron.

Recuerda a su Juana:
A quien,
Una tarde negra,
En un negro potro
Como sus tristezas;
Montada en las ancas
Y a galope limpio;
Mientras los mayores
Marcaban las vacas;
De un rancho cercano,
Pal rancho de su padre
A ella llevara.

Cerrando los ojos,
Recuerda riquezas y honores;
Siempre fue el primero
Entre los domadores;
No había bestia
Por chúcara y briosa
Que no se doblara
Cuando el montaba,
Ni animal felino
Que no cayera seco,
Después de un certero
Disparo que él daba.

Me acerqué despacio
Como gato e monte,
Pa no perturbarle en sus pensamientos;
Yo tenía el puesto
Como a siete leguas
Del puesto del abuelo
Y esa noche negra volvía del pueblo
Donde iba siempre a comprar raciones
De coca y comida.

Estamos de paso…
Me dijo el abuelo:
Yo fui domador
Y hoy no tengo ni potros;
Yo fui buen marido
Y hoy no está mi Juana;
Yo tuve diez hijos
Y hoy todos se fueron;
Yo tengo una vida
Y hoy casi se escapa….
Y aunque lo tuviera
Todo como antes,
No sería lo mismo,
Pues los años pesan:
¡Yo pelié en la guerra
Por esta mi patria!..
Y lloró el abuelo.
Y entre sollozos nuevamente dijo,
Muchacho,
Estamos de paso.

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EL VIENTO EN EL PALACIO

Ubaldo Padilla Pérez

Ritmos extraños
Danzan los vestidos;
Las gorras saltan
Al polvo del camino;
Las palmeras se mecen
Como meciendo a un niño
Y en su viaje al infinito,
Las ventanas silban
Un tétrico silbido.

Es el viento:
Hermano y solidario;
Autor intelectual y material
De todo;
Él, se reparte a manos llenas
Gratuito e incontable;
Él,
Te empuja y te detiene,
Te acaricia suavemente,
Te inunda de frescura y polvo;
Te asalta
Coqueto y atrevido,
Travieso  como un niño,
Brioso como potro
De carrera.

Por dentro del palacio:
Disecado, deshidratado;
Prisionero de tubos,
Artificialmente fresco y puro,
Preso de un botón
Y de un enchufe,
Circula regulado y sin salida.

El Juez, el oficial;
El que es y el que no es;
El que sale enmanillao
Y el que entra libre,
Disfrutan
De su vital aliento;
Pero pocos valoran
Su presencia;
Casi nadie repara en su hermosura
Con que agita las banderas,
Con que ciñe
Las estampas femeninas.

Viento:
¿Porque no entras al galope?
A ponerle ojos, corazón y boca
A los papeles,
A separar lo podrido de lo sano,
A hacerle cosquillas
A los idiotas y a los tristes,
A poner en bajada
Los pesados trámites
Y quitarle el precio
A la justicia.

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Cultura
Los textos “El Itinerante del Misterio” y “Patricia, cuentos sobre analfabetismo” fueron publicados la Fundación Martinez Salguero, que se encuentra a disposición en las librerías de La Paz.