Nuevas Tecnologías de Información

LA GENERACIÓN DIGITAL DE HOY

Isabel Rojas Castro

El Día del Niño ya no es lo que era ni se celebra con el candor propio de la infancia, ya que justo ese día la Policía encontró mil menores  (90 por ciento de los asistentes) en una fiesta con alcohol, marihuana y bebidas con hasta 68 grados alcohólicos.

La organización y difusión de la fiesta fue a través de Facebook y WhatsApp, los jóvenes —la mayoría de colegios privados—  podían adquirir sus entradas para la fiesta a 40 bolivianos cada una cerca al Cine Center y El Prado.

Cerca de la medianoche los jóvenes empezaron a subir a las redes sociales fotografías de muchachas fumando marihuana en pleno baile.

La Policía de la Fuerza Antidroga encontró en los jardines de un restaurante por inmediaciones de la Avenida Simón López cuatro sobres y una lata de marihuana, pastillas de diazepam, botellas de licor seco, cerveza, vodka y otros como FourLoko, obviamente quienes consumieron no pensaron en las consecuencias como ser paros respiratorios, arritmias cardíacas, coma etílico e intoxicación.

La reacción de los padres de familia fue de sorpresa al descubrir dónde  se encontraban sus hijos, unos estaban indignados, otros tranquilos al saber que sus hijos la pasaban bien, otros en estado de ebriedad. Cerca de 62 adolescentes fueron traslados hasta la FELCC.

Hace 10 años atrás las fiestas de los jóvenes eran tranquilas, lo único que importaba era estar con los amigos, bailar y pasarla bien sin tener que recurrir al alcohol para divertirse. Los padres de familia se encargaban de acompañar a sus hijos hasta la puerta donde se realizaba la fiesta y ellos mismos se encargaban de recogerlos.

No había la idea de “escaparse” a otro lugar porque los padres del agasajado se hacían responsables del bienestar de los invitados.

Los valores han cambiado, una de las razones es por causa de la tecnología, los padres compran un celular para sus hijos con la idea de localizados y cuidarlos en todo momento.

El móvil, para los adolescentes, se ha convertido en un juguete, pueden sacarse fotos y compartir en ese preciso momento, grabar voces, convertir sus canciones favoritas en timbre de llamadas, escuchar música, enviar los famosos SMS a toda hora usando códigos y lenguajes que ser entendidos sólo entre ellos.

A la vez tienen cuenta en el Facebook, como están enganchados a las pantallas, acceden a toda clase de información, expuestos a un universo sin fronteras, con tal de hacer un clic se enteraran de aspectos que no son aptos ni para su madurez ni para su edad.

Parecería que mientras más aplicaciones de chats surgen, mientras más redes sociales aparecen, la comunicación entre padres e hijos se va perdiendo cada día. Dejar solos a los hijos en este camino, es un gran error.

Es necesario que desde temprana edad los adolescentes reciban orientación e información  adecuada sobre el uso de las tecnologías digitales y que exista una supervisión constante de parte de los padres de familia,  para brindarles los instrumentos necesarios que permitan hacer de la tecnología una aliada de la formación y del sano esparcimiento.

Uno de los principios para ofrecer una educación adecuada es el diálogo que genere una relación de confianza y que entre padres e hijos se consulten dudas y preocupaciones. Cuando los adolescentes callan es signo de temor a recibir reproches y eso no contribuye a  generar lazos de familiaridad y de  mutuo respeto. Los padres aún están a tiempo de actualizarse con la nueva tecnología para estar en onda y acompañar a una generación digital que no puede prescindir de estos medios.

La autora es Comunicadora Social

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PIZARRA Y MARCADOR EN LA ERA DIGITAL

Constantino Rojas Burgos

En la actividad educativa, muchos maestros seguramente han leído o escuchado bastante sobre el  modelo educativo constructivista o del modelo cooperativo o colaborativo, que señalan que el estudiante viene a la escuela con un aprendizaje previo, fruto de la interacción con su medio y su contexto, aprendizaje del cual debe partir el profesor para convertir a sus alumnos en protagonistas de un proceso educativo donde todos aprenden de todos.

Es decir, aprenden los estudiantes a partir del intercambio de conocimientos y saberes en su contexto social. Y aquí será importante destacar el acceso que los niños y jóvenes tienen a las tecnologías de la educación y la comunicación desde muy temprana edad. Hablamos de los “nativos digitales”, es decir, de los niños y jóvenes que tienen acceso a Internet y que permanecen gran tiempo en contacto con el ciberespacio donde circula y se intercambia información, a través de equipos digitales como el celular,  el I Pad, el I Fon, el chat, el twitter, herramientas tecnológicas que posibilitan una fluidez en el acceso a información de toda naturaleza.

A pesar de que los nativos digitales tienen acceso a estas herramientas electrónicas, el sistema educativo no ha logrado una alianza con esos medios que podrían promover un proceso de enseñanza – aprendizaje diferente, centrado en los niños y jóvenes, actores y protagonistas de su propio aprendizaje. Por tanto, la brecha digital se da más bien entre los profesores, a quienes podríamos llamar “extranjeros digitales” que no tienen dominio en el uso y acceso a los medios electrónicos.

Pero, al propio tiempo, los centros educativos, si bien muchos de ellos tienen laboratorios de computación y se enseña su uso a los estudiantes, no tienen programas de formación académica que utilicen los medios digitales para desarrollar un proceso educativo a partir de trabajos de investigación, en el que el rol del profesor es ser guía y promotor del intercambio de conocimientos tanto en las clases como en el espacio digital.

Incluso, se da la paradoja de que, por un lado, las unidades educativas tienen la asignatura de “Computación” (enseñanza de manejo de Word, Excel, etc.), por otro lado, los otros docentes exigen a esos mismos estudiantes la entrega de trabajos escritos en forma ¡manuscrita!, como antes de la invención de la imprenta, propio del siglo XVI. De hecho, muchos profesores detestan profundamente todo lo relacionado con la computación y la red de Internet.

Por tanto, son los profesores los que tienen que cambiar de actitud,  lo que implica aprender a usar las tecnologías para que se vuelvan una aliada, a través de la cual se desarrollen procesos educativos de interacción permanente y que contribuyan a generar conocimientos a través de la producción individual y colectiva fruto de un trabajo de investigación monitoreado por el profesor.

Será posible cumplir este propósito en la medida en que los profesores abandonen esa actitud de resistencia frente a las tecnologías de información y comunicación. Ni siquiera las computadoras portátiles entregadas a los maestros por el Gobierno han sido suficientes; muchos las han entregado a sus hijos o quién sabe.

Los profesores insisten en usar solamente pizarra y marcador cuando seguramente en su unidad educativa existe equipamiento tecnológico, sin adecuarse a los nuevos tiempos que viven las sociedades modernas. Desde este espacio, entonces, animo a los profesores (y entre ellos a algún tío mío) a romper con ese bloqueo mental y hacer un clic a las TICs en beneficio de sí mismos y de sus estudiantes. ¡Bienvenidos a la era digital!

El autor es periodista y docente universitario

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