MARCHA POTOSINISTA

FÁBRICA DE MENTIRAS

Juan José Toro Montoya

“La primera víctima de una guerra es la verdad”, dijo el barón de Ponsonby y, cada vez que un conflicto decanta las aguas de la información hacia uno u otro lado, la sentencia se hace realidad.

El ejemplo actual es el conflicto potosino. Y, aunque tengamos la referencia, uno se confunde cuando lee este avance de Telesur: “Gobierno reitera diálogo con organismos de la derecha”. Tras leerlo, uno se pregunta a qué se refiere. ¿Hay alguna conversación pendiente con el MNR, ADN o la UCS? Pero entonces uno lee el texto de la noticia y se sorprende al leer que la nota se refiere al Comité Cívico Potosinista (Comcipo).

Durante todo el conflicto, TeleSUR fue particularmente agresivo con Comcipo al que no sólo adjetivó como “derechista” sino que antepuso el adverbio “ultra” en la nota titulada “Bolivia llama al diálogo a comité de la ultraderecha en Potosí”.

Como cualquier periodista sabe, solo se debe publicar las afirmaciones que se puede probar. Para calificar de “derechista” a una organización hay que tener una base mínima de sustento y peor si se le llama de “ultraderecha” porque esta ya denota extremismo. Incluso hoy en día, solo se puede considerar de ultraderecha a partidos ya desaparecidos como el nacionalsocialista de Adolf Hitler o los fascios italianos de combate de Benito Mussolini.

Por lo que pude averiguar, TeleSUR nunca se contactó con los dirigentes de Comcipo para entrevistarlos o realizarles preguntas que les permita saber si, en efecto, son ultraderechistas.

Lo que pasa es que TeleSUR no es un medio periodístico sino de propaganda. Fue fundado por el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez y es financiado por los gobiernos de ese país, de Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Uruguay.

La propaganda no es periodismo. Sus fines son propagar doctrinas y atraer adeptos. Su estrategia es la repetición con el objetivo de influir en la actitud de una comunidad respecto a alguna causa o posición. Se basa en la famosa fórmula del ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels: “Si una mentira se repite las suficientes veces, acaba convirtiéndose en la verdad”.

Durante el conflicto potosino, TeleSUR no hizo periodismo sino propaganda. Defendió a uno de sus financiadores, el Gobierno boliviano, mediante la repetición de mensajes tendenciosos y falsos que buscaban que su público acepte la verdad del Gobierno boliviano.

Tras ver la forma en la que esa red televisiva falseó la verdad y la repitió descaradamente, habrá que reconocer que algunos medios del Estado boliviano no llegan a esos extremos. Si bien están inclinados al lado del Gobierno, el diario Cambio y la agencia ABI por lo menos ofrecen textos bien redactados que respetan algunas normas periodísticas. Los masivos, como Bolivia TV y las emisoras de la red Patria Nueva se disparan, gracias a la impericia de los conductores de programas, y caen fácilmente en la mentira.

Pero el Gobierno de Evo Morales no solo dispone de medios estatales, muchos de los cuales fueron adquiridos bajo su administración, sino de una importante cantidad de medios paraestatales; es decir, medios supuestamente independientes que, en realidad, tienen la tarea de defenderlo.

Esos medios son los que reprodujeron la propaganda del gobierno durante el conflicto y en algunas ocasiones hasta llegaron a atacar a Comcipo y al pueblo potosino.

Así, de manera desigual, se libró la guerra mediática en la que Potosí terminó perdiendo cuando no jugó de local.

icono-noticia: 

LA FUERZA DE UN PUEBLO

Mario Mamani Morales

No hay pueblo que no haya escrito sus páginas de historia a base de lucha ofrendada por sus hijos para su trascendencia, de ahí surgen sus héroes, sus caudillos cuyos nombres se labran en piedra y en los corazones de las generaciones que siguen el ejemplo para seguir ascendiendo en significación e importancia en la humanidad.

Hay pueblos que se levantaron de las cenizas luego de ser devastados por luchas fratricidas, ahí el ejemplo de hijos y generaciones que legaron y todavía lo hacen para buscar el respeto por la tierra que los viera nacer, tierra que aman, bendicen y que algún día cobijará sus cenizas.

La epopeya de esos pueblos nos recuerda la decisión de unidad y lucha emprendida por los hijos de Potosí en los actuales tiempos. En vez de aminorarse a las amenazas, los chantajes para sus líderes, el hambre de mayores, ancianos y niños durante más de veinte días, la estrategia psicológica utilizada por el poder para disminuirlos, las penumbras en horas clave de la noche (viernes, 220715), cientos de policías para enfrentarlos en las calles paceñas y el ambiente de cerco campesino a la ciudad flotando en el aire, jamás los aminoró; por el contrario, repicaron las campanas, se encendieron hogueras, se armaron de valor para enfrentar cualquier infortunio, no importó la decisión de ofrendar la vida misma para defender su lucha.

Es que cuando se toca el interés más profundo del ser humano, su tierra, no importa nada, ahí el espíritu del hombre y mujer. Lejos quedaron las ideologías o principios partidarios, las afinidades o diferencias con los poderosos del gobierno, la gobernación o los movimientos sociales, el rico o el pobre, el más o el menos, sólo identificados con los colores de su bandera, sus líderes, su decisión de exigir sus derechos siempre dejados a menos durante centurias; pero dijeron: ¡Basta…!

El movimiento cívico potosino a calado hondo en generaciones; los niños y niñas de hoy, hombres y mujeres mañana, jamás olvidarán esta batalla, vieron y participaron de la decisión de lucha de sus mayores, de ahí surgirán los nuevos líderes; estarán prestos para mostrar el pecho frente a las adversidades, se ha sentado la conciencia de una rebeldía con causa justa: sobrevivir.

La unidad ha logrado esta proeza; el gobierno no tienen otra opción que admirar, respetar y aprender de la fuerza que tienen los hijos de un pueblo, la solidaridad que despertaron en muchos, los corazones más duros se inclinaron ante esa férrea unidad y decisión de lucha. Una lección que se debe expandir por todas partes.

Nadie duda que el gobierno haya hecho inversiones millonarias en el departamento de Potosí, sea mucho o sea menos en relación a otras partes del país, esa es la visión de Estado, obligación de  gobierno para atender lo macro, ¿pero qué para que la ciudad no quede como un campamento minero olvidado de aquí a corto tiempo? ¿Hay industrias? ¿Se han creado otras fuentes de trabajo que no sea en la minería? ¿No es el comercio informal que inunda las calles citadinas? ¿No tienen que migrar sus hijos para atender su salud, educación y trabajo? ¿Qué de Potosí después de su Cerro Rico?

El movimiento cívico potosino ha despertado una realidad social demostrando que los grandes hechos son protagonizados por hombres y mujeres que están prestos a dar la cara, el pecho y la vida por un interés supremo que es la tierra, la patria chica, lo harían también cuando se trate de Bolivia como Estado.

El desafío que queda es que a partir de hoy se inserte a todos en la vida económica y política hacia la búsqueda de una revolución potosina, integral, colectiva, que nadie se apropie como suyo este despertar y que los de la otra acera no vean este movimiento como una conspiración sino más bien como una oportunidad.

icono-noticia: 
Regional
El vicepresidente de Comcipo, Marco Pumari, indicó que la movilización empezará con una misa de bendición y luego se hará una partida simbólica desde la plaza central de la ciudad de Potosí hasta la rotonda de salida hacia su destino final.