- 3901 lecturas
No hay pueblo que no haya escrito sus páginas de historia a base de lucha ofrendada por sus hijos para su trascendencia, de ahí surgen sus héroes, sus caudillos cuyos nombres se labran en piedra y en los corazones de las generaciones que siguen el ejemplo para seguir ascendiendo en significación e importancia en la humanidad.
Hay pueblos que se levantaron de las cenizas luego de ser devastados por luchas fratricidas, ahí el ejemplo de hijos y generaciones que legaron y todavía lo hacen para buscar el respeto por la tierra que los viera nacer, tierra que aman, bendicen y que algún día cobijará sus cenizas.
La epopeya de esos pueblos nos recuerda la decisión de unidad y lucha emprendida por los hijos de Potosí en los actuales tiempos. En vez de aminorarse a las amenazas, los chantajes para sus líderes, el hambre de mayores, ancianos y niños durante más de veinte días, la estrategia psicológica utilizada por el poder para disminuirlos, las penumbras en horas clave de la noche (viernes, 220715), cientos de policías para enfrentarlos en las calles paceñas y el ambiente de cerco campesino a la ciudad flotando en el aire, jamás los aminoró; por el contrario, repicaron las campanas, se encendieron hogueras, se armaron de valor para enfrentar cualquier infortunio, no importó la decisión de ofrendar la vida misma para defender su lucha.
Es que cuando se toca el interés más profundo del ser humano, su tierra, no importa nada, ahí el espíritu del hombre y mujer. Lejos quedaron las ideologías o principios partidarios, las afinidades o diferencias con los poderosos del gobierno, la gobernación o los movimientos sociales, el rico o el pobre, el más o el menos, sólo identificados con los colores de su bandera, sus líderes, su decisión de exigir sus derechos siempre dejados a menos durante centurias; pero dijeron: ¡Basta…!
El movimiento cívico potosino a calado hondo en generaciones; los niños y niñas de hoy, hombres y mujeres mañana, jamás olvidarán esta batalla, vieron y participaron de la decisión de lucha de sus mayores, de ahí surgirán los nuevos líderes; estarán prestos para mostrar el pecho frente a las adversidades, se ha sentado la conciencia de una rebeldía con causa justa: sobrevivir.
La unidad ha logrado esta proeza; el gobierno no tienen otra opción que admirar, respetar y aprender de la fuerza que tienen los hijos de un pueblo, la solidaridad que despertaron en muchos, los corazones más duros se inclinaron ante esa férrea unidad y decisión de lucha. Una lección que se debe expandir por todas partes.
Nadie duda que el gobierno haya hecho inversiones millonarias en el departamento de Potosí, sea mucho o sea menos en relación a otras partes del país, esa es la visión de Estado, obligación de gobierno para atender lo macro, ¿pero qué para que la ciudad no quede como un campamento minero olvidado de aquí a corto tiempo? ¿Hay industrias? ¿Se han creado otras fuentes de trabajo que no sea en la minería? ¿No es el comercio informal que inunda las calles citadinas? ¿No tienen que migrar sus hijos para atender su salud, educación y trabajo? ¿Qué de Potosí después de su Cerro Rico?
El movimiento cívico potosino ha despertado una realidad social demostrando que los grandes hechos son protagonizados por hombres y mujeres que están prestos a dar la cara, el pecho y la vida por un interés supremo que es la tierra, la patria chica, lo harían también cuando se trate de Bolivia como Estado.
El desafío que queda es que a partir de hoy se inserte a todos en la vida económica y política hacia la búsqueda de una revolución potosina, integral, colectiva, que nadie se apropie como suyo este despertar y que los de la otra acera no vean este movimiento como una conspiración sino más bien como una oportunidad.
- 3901 lecturas