LITERATURA

LITERATURA Y MENTIRA

Iván Castro Aruzamen

Hace tres años atrás, tenía yo la firme idea de que enseñar era algo importante y definitivo en mi vida. Y fue hace ya muchos años, cuando leí por primera vez, en medio de las montañas, Hamlet de Shakespeare o Las mil y una noches, mientras comía pan y observaba con un ojo las blancas ovejas, que mi abuela me encargaba pastar, sobre todo en las vacaciones de invierno y primavera. Entre el viento y el balido de los corderos, el pan y los libros, me enamoré de la literatura. Luego también caí en las trampas del amor; desde entonces comprendí que llorar o sentir que el pecho arde de pasión o tristeza era muy humano.

Ya en mis años de universidad, el amor y la literatura, fueron dos caminos inseparables en mi vida; cuando el amor de una mujer me empujaba a rodar por la noche entre alcohol, cigarros, caricias, pasiones incontroladas, sentía que estaba vivo y a veces mucho más muerto que un cadáver; pero una novela, un poemario, un ensayo, un diario, me devolvían, siempre, el aliento para seguir viviendo. Las historias que emergían de los libros, muchas veces me han hablado de esta maravillosa experiencia que es vivir, así sea entre la frontera de la felicidad o la infelicidad.

Un día leí Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga; me gustaron tanto que, las noches en las que mi hermano menor sufría de dolores de cabeza por un aneurisma y sólo los anestésicos calmaban su sufrimiento, yo le contaba cada uno de los cuentos para que se durmiera. A los quince años y sin haber logrado despedirse de su primera chica y los cuentos de Quiroga, se fue de esta vida. Tiempo después, comprendí la desgracia que llevó el autor uruguayo de La gallina degollada; un día se enamoró de su alumna y se casaron. Jamás pensé que muchos años a mí me sucedería lo mismo, con una substancial diferencia: he amado a esa mujer, con el amor más tierno y puro que se pueda pensar; la he amado, sin que ella lo supiera; pensaba, en ella como una hermosa flor, si Dios creo todo lo que nos rodea, ella debió ser el sueño más hermoso del Creador; la he amado en secreto, en silencio y en la oscuridad más honda de mi alma; pasé interminables noches pensando en sus ojos, en su pelo, en el color de su piel; me sentí perdido en esas largas noches, pero, como dice el verso de un poeta italiano que he querido mucho y a quien siempre regreso: “Así que en esta/ inmensidad se ahoga mi pensamiento/ y naufragar me es dulce en este mar” (Immensitá s’annega il pensier mio:/ E il naufragar m’é dolce in questo mare). Debo y quiero agradecer a esa mujer, mujer en flor, aunque sea sólo el instante que me cobijó en su pensamiento.

Tras darle vueltas y vueltas a esta etapa de mi vida, y, si Julio Verne dio La vuelta al mundo en 80 días y Julio Cortázar La vuelta al día en 80 mundos, yo di La vuelta al mundo y el día en 80 vidas, para caer en la cuenta de una sencilla verdad: he amado a esa mujer nada más como un pretexto, porque al enamorarme de sus profundos ojos negros y su transparente voz, descubría otra vez, como hace muchos años, mi amor por la literatura. Así, me he descubierto otra vez a mí mismo, me he reinventado de las cenizas para encontrarme con el verdadero amor de mi vida: la ficción. Yo mismo me descubro ahora fruto de mis mentiras. Mi amor por quien fue estudiante de mi clase, fue también una mentira que dio origen a mi verdad. Mientras escribía estas notas, una canción vino a mis odios y se quedó rebotando en mi memoria: «Esta cobardía de mi amor por ella, hace que la vea igual que una estrella, tan lejos tan lejos en la inmensidad, no espero nunca poderla alcanzar…» Mi amor por K. jamás llegó a ser una cobardía pero sí una gran mentira, en la que creí tozudamente, hasta hoy.

 

Iván Castro Aruzamen

 

Teólogo y filósofo

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Cronistas

Juan José Toro Montoya

Si los archivistas son los guardianes de la memoria, los cronistas son los encargados de almacenarla.

En esencia, un cronista es una persona que recopila hechos, pasados o presentes, y luego los escribe; es decir, los traduce a un código preestablecido que luego es traducido por quienes lo conocen, los lectores.

La primera crónica fue la literaria, que consistía en la recopilación de hechos históricos o importantes narrados en orden cronológico. Así, cumplía las funciones que ahora tiene la historiografía.

Cuando surgió el periodismo, sus cultores se valieron de la crónica literaria que, de esa forma, devino en periodística. Aún ahora existe polémica sobre si ambas son una o tienen diferencias.

El debate no está zanjado pero, por lo menos, se fijó ciertos límites. Así, la crónica periodística debe tratar siempre de hechos reales mientras que la literaria también puede hacerlo pero tiene la posibilidad de recurrir a la ficción. En otras palabras, la crónica literaria puede tratar de hechos reales o ficticios, o mezclar ambos, pero la periodística solo debe ocuparse de la realidad.

Si aún ahora hay confusión, esta era mayor en el pasado. Así se explica que muchos de los hechos narrados por cronistas medievales incluyan sucesos fantásticos o simplemente leyendas en sus textos.

En el caso de nuestro continente, pocos son los que podrían considerarse rigurosamente históricos. Desde la relación atribuida a Juan de Sámano y Francisco López de Xerez hasta los últimos cronistas postoledanos, la imaginación y fantasía aparecen en los textos que, pese a ello, son considerados fuente válida para los historiadores actuales.

Potosí es la única ciudad del territorio hoy boliviano que cuenta con un cronista propio, Bartolomé Arsanz de Orsúa y Vela.

Durante 30 años, Arsanz escribió lo que él consideraba la historia de Potosí, desde el inca Huana Capaj hasta que la muerte decide pasarle factura. Su principal biógrafo, Mariano Baptista Gumucio, afirma que nació en la Villa Imperial en 1776 y se casó en La Plata, hoy Sucre, con una mujer 15 años mayor que él.

Su crónica es tan importante que Carlos Medinaceli le dio la categoría de poema nacional, Baptista la llama “el libro fundacional de Bolivia” y Ramón Rocha Monroy dice que “somos el país de Arsanz”.

Don Mariano señala que “dentro de la más moderna crítica historiográfica y literaria es Leonardo García Pabón quien reivindica a Arsanz como precursor de la patria criolla boliviana. Para Arsanz —dice este autor— ‘Potosí es casi la primera aparición del ser humano sobre la tierra. Así como es señalado y nombrado por primera vez por una voz divina que lo destina a los españoles, la ciudad de Potosí debe ser originada, nombrada, definida, construida por una voz narrativa. Antes del texto de Arsanz, se diría que no existía Potosí, ni Charcas, ni la posibilidad de imaginar Bolivia’”.

Pero mientras las crónicas coloniales son consideradas referentes de la historia en otros países, los bolivianos hemos agarrado nuestro “poema nacional” y le quitamos su rango de fuente histórica para llevarla al terreno de la literatura. La incluimos entre las novelas fundamentales de Bolivia y, de esa manera, la rodeamos de un tufo a ficción que cada vez parece más difícil de quitar.

Arsanz no se merece eso. No tanto por gratitud a un hombre que es más apreciado en el exterior que en nuestro propio país como por la necesidad de revalidar la única crónica colonial boliviana, deberíamos recuperar a la “Historia de la Villa Imperial de Potosí…” como fuente historiográfica.    

  

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

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Antologías

Juan José Toro Montoya

En noviembre de 2016 le pedí a Homero Carvalho que me ayude a hacer un mapa de la literatura boliviana actual; es decir, un panorama de los escritores bolivianos vivos, Departamento por Departamento, y el resultado fue desalentador para el mío porque, a la luz de los datos de ese momento, el único que no tenía un representante visible era Potosí.

¿Falta de talento? ¡Para nada! Carvalho dictó talleres para escritores en todo el país y, sobre la base de lo que vio, está convencido de que “Potosí tiene una de las generaciones más interesantes” en el arte de las letras. ¿Por qué, entonces, no aparecía en el mapa boliviano de la literatura?

Una de las muchas respuestas existentes es la falta de promoción. Los escritores potosinos publican solo para Potosí porque no tienen la oportunidad de exhibir su arte en las ferias nacionales del libro y mucho menos en las internacionales. Por ello, sus trabajos se limitan a su ámbito geográfico y quedan ahí, condenados muchas veces al olvido.

Además de las ferias, otra forma de promocionar a los escritores es la publicación de antologías. Estas obedecen a un criterio de valoración e inevitablemente están sometidas a una selección subjetiva a cargo del o los antólogos. En otras palabras, prima el gusto de los seleccionadores.

Bolivia tiene ese tipo de selecciones desde 1942, cuando el potosino Saturnino Rodrigo publicó su “Antología de cuentistas bolivianos contemporáneos”. La mayoría de estas compilaciones incluyen trabajos de escritores potosinos pero, a medida que pasó el tiempo, estos fueron bajando en cantidad hasta prácticamente desaparecer.  

En los dos últimos años salieron seis pero solo una tomó en cuenta el criterio regional a la hora de la selección.

Tomando en cuenta que la de Armando Soriano alcanza hasta 1991, la más representativa de los últimos años es la “Antología del cuento boliviano” que la Biblioteca Boliviana del Bicentenario publicó con una selección de Manuel Vargas. En esta solo aparecen dos potosinos, Julio Lucas Jaimes y su hijo Ricardo Jaimes Freyre, en el apartado de fines del siglo XIX y principios del XX. De los vivos no hay ni señas.

Las antologías tematizadas son todavía más restrictivas. Entre las últimas hay dos que recopilan cuentos de la Guerra del Chaco pero solo una, la de René Rivera, incluye a un autor potosino vivo.

Por ello, el libro “Más de cien escritores bolivianos”, presentado recientemente en Quillacollo, Cochabamba, tiene el mérito de la inclusión. Como en toda antología, no están todos los que son ni son todos los que están pero, por lo menos, incluye a los nueve Departamentos del país. Pando tiene dos representantes, recientemente fallecidos, mientras que de Potosí aparecen 16, diez de ellos todavía en actividad.

Para mi gusto, pues de eso se trata, la antología excluye a figuras inexcusables como Pedro Shimose, Arnaldo Lijerón, Matilde Casazola, Ramón Rocha Monroy, Edmundo Paz Soldán o Renato Prada Oropeza y a firmas jóvenes como las de Wilmer Urrelo y Rodrigo Urquiola.  

Si de regiones se trata, Santa Cruz se presenta subvalorada pues solo tiene a cuatro figuras pese a ser, actualmente —entre otras cosas por su innegable peso económico—, el centro de la literatura boliviana.

A la edición se le van, también, los infaltables errores que en la cultura de los impresores se atribuye a los “duendecillos de imprenta” pero ni esta ni las otras observaciones le restan mérito a un libro de 648 páginas que por lo menos merece ser llamado “inclusivo” y “exhaustivo”.

Como dice Homero, “esta obra se convertirá en un texto de consulta”.  

 

  

 

 

 

 

  

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

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Internacional
La Academia Sueca otorga el galardón al músico "por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción".

SE DETERIORA EL LENGUAJE ESCRITO Y HABLADO

Constantino Rojas Burgos

Para nadie ya es extraño que la escritura y la pronunciación correctasaprendidas en la escuela ya no se las toma en cuenta en estos “tiempos de modernidad”, por la influencia de las tecnologías de la comunicación y la información: Internet, WhatsApp, chat, correo electrónico, entre otras, hasta llegar a un deterioro del lenguaje escrito y hablado.

Pasa que las tecnologías en la escritura exigen rapidez e inmediatez, por tanto, los jóvenes —escolares y universitarios— por ahorrar tiempo, escriben palabras abreviadas, porque en la interacción comunicativa, estas se reducen y simplifican debido a que entre los interlocutores hay comprensión y entendimiento en el intercambio de palabras.

Las transgresiones a la lengua española se dan fruto de las tecnologías de la informaciónque exigen escribir mensajes cortos, esa exigencia se traslada también a los trabajos académicos en los que el docente deberá recomendar que se trata de escribir con criterio y que no se puede dejar de lado la buena y correcta escritura.

En el intercambio de mensajes: el celular, el Facebook, el WhatsApp y otras redes sociales circulan textos cortos y abreviados y que entre los jóvenes se entienden sin mayor dificultad, se podría decir que surge una especie de jerga juvenil digital, en la que seadopta convencionalmente un lenguaje diferente, característica de la época tecnológica y digital.

En el Facebook, es frecuente ver que escriban  k, en vez del que; “tam”, por te amo mucho; tbn, por también; o malas palabras como hdp, cuyo significado no conviene reproducir, pero se sabe de qué se trata.

En el lenguaje hablado, también existe una serie de transgresiones cuando dicen por ejemplo: porfis, porfa (por favor); o feliz finde (feliz fin de semana);feliz cumple (feliz cumpleaños);nos vemos en el depa (por decir, nos vemos en el departamento);pa o ma, por papá, mamá, y que, en parte, es por influencia de la televisión cuyos diálogos, modismos y expresiones se imitan.

Independiente de los medios, también se acuñan palabras abreviadas como:nos vemos en la pre, por premilitar; o estamos en la prepromo, por la pre promoción; o la universidad ya está ofertando el prefa, por el pre facultativo, que configuran un nuevo lenguaje en los jóvenes.

Pero, también existe una mala pronunciación cuando dicen: poyo, por pollo; caye, por calle; muncipalidad, por municipalidad; haiga, por haya. Por un lado, existe una confusión cuando se pronuncia la “ll” por la “y” o también la “y” por la “ll”, por ejemplo: yebar, por llevar: yama, por llama; yave por llave y que suena mal al oído cuando se escucha pronunciar de ese modo, porque atenta con la normativa y la costumbre de una buena pronunciación.

Es también interesante observar los letreros de expendio de comidas en bares, restaurantes o pizarras de anuncios de ofertas de trabajo, en los que el error es tan evidente que causa gracia, por ejemplo: “favor de guardar cilencio”,  en lugar de: por favor guardar silencio; “para que descancen los demás”, por descansen; “cerrado asta el juebes”, por cerrado hasta el jueves,  “inbitación a todas las mamás”, por invitación; “fuera de servisio”, por servicio; “también ay amburguesas”, por hay hamburguesas; “se proive tirar basura”, se prohíbe tirar basura, “en esta aria de este tereno” por decir, en esta área del terreno. “si baber pollo asado”, por si va a haber pollo asado.

Para evitar el deterioro del lenguaje será recomendable leer libros, escuchar buenas narraciones y cotejar los escritos previos a su difusión. De esta manera, estaremos contribuyendo a que el lenguaje se mantenga en el marco de las reglas ortográficas.

 

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Internacional
Escritora y periodista, ha retratado en lengua rusa la realidad y el drama de gran parte de la población de la antigua URSS, así como de los sufrimientos de Chernóbil, la guerra de Afganistán y los conflictos del presente. Es muy crítica con el Gobierno bielorruso.
Cultura
La obra “IRANDE ara Tenondegua jikue kuñatai oiko vae”, del ya fallecido artista camireño Elio Ortiz García, fue la ganadora del Premio de Narrativa en Idioma Originario “Guamán Poma de Ayala”.
Cultura
En “Un huevo frito…” se unen dos temas tan disímiles como gastronomía y astronomía; y en “Dos gatos…” la modalidad narrativa y el diálogo de los personajes.
Cultura
La novela “El Sonido de la H” de la escritora Magela Baudoin fue galardonada con más de Bs100.000 en el concurso de Literatura Nacional del año.
Cultura
La reciente producción bibliográfica del investigador en comunicación social, Cristóbal Coronel titulada “Ondas que provocan: Radio Illimani, los Estados y el Nacionalismo” fue presentada en las instalaciones de la fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES-Comunicación) con la asistencia también de destacados profesionales del ámbito periodístico nacional.

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