El fin de semana, la expareja del presidente Evo Morales, Gabriela Zapata, acusó a Quintana de ser el encargado “de repartir las obras de Bolivia Cambia, Evo Cumple como pan”.
La semana pasada, Quintana aseguró que el salario que recibía como ministro no le alcanzaba para contratar a cuatro abogados, como Zapata, y “apenas” le alcanzaba para sostener a su familia y pagar los honorarios de un solo abogado.
Hace un mes, la joven declaró ante otro medio de comunicación y llamó “monstruo” al Primer Mandatario, además de emplazarlo a que asuma su responsabilidad en el caso CAMC y sobre la existencia del hijo que ambos tuvieron.
Las declaraciones de pobreza “son vergonzosas” dijo una diputada. “Pobrecito Ramoncito” ironizó una opositora. En el MAS lamentan que opositores se inmiscuyan en asuntos particulares de las autoridades de Gobierno.
"Si Quintana compra un nuevo celular y en ese celular se hubiera instalado nuevamente el whatsapp, por más que se haga un peritaje, no va a salir esa información porque seguramente él ya lo ha eliminado", dijo uno de los expertos.
El senador Arturo Murillo también criticó la forma como supuestamente Quintana negó tres veces “como Pedro a Cristo” que conocía a Gabriela Zapata, cuando ayer se demostró que tenían una relación muy cercana.
Valdimir Peña insistió en que se debe investigar el presunto delito de tráfico de influencias cometido en los contratos firmados entre el Estado y la empresa china CAMC.