ECONOMIA BOLIVIANA

¿ALQUIMIA ECONÓMICA EN EL MEFP?

Juan Carlos Zuleta Calderón

Se conoce que la alquimia surgióhacia el Siglo III A. C. en la región de Alejandría y desapareció casi por completo en el siglo XVI. Buscaba obtener la piedra filosofal que permitiera la transformación de cualquier metal en oro.  Si bien la alquimia terminó contribuyendo a la química a partir de avances experimentales en técnicas de destilación, preparación de ácidos, fabricación de jabones blandos y procesos metalúrgicos, muchos alquimistas se convirtieron en frenéticos especuladores e incluso acuñadores de monedas falsas.

Hoy en día prevalecen estas dos perspectivas de la alquimia en diferentes campos de la actividad humana, entre ellos, la economía. Por un lado, se puede hablar de unaalquimia económica, consistente en “la habilidad de tomar algo que tiene poco valor y convertirlo en algo con un valor significativamente mayor”.De acuerdo con su creador, Paul ZanePilzer, la tecnología es el mayor determinante de riqueza por cuanto determina la naturaleza y oferta de recursos físicos, la tecnología es determinada principalmente por nuestra habilidad para procesar información y la brecha tecnológica constituye el verdadero predictor del crecimiento económico, tanto para los individuos como para la sociedad. Por otro lado, también se observan alquimistas económicos interesados en demostrar lo mismo, aunque sin fundamentos sólidos.Este podría ser el caso del enfoque adoptado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) para explicar el crecimiento económico con base en la demanda interna en Bolivia.

Dos recientes boletines de prensa del MEFP ilustrarían esta última posibilidad. En el primero,  el MEFP sostiene que“la economía boliviana mostró un sólido crecimiento en el primer trimestre de esta gestión, 4,9%”, respecto a similar período en 2015, “según cifras del Índice Global de Actividad Económica (IGAE) publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE)”. A continuación, señala que “se aprecia un favorable desempeño de casi la totalidad de los sectores, destacando el fuerte crecimiento del sector minero”. Es más, dice que la minería creció un 10,2%, “que además se constituyó en la tasa más elevada desde 2009 para similar trimestre”. Esta evolución aparentemente interesante de uno de los sectores estratégicos de la economía se explicaría por la mayor producción de zinc, plata y plomo que crecieron en 15,3%, 9,3% y 36,3%, respectivamente. Como la mayor parte de la producción de minerales se destina al mercado externo, el MEFP da cuenta también de un crecimiento del 7% en el volumen  de exportaciones de minerales en el trimestre en cuestión, concluyendo que “el dinamismo de la actividad  minera en el país es destacable” si se tiene en cuenta que esto se dio “en un contexto de deterioro de los precios internacionales de minerales”.

En el segundo, el MEFP indica que “el sector manufacturero creció en 6,3% en el primer trimestre respecto al mismo período del pasado año, la tasa más elevada desde 1997…”, atribuyendo este importante resultado al “crecimiento de la producción de alimentos” y “al dinamismo de otras actividades manufactureras” que registraron tasas de 5,2% y 7,5%, respectivamente. Adicionalmente, argumenta que este buen “desempeño del sector industrial también se reflejó en otros indicadores relacionados a éste, como el de su consumo de energía eléctrica, el cual creció en 6,6%, el mayor ascenso en cuatro años, con un importante aporte del consumo de la gran industria”.Asimismo, al igual que en el caso anterior, los volúmenes exportados de productos manufactureros (principalmente soya y derivados) presentaron un aumento de 37.1% en el trimestre que no fueron influidos por la caída de los precios internacionales de los mismos.  Por último, debido a que la participación de la industria manufacturera en la actividad económica nacional alcanza a un 16%, el sector habría incidido en 1 punto porcentual en el aumento de 4,93% del IGAE, “contribuyendo así al sólido desempeño mostrado por la economía boliviana en el primer trimestre del año”.

Existen serios problemas en los hallazgos del MEFP, los cuales están relacionados en gran medida con las limitaciones del IGAE como indicador de desempeño de la economía en el país. En efecto, según el INE, éste constituye sólo una medida aproximada de “la evolución temporal del ritmo mensual de la actividad económica nacional, con cifras preliminares que pueden ser modificadas, en tanto que el Producto Interno Bruto (PIB) contempla un sistema completo y coherente que permite además obtener otros indicadores macroeconómicos resumidos en el Cuadro de Oferta y Utilización (Matriz Insumo Producto)”.  A esto debería añadirse que el IGAE se expresa mediante un índice de volumen físicocon base 1990=100, razón por la cual no representa un indicador relevante para una economía altamente extractivista, particularmente en una situación de crisis económica derivada de un descenso de precios internacionales de sus principales productos de exportación. En este sentido, los resultados del MEFP pueden ser contrastados de manera esencial con los valores de exportación de los productos destacados que revelanpara el trimestre en cuestión, también según el INE, en todos los casos un crecimiento negativo. Así, el “alquimismo económico” impulsado por dicha cartera de Estado desnuda los aparentes afanes políticos y meramente discursivos de una tesis (la de la demanda interna) que no da pie con bola para explicar los verdaderos factores del crecimiento económico en Bolivia.

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LA DESACELERACION DE LA ECONOMIA BOLIVIANA SE HACE EVIDENTE

Juan Carlos Zuleta Calderón

Según los datos del PIB (anual y trimestral) correspondientes a 2015 publicados hace unos días por el INE la economía boliviana empieza a sentir los rigores de la crisis derivada de la caída de los precios de las principales materias primas de exportación desde mediados de 2014.

En efecto, de una tasa de crecimiento récord de 6.8% alcanzada en 2013, el crecimiento de la economía descendió a 5.46% en 2014 y a 4.85% en 2015. Como una forma de validar la hipótesis anterior, se encuentra que, en 2015, la única actividad económica que presenta una incidencia negativa en el crecimiento del PIB nacional es precisamente la de Extracción de Minas y Canteras con -1.38%.

Asimismo, se puede observar que la magnitud de la crisis actual sería menor ala de la crisis de 2009 (también ocasionada por un desplome del precio del petróleo) cuando el crecimiento de la economía nacional cayó de 6.15% en 2008 a 3.36% en 2009. Esto se demuestra, otra vez, en el cuadro de incidencia de actividades económicas en el crecimiento del PIB donde se puede observar que ese año la sub-actividad "Petróleo Crudo y Gas Natural" tuvo una incidencia de -13.48% en el crecimiento del PIB.

Lo preocupante de los datos recientes es, sin embargo, que a diferencia de 2009, la crisis actual podría quedarse con nosotros algunos años más. Atrás van quedando los argumentos de que el motor de la economía es la demanda interna "y ramas anexas" y de que la baja de los precios del petróleo no tendría mayor impacto en la economía boliviana.

 

 

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EL ULTRA KEYNESIANISMO DEL GOBIERNO CONSIGUE NUEVO ADEPTO

Juan Carlos Zuleta Calderón

Con cierto azoro he leído el más reciente artículo de un conocido colega bajo el sugerente título “¿Habrá o no segundo aguinaldo?  Por tratarse de un tema no de poca monta, me veo obligado a realizar los siguientes comentarios:
En primer lugar, tengo la impresión de que el aporte empieza mal al referirse solo al estaño cuando habla de que los precios de las materias primas se desploman y cuando establece un vínculo excesivo entre el retroceso de la economía boliviana y el “metal del diablo”. Al respecto, cabe aclarar que el estaño contribuye hoy en día con menos de un 3% a las exportaciones nacionales, frente a un 46% del gas natural, 8% de la soya, 7,5% del zinc y 6% de la plata. Resulta entonces poco atinado decir que dicho metal “se empeña en hacer retroceder a la economía boliviana”.

En segundo lugar, se refiere a lo que llama los fantasmas de la inflación y deflación sugeridos por otros colegas, descartando de plano ambas posibilidades. Cabe señalar, sin embargo, que de agravarse la crisis económica emergente de los bajos precios internacionales de nuestras principales materias primas, alguno de esos fantasmas podría convertirse en zombi.

Por una parte, es posible que la disminución de divisas conduzca eventualmente a la elevación del tipo de cambio con implicaciones inflacionarias. Por otra, como ha advertido otro connotado economista, la suma de bajos precios internacionales de los alimentos y devaluaciones de monedas nacionales de nuestros principales socios comerciales, ha llevado a la economía nacional a una situación poco competitiva con efectos perniciosos sobre el aparato productivo nacional, más allá del gas y los minerales. No obstante, una alteración del tipo de cambio en estas condiciones podría generar brotes inflacionarios. De ahí que el gobierno habría optado por mantener las cosas tal como están, pero está claro que esto sólo será sostenible mientras se mantenga el flujo de divisas al país.

En tercer lugar, sostiene que hoy se cuenta con un poderoso respaldo y una política monetaria, lo que permitiría, por un lado, garantizar las importaciones necesarias y mantener un tipo de cambio fijo, sin recurrir al endeudamiento externo y, por otro, aumentar el gasto del gobierno hacia límites insospechables, esterilizándolo cuando haga falta, por medio de bonos del Tesoro. En ambos casos, el objetivo sería el mismo: impulsar la demanda interna a través de la inversión y el gasto públicos. Este argumento, casi trivializado por el actual ministro del área, tiene sin embargo algunos problemas.

Para empezar, resulta claro que con un esquema de esta naturaleza, el país estaría fijando límites a su crecimiento por cuanto el aumento de la demanda interna per se no puede ser el motor del crecimiento de un país con un mercado interno tan pequeño. En estas circunstancias, el gobierno habría resignado nuestras aspiraciones de desarrollo de largo plazo que, como ha señalado otro colega, requerirá tasas de crecimiento por encimadel 7%, muy difícil de alcanzar con el actual modelo económico.

Adicionalmente, dado el bajón de los precios internacionales de nuestras principales materias primas, tengo mis dudas respecto a si el país podrá soportar por mucho tiempo el nivel de importaciones experimentado en los últimos años, actualmente superior a los 10.000 millones de dólares por año, y de inversión pública programada para este año de más de 7.000 millones de dólares. Si coincidimos en que estos dos tipos de impulsos son claves para mantener los actuales niveles de crecimiento económico, la pregunta que sigue es: ¿Cuánto resistirá la cuerda?

Todo esto nos lleva al título de la presente contribución. Al parecer, el ministro de economía habría reclutado un nuevo adepto para su modelo ultra Keynesiano, cuya característica fundamental es que lo más importante es la demanda y que por eso hay que destinar todo el dinero a consumir. Me refiero al autor del artículo mencionado al inicio. Hoy no diré nada respecto a si este descubrimiento hace más o menos neoliberal al ministro. Hablaré más bien de cómo el citado economista da plena fe al cumplimiento de la meta del gobierno de lograra cualquier costa una tasa de crecimiento del 5% para pagar el segundo aguinaldo a un conjunto poblacional del país cada vez más pequeño y privilegiado.

A tal punto llega su adscripción al modelo del gobierno que da por descontado el pago del segundo aguinaldo incluso en forma anticipada para impulsar la actividad económica. Lo que llama la atención es que si bien sugiere que el futuro económico no será halagüeño, tampoco duda un instante en afirmar que no será tan negro. Esta conclusión resulta de su análisis cortoplacista en el que juega un rol crucial el cumplimiento de la meta de crecimiento del gobierno, más allá de cualquier perspectiva de trasformación estructural de nuestra economía, respecto de lo cual tiene muy pocas cosas que decir.

Juan Carlos Zuleta es economista

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Dos expertos en hidrocarburos explican si la disminución del precio del petróleo afectará a la economía boliviana

Ingenieros de YPFB trabajando
 
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07-11-2014

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