alvaro garcia linera

Economía
García explicó que esta empresa estará inhabilitada para adjudicarse obras estatales durante tres años, como sanción por incumplir el contrato para la construcción de la vía férrea Bulo Bulo-Montero.
Política
"El Vicepresidente de Bolivia quisiera darle unos usos a la Celac que, a mi juicio, no son compatibles con la presidencia", comentó Insulza.

INCONSISTENCIAS DE UNA LIBRETA MILITAR

Raúl Peñaranda U.

Álvaro García Linera viajó a México a estudiar matemáticas en 1980 y retornó en 1985, dice su biografía oficial publicada en la página web de la Vicepresidencia. El texto, publicado en un bonito documento PDF fácilmente descargable, agrega que para entonces, ya abrazaba ideas radicales. Explica el texto: “En 1979 (…) era y, hasta ahora soy, un marxista seducido por la insurgencia indígena” (http://www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/biografia_alvaro_garcia_linera.pdf).

2 Sin duda, su estadía en México influyó, decididamen-te, en él, sin embargo su lucha estaba en Bolivia y los acontecimientos lo convocaban, “la UDP iba a caerse y

Todo esto nos da qué pensar sobre la polémica ocasionada por las supuestas irregularidades en la libreta militar del Vicepresidente. Ha sido aclarado por el Tribunal Supremo Electoral que ésta fue entregada dentro del plazo en 2005, antes de las elecciones nacionales, y desmintió así un certificado emitido por esa propia entidad en enero pasado.
Pero las circunstancias en las que García Linera asegura haberse presentado a hacer su servicio militar generan dudas, como adelantó Amalia Pando en su programa Cabildeo. Las fotocopias de la libreta establecen que se presentó el 23 de enero de 1981 en la Escuela de Sargentos, una entidad militar en Cochabamba. Fue eximido y por ello le fue autorizado no cumplir con el año de servicio.
En primer lugar, si estaba en México, como dice su biografía oficial, ¿es razonable pensar que volvió a los pocos meses a presentarse ante autoridades militares? ¿Él, que ya tenía ideas radicales y que rechazaba la institución del servicio militar? ¿Volvió de México en medio de la dictadura de García Meza y se presentó ocho días después de ocurrida la matanza de la Calle Harrington?
Además, García Linera, que no tenía en 1981 impedimento físico o psicológico que conozcamos, no podía estar seguro de ser eximido de hacer su servicio militar. Por tanto, una de las posibilidades era que no se lo declarara inhábil y que, en se caso, fuera forzado a realizar el año completo, lo que hubiera interrumpido sus estudios en la UNAM. ¿Hubiera tomado ese riesgo? ¿Volver de México y perder sus estudios durante un año? ¿Y haberse arriesgado a la posibilidad de que, como conscripto, fuera enviado a realizar represiones militares con las que él estaba en total desacuerdo?
Su biografía, que es relativamente breve, de cinco páginas, no menciona obviamente ese supuesto retorno a Bolivia por unos meses, lo que es lógico. Pero señala, con bastante firmeza, como hemos adelantado, que volvió a Bolivia en 1985.
Es también curioso que el Vicepresidente no haya podido informar, en su belicosa conferencia de prensa al respecto, dónde tramitó ese documento militar. Además, falló al mencionar el año. Dijo 1980 en vez de 1981.
"Comencé mi trámite el año 1980 en el CITE, no, en la Escuela de Sargentos, si no me equivoco. Ya me he olvidado. El que queda por Muyurina... ahí es donde hice, inicié mi trámite”, dijo. Mmm. “¿Comencé el trámite?”. ¿No era más lógico decir, “me presenté”?
El tema de las inconsistencias sobre si se presentó o no a hacer su servicio militar es relevante porque se debe exigir a las autoridades que cumplan las normas de un Estado, especialmente aquellas que tienen que ver con los requisitos específicos para ocupar un cargo.
Más importante es el hecho de que García Linera y numerosas otras autoridades no creen en el servicio militar. De manera oficial lo respaldan para no contradecir al presidente Evo Morales, quien genuinamente defiende esa instrucción que, de hecho, es la única “educación superior” que recibió. Pero el servicio militar es una rémora del pasado que debería ser anulado o, al menos, declarado “voluntario”. Por ese camino van muchos países democráticos de la región.
El Vicepresidente suele ser maximalista y excesivo. La pose de analista que tenía antes de llegar al poder es, justamente, cosa del pasado. En años recientes ha adquirido un estilo en el que goza con utilizar los más extremos adjetivos. El martes 26, para hablar de su libreta militar, fue especialmente desmedido y desproporcionado. Quizás cometió un error de cálculo porque ahora, aparte de este columnista, deben haber decenas de personas interesadas en escudriñar si se presentó realmente, o no, a hacer su servicio militar.
Si hubiera desmentido los hechos de manera mesurada (pero en este gobierno nada se hace con mesura), tal vez todo hubiera pasado desapercibido. También hubiera pasado desapercibida la parte de su biografía en la que señala que logró títulos “de pregrado y postgrado” en la UNAM. Lo curioso es que en marzo pasado dijo, ante una denuncia de que no había presentado su tesis en México: "en todo caso quiero decirles que evidentemente yo no he hecho ningún trámite en Bolivia, el trámite de revalidación, de titulación, cuando yo estudié en el extranjero y cuando volví del extranjero, tenía que revalidar acá en Bolivia, no lo he hecho". Este tema, con toda probabilidad, seguirá en la agenda.

Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

 

 

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Política
Un certificado emitido por el secretario de Cámara del TSE implicaría que Álvaro García obtuvo su libreta de servicio militar fuera del plazo para la presentación de documentos en las elecciones de 2005, sin embargo, el Tribunal admitió que omitió información en este documento.
Economía
El Vicepresidente explicó que la revolución social no puede alejarse del mercado mundial, es decir del intercambio mundializado de productos. Dijo que la interdependencia de los seres humanos y el producto de sus trabajos es una conquista humana irreversible y por el socialismo.

EVO Y ÁLVARO, RESPONSABLES POLÍTICOS DEL FONDIOC

Raúl Peñaranda U.

El del Fondo Indígena es unos de los escándalos de corrupción más grandes de la era democrática. Hasta ahora no se conoce a ciencia cierta el destino de cientos de millones de bolivianos.
Fueron utilizados en diversos proyectos de esa entidad, hasta 2014, la suma de 1.342 millones de bolivianos, es decir 192,3 millones de dólares, informó oficialmente la exministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo. De los 3.462 proyectos presentados hasta ese año, 894 habían sido aprobados y solo uno terminó adecuadamente. Se supone que más de ellos ya han concluido hasta hoy, pero la información es poco transparente y no está sistematizada. La gran mayoría de los proyectos, sin embargo, o no se iniciaron, o se desarrollaron a medias o, algo que no se sabe todavía, no tuvieron impacto alguno. Pero todos recibieron, aunque sea parcialmente, fondos estatales.
La situación fue tan complaciente que muchos de los proyectos se autorizaban, y por tanto se desembolsaban los recursos, sin estudios de prefactibilidad ni diseño final, violando el Manual de Aprobación de Proyectos del propio Fondioc.
Un dirigente indígena escribía dos o tres hojas a máquina, a veces sin siquiera usar papel membretado de su organización, proponía un tema, por ejemplo “Mejoría de riego” para su comunidad, y los recursos se transferían a su cuenta personal si es que el monto solicitado era inferior a un millón de bolivianos. En muchas ocasiones se entregó hasta más del 90% del monto solicitado (unos 900 mil bolivianos), sin que siquiera el beneficiario tuviera que realizar informes parciales, según establece el libro ”Fondo Indígena, la gran estafa”, de Manuel Morales Álvarez, que cita documentación oficial de la Contraloría General. El 97,4% de los proyectos demandó, convenientemente, menos de un millón de bolivianos. Para cifras mayores, se requería de una aprobación de la gobernación respectiva. En ese sentido, Melva Hurtado, dirigenta de la CIDOB oficialista, recibió en sus cuentas bancarias particulares 22 millones de bolivianos.
Era tan dispendiosa la entrega de recursos, que muchos proponentes decidían cambiar sus proyectos sin mucho trámite: 285 de ellos propusieron "cambio de nombre”. Uno pasó de "Producción sostenible de plátano, yuca, maíz y arroz” a "Instalación de criadero de pacú”, de acuerdo a un acta notariada publicada por Página Siete, que establece que la exministra autorizaba todas esas irregularidades. O sea que los dirigentes un día proponían “producción de arroz” y, como ya otros lo habían hecho, cambiaban el texto del plan ¡y escribían allí “criadero de pacú”!
Para agravar la situación, la dirigenta indígena masista Juanita Ancieta admitió que, al diseñar los proyectos, los técnicos “aumentaban los montos”, para darles “su cariño” a los dirigentes de las organizaciones indígenas involucradas. Es lo que el detenido exdirector del Fondioc, Marco Aramayo, llama entrega de “diezmos” a las dirigencias. Finalmente, Conamaq denunció que parte de los recursos se usaron al estilo de los gastos reservados del pasado, en una ocasión, por ejemplo, para organizar la tercera entronización de Evo Morales, el 22 de enero de 2015.
La responsable de todo esto es la exministra Achacollo que, curiosamente, no es parte de la investigación de ninguna entidad estatal, como Contraloría, Ministerio de Transparencia o Interventora del Fondioc. Tampoco la Justicia se ha pronunciado sobre su responsabilidad y no la ha llamado a declarar. No se sabe (pero se intuye) por qué Achacollo goza de esa protección.
Pero ella no es la principal responsable. Los principales responsables, políticos, de todo este entramado son el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera.
Son ellos los que permitieron que, cinco años después de haber sido creado el Fondo por parte del gobierno del presidente Eduardo Rodríguez Veltzé, se cambiara el Reglamento de transferencia de recursos a los dirigentes. El que aprobó Rodríguez Veltzé, que no llegó a ejecutarse, establecía que para la trasferencia de recursos debían crearse tres comisiones, que se controlaban entre sí: una de ejecución, otra administrativa y la tercera de control social. La administrativa debía abrir cuentas bancarias mancomunadas, de dos o más personas, que podían recibir desembolsos sólo si las otras dos comisiones daban informes sobre el tipo, marcha, cumplimiento de objetivos y observancia de los plazos de cada proyecto.
Cuando el gobierno actual puso en marcha el Fondo Indígena, cambió ese reglamento y autorizó que los recursos vayan directo a las cuentas privadas de los dirigentes. Así, 975 de ellos recibieron diversos montos, haciendo el total de casi 200 millones de dólares.
Este no es un “error de diseño” del Fondo. Una opción que explica esta situación es que la presión de los dirigentes fue tal, que el gobierno aceptó este sistema que alentaba las irregularidades.
La otra explicación es que haya sido el propio Ejecutivo el que promoviera esta estructura para, de manera premeditada, corromper a los indígenas, cooptarlos, tenerlos bajo control, destruir sus organizaciones y mantenerlos leales al régimen. Nadie, en su sano juicio, puede pensar que distribuir 1.300 millones de bolivianos a las cuentas particulares de los beneficiados no generaría corrupción.
Entonces, la responsabilidad política de Morales y García Linera es por acción, si buscaron corromper deliberadamente a la dirigencia indígena, o por omisión, si aceptaron las presiones de ésta para dejar el arca abierta para que pecaran hasta los justos. Y pecaron.

 

 

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Política
La polémica surgió la semana pasada cuando Mesa afirmó que Evo Morales debe más de lo que se atreve a reconocer a Gonzalo Sánchez de Lozada. Para García Linera, esas expresiones del vocero de la causa marítima reivindican a “Goni”.
Política
El Segundo Mandatario recordó que los gastos reservados era recursos de lo que no se rendía cuentas. “Son la historia más oscura de malversación del Estado boliviano”, acotó.
Seguridad
Para la etapa de preselección de magistrados, García Linera propone la conformación de una comisión que evalué los méritos de los candidatos, de carácter imparcial y sin vínculos con partidos.

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